GERARDO CONDE. Me dejo de llamar Andrés Manuel, si no se tienen los medicamentos en el sector salud, declaró en el estado de Colima en la reunión de salud, en el mes de noviembre del 2021.
A seis meses de distancia, el abasto de medicinas deja mucho que desear, las carencias se reflejan en los anaqueles de los hospitales.
Y a pesar de esta situación de desabasto de medicamentos que priva todos los días en los hospitales públicos, la respuesta oficial, se ha quedado en un cantar de promesas.
A pesar de esta realidad cotidiana, para el inquilino de Palacio es un tema superado; hoy, su esmero está en la atención médica para justificar la contratación de médicos cubanos como resultado de su gira a la isla caribeña.
Y que mejor argumento, al decir: que los gobiernos neoliberales prepararon médicos para las ciudades y no para las zonas marginadas del país.
Con esa bandera “humanitaria” se lanzó al ruedo para descalificar y denostar a la UNAM y al cuerpo médico por su falta de compromiso social.
Para exclamar a todo pulmón: “Al carajo”
Léase, no los necesito, para atender a la población más vulnerable.
Con esta declaración, se viste nuevamente de gladiador el inquilino de Palacio para defender su causa y su buen nombre: ser el benefactor del pueblo sabio, para que lo sigan viendo como su defensor frente a los conservadores.
El punto principal de este esquema, es polemizar, para tener que vender y moverse como pez en el agua, a sabiendas de que sus expresiones verbales y físicas son propaganda para consolidar:
Su Imagen de líder.
Para el inquilino de Palacio el problema de salud pública se resuelve con la alianza con Cuba, minimizando la problemática que priva en ese ámbito tan sensible para la población.
Para él, no le importa, que los egresados de medicina se contraten en las farmacias de conveniencia, para ejercer su profesión, ganando las cadenas farmacéuticas.
El aceptar ejercer en comunidades aisladas, implica diversos riesgos, que van desde su impotencia por salvar vidas, hasta arriesgar su persona por no responder a las expectativas de la gente.
Mucho menos le quita el sueño la seguridad personal del médico que tiene que lidiar todos los días por su vida, en un territorio donde priva la impunidad, quedando la estrategia de abrazos, no balazos, en un cuento de hadas.
Además, de que no está en su agenda revisar toda la infraestructura médica que existe en las comunidades semiurbanas y serranas del país, para atender dignamente a la población.
Pero, en el juego perverso del Inquilino de Palacio los fines justifican los medios, venderse como un presidente que le ocupa y le preocupa la salud de la gente, para provocar un doble juego:
Exhibir a la UNAM y al cuerpo médico como “inhumanos” y “mercantiles”, muy ajenos a la moral de la 4t. Y,
Mostrarse como el dirigente de un gobierno sensible y comprometido con los más desvalidos, consecuente a su slogan de campaña electoral: “Por el bien del país, primero los pobres”.
Esta obra de caridad que hoy propone el inquilino de Palacio de aliarse con Cuba, como una panacea para salvar a la población serrana del país, se le olvida algo sustantivo:
“La medicina, no tiene color partidista, ni mucho menos, ideología”.
Ya se verá.
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