SARA LOVERA (SemMéxico, Ciudad de México). Las seis gobernadoras de Morena convocaron a un foro nacional con motivo del Día Internacional de la Mujer, que se conmemora el 8 de marzo. Será el 5 de marzo próximo, en la ciudad de México, en un lugar todavía desconocido. ¿Cómo para qué? ¿Con qué agenda?
La convocatoria es clarísima: Mujeres por la Cuarta Transformación, y el mandato es que deberán participar las mujeres de todo el país y todos los órdenes de gobierno. No se llama a las militantes, ni a las colectivas. Apenas el domingo, una colectiva que presume de autonomía, denominada Mujeres Morena República, informaron que se adhieren.
Las mujeres del régimen, como antaño, llaman a sus bases, a salir en público como para mediatizar a las mujeres que en los últimos años han llenado las plazas, masivamente, reaccionando a las injusticias acumuladas, donde aparecen pequeños grupos de anarquistas que martillo en mano, rompen cristales o que intervienen con leyendas o grafitis los monumentos de héroes oficiales.
Conocemos la respuesta. Vimos las enormes vallas metálicas, muros pretendidamente infranqueables para detener “la violencia”, usando tácticas policiacas de “encapsulamiento”, y vimos lanzar gases lacrimógenos —a veces pimienta— que deja la sensación pública que hacemos manifestaciones violentas.
Pero la violencia, realmente, es la que ejerce el Estado, su aparato, sus congresos, sus jueces, su desdén frente a la impunidad, su fracasada política para parar el asesinato de mujeres, las desapariciones forzadas o los matrimonios infantiles. La violencia verbal, el discurso justificador para los amigos, repetido una y otra vez, para dejar en la impunidad a quienes, del régimen, cometen abusos sexuales y violación, a los incapaces operadores en juzgados y ministerios públicos, a sus operadores que violentamente desconocen derechos políticos de las mujeres en campaña.
Ahora, como antaño, las mujeres del régimen llaman. ¿Saben a qué? A compartir experiencias para lograr una realidad distinta para las mexicanas, sin acoso, sin inequidades, sin violencias, sin cuestionamientos “a nuestras capacidades”, de gobierno supongo, porque, dicen que es tiempo de consolidar la propuesta de la 4T.
Llaman a quienes están de acuerdo con el régimen, no a las feministas ni a las trabajadoras ni a las que buscan la toma de decisiones, como fue durante decenios el sentido y contenido de la celebración. Ni para hacer balances concienzudos de los agravios ni —lo más importante— para rendir cuentas de una política de género que en México está en extinción.
Antes, el antiguo régimen era el presidente, quien hacía una reunión de aplausos, por supuesto, y se pronunciaban discursos vacíos, como ahora. Pero eran otros tiempos, las marchas eran chiquitas y nadie les decía que inventaban los datos ni que éramos conservadoras.
Hoy veremos, además de habrá inflamadas posturas en el Congreso, a personeras del régimen que no ven ni oyen los reclamos de fondo, por la vida y la libertad de las mujeres, ni se dan cuenta de las consecuencias de una política sólo punitiva, en un ambiente violento y criminal que nos quiere acostumbrar al militarismo y al menosprecio.
Me temo que, en la reunión convocada por las mandatarias de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum; Campeche, Layda Sansores; Guerrero, Evelyn Salgado; Colima, Indira Vizcaíno; Baja California, Marina del Pilar Ávila, y de Tlaxcala, Lorena Cuéllar, trataran, nuevamente, de estigmatizarnos. ¿Nosotras somos las violentas? ¿Cómo? y es que desconocen su violencia institucional. Ahora creen que se adelantan desde el oficialismo, tal vez pretendiendo contener la protesta. Mientras en todo el país, las jóvenes feministas se organizan. Veremos.
*Periodista. Directora del portal informativo SemMéxico.mx