LA CAJA DE PANDORA/ Andrés, el duque de York, exhibido y humillado

Elvira Gomezturja

Ciudad de México, 16 de enero (entresemana.mx). Desde siglos atrás la realeza, hoy denominados Los Royals, han sido conocidos por sus excesos en el comer, el beber, en el sexo, en los lujos desmedidos que rodean sus vidas fútiles.

Para muestra, María Antonieta de Austria reina de Francia y Navarra, al informarle que el pueblo no tenía para pan, ella contestaba alegremente que comieran pasteles.

Enrique VIII, rey de Inglaterra, fue famoso más que por la ruptura de la iglesia católica y erigirse cabeza de la iglesia anglicana, por el sin número de mujeres con las que sostuvo amoríos, se casó seis veces y las damas era bien sabido eran su debilidad.

A reyes y príncipes se les perdona o perdonaba todo: engaños, traiciones, adulterio, excesos, abusos, porque se creía que eran ungidos por los dioses. Hoy, parece una historia que está quedando atrás y podría desaparecer.

Lo insólito es que la reina Isabel II de Inglaterra, una madre defensora de sus hijos como muchas en el mundo, tuvo que elegir entre degradar a su hijo Andrés para salvar el honor de la monarquía o solapar sus aventurillas. Lo condenó a perder sus títulos militares, los patronatos reales y el trato y condición de Alteza Real. Así o más humillado…

La familia real inglesa ha sido conocida por las múltiples aventuras de Carlos, su infidelidad a Lady Di, las de esta a su esposo, los cobros de Sarah Ferguson exesposa de Andrew por un acercamiento a la familia real, los affairs del esposo de la reina el fallecido Felipe de Edimburgo, los excesos y derroches de su nieto Harry, etc. etc.

El calvario que ha sufrido Isabel II ha sido largo e intenso en las últimas décadas. No vio con buenos ojos desde principio el romance de Carlos con Camila, no le gustó nadita el matrimonio de su hijo con Parker-Bowles, sin embargo como toda madre, tuvo que aceptarlo y resignarse.

Hace tiempo salió a la luz pública la conducta de su otro hijo, y dicen que el preferido, Andrés de York. Se le acusó de violar a una chica menor de edad, 17 años, en 2001.  Hecho que ocurrió en el apartamento londinense de Ghislaine Maxwell, quien actualmente está en prisión y que presuntamente conseguía esclavas sexuales para el millonario pedófilo Jeffrey Epstein amigo de Andrés. El duque niega recordar y conocer a esta mujer, pero hay una foto que testifica que la conoce y esta semana detonó el escándalo por la demanda civil que presentó esta mujer y que  pretende una indemnización pecuniaria, no hay un procedimiento penal. La reina se replegó y no dará un centavo para este fin.

La chica abusada hoy tiene 38 años, es casada y reside en Australia, en la demanda expone que “fue forzada bajo amenazas directas y expresas de Epstein, Maxwell y el príncipe, a realizar actos sexuales con Andrew hasta temer la muerte, daños físicos u otra consecuencia si desobedecía”.

Como cualquier madre, Isabel II, querría justificar el proceder de su hijo Andrés, pero ella más que una mamá es la reina, la cabeza de un país y de una iglesia, su conducta debe ser intachable; por lo que para ella era imposible elegir entre defender a su hijo y servir a su patria y optó por lo segundo, por muy doloroso que sea.

Dicen que la reina decidió sacrificar a Andrés después de platicar con su hijo Carlos, el heredero al trono, y su nieto, el príncipe Guillermo.

Andrés es amenazado con un juicio por agresión sexual a la menor Virginia Roberts Giuffre, en Estados Unidos. Un juez de Nueva York, desestimó la demanda civil en la que se acusa a Andrés, de 61 años.

Dada esta situación, conocida mundialmente, Isabel II decidió privarlo de sus honores reales para proteger a la monarquía británica.

Está determinación fue anunciada el jueves pasado por el Palacio de Buckingham en un comunicado que llevó a Andrecito a las primeras planas de todos los diarios británicos y del mundo, que hicieron hincapié en la postura de la reina de alejarse de su hijo y la vergüenza que significa para Andrés de ser despojado de sus títulos y ser tratado como un ciudadano común.

 

Bob Morris, historiador de la monarquía declaró a AFP: “Era el momento de alejarlo aún más del foco de atención. Es probablemente el fin para el duque de York, que ya no puede utilizar su título de Alteza Real”.

La imagen de Andrew ha sido manchada al ser involucrado con el suicida de 66 años Jeffrey Epstein, que esperaba en la cárcel un proceso judicial por la denuncia de más de 30 mujeres por delitos sexuales con menores. Se dice que Epstein era muy amigo de Andrew.

A lo anterior se agrega el hecho de que 150 militares  escribieron a la reina para denunciar la falta de “probidad, honradez y comportamiento honorable” de su hijo favorito, el noveno en la sucesión al trono británico.

Penny Junor, periodista y autora de numerosos libros sobre la monarquía británica apuntó: “Fue una gran vergüenza que los militares retirados exigieran la retirada de los títulos. Se convierte en algo embarazoso y perjudicial para la reina, jefa de las fuerzas armadas, de no llevarlo a cabo parecería que protege a su hijo”. Con esta acción la soberana preserva la monarquía y las celebraciones de su jubileo de platino por los 70 años de su reinado que festejará en junio próximo con cuatro días de fiesta: un desfile militar, un concierto en Londres, y grandes fiestas populares.

Los expertos en realeza aseguran que la monarquía británica es sólida y hay pocos detractores. A pesar de la cantidad de escándalos de los últimos años.

Isabel II ha llevado su reinado con gran dignidad.

No obstante, el porvenir es dudoso y oscuro. Recordemos que el heredero al trono Carlos no es muy amado por los británicos.

Se ha dicho que cualquiera que sea el resultado del juicio civil en Nueva York es dirigido “personalmente al príncipe Andrés, más que a la monarquía” y esto no será un impedimento para que la familia real siga adelante”.

El príncipe Andrés se alejó de la vida pública desde el 2019, cuando en una entrevista negó todas las acusaciones en su contra y no mostró ninguna empatía por las víctimas ni arrepentimiento por su amistad con Epstein.

Hasta hoy no se sabe si asistirá a la ceremonia en la Abadía de Westminster en primavera en memoria de su padre, el príncipe Felipe, fallecido en abril del 2021.

Así comenzó el 2022 la reina Elizabeth II de Inglaterra, a sus 95 años, con puros problemas.

Como reza el refrán: Hijos crecidos y casados, problemas redoblados.

Dios salve a la reina.

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