MARTHA CANSECO GONZÁLEZ (SemMéxico, Pachuca, Hidalgo). Ya lo he mencionado en esta columna y lo reitero, ante la violencia de género, esa que es contra mujeres y niñas por el mero hecho de serlo, lo que exige esta sociedad patriarcal mexicana es que nos quedemos calladitas.
Por eso tantas personas se duelen de monumentos e inmuebles rotos, maltratados y pintarrajeados por las feministas, pero esas mismas personas no se duelen ni tienen la más mínima empatía por las 11 mujeres asesinadas diariamente en este país. Tampoco les conmueve el dolor de miles de familias ni los centenares de huérfanas y huérfanos que han dejado los feminicidios.
Esas personas son incapaces de entender que esos monumentos e inmuebles son gritos desesperados de millones de mexicanas que claman ¡que pare esta barbarie! Qué cómo se afirma categóricamente, México, es un país que no quiere a sus mujeres.
En este marco, por eso es tan importante para las mexicanas y es un buen precedente la resolución que la semana pasada la Suprema Corte de Justicia de la Nación, expresó en torno al caso de los conductores de un programa de espectáculos, Flor Rubio y Juan José Origel.
Lo resumo, hace seis años cuando ya no eran compañeros de trabajo y en una reunión con periodistas en Acapulco, Origel aseguró que Rubio había alcanzado el éxito gracias a que se había acostado con varios altos mando de la empresa televisiva donde trabaja. Por desgracia para Origel alguien lo grabó y lo filtró a los medios.
Flor Rubio lo demandó penalmente por daño moral.
En todas las instancias legales a las que acudieron, las autoridades le dieron la razón a Flor, así el caso llegó a la Suprema Corte con la resolución que favoreció nuevamente a la conductora. Origel tendrá que pagar una suma por el daño moral, además de dar disculpas a su ex compañera de manera pública.
Varios puntos que resaltar: Hasta donde sé, es la primera vez que la máxima instancia judicial del país le da la razón a una mexicana que ha sido insultada con el epíteto más antiguo y preferido del patriarcado ¡Todas somos unas putas!
En este sistema donde se aplaude a los hombres que tienen relaciones sexuales sin ton ni son y han de alardear con ello, recuerden el “y tú mamá también”, pero que exige a las mujeres pureza y fidelidad, la doble moral resulta aberrante y además violenta los derechos sexuales de las mexicanas.
Es un insulto que se dice con toda ligereza, pero que lo cierto es que no se puede saber de la vida sexual de una mujer a menos que ella te la platique, y si no es así entonces se está cometiendo un delito, porque se miente y se calumnia con el objetivo de provocarle daño a esa mujer, descalificarla, discriminarla y violentarla y eso es lo que hizo Origel, cosa que no ha negado.
Flor Rubio no tiene el poder para manipular la ley y acomodarla a su gusto, simplemente se aplicó perspectiva de género.
Miren, es bien sabida la misoginia y el machismo que hay entre muchos hombres homosexuales. En las redes sociales, cual macho herido, Origel ha dicho que esto no quedará así, bien harían sus abogados en explicarle lo que significa una resolución de la Suprema Corte de la Nación, antes de que se siga perjudicando él mismo.
Claro que, si la tirada es seguir en el foco de los programas de variedad insistiendo con algo ya juzgado con el fin de aumentar audiencia, preferible sería que buscaran otra caja china que no tuviera que ver con la violencia contra las mujeres.
En todo caso lo que podría hacer el conductor de espectáculos es averiguar quién de sus compañeros de reunión lo traicionó al garbarlo y filtrarlo a los medios, ahí sí hay un crimen que perseguir, no a Flor Rubio que decidió simple y llanamente no quedarse calladita ante la violencia que sufrió como esta sociedad patriarcal exige.
¡Bravo Flor, ojalá muchas mujeres sigan tu ejemplo!