JAVIER DIVANY BÁRCENAS
La Ciudad de México no sólo está colapsada por la inseguridad, las inundaciones, la descomposición social, el racismo, el odio, el abuso de poder, la basura, entre otros factores, sino ahora se suma la gentrificación que promueve desde sus entrañas el gobierno morenista de la capital y desde Palacio Nacional.
Pareciera que a los gobiernos de Morena ya no les gusta que extranjeros estén comprando y habitando viejas casonas históricas e inmuebles modernos y costosos en la ciudad, ante expresiones de querer recuperar los viejos barrios, que hoy los consideran de lujo.
Administraciones de esta gran Ciudad de todos los colores como priistas, perredistas y ahora morenistas, han sido incapaces de poner orden en muchos rubros que la hacen intolerable ante la impunidad y la anarquía de las autoridades.
Ejemplos hay muchos, aunque sólo mencionaremos un par de ellos, y a pesar de que existen leyes y reformas, para el gobierno solo quedan ahí en el papel.
Una de estas problemáticas que viven a diarios los ciudadanos es lidiar con los llamados franeleros, los apoderados de las calles en muchas colonias, una de ellas la Roma, donde ni la misma autoridad pudo poner parquímetros u orden ante la imposición de los “cuidadores de coches y dueños de las calles”.
Ahí imperó la ley del más poderoso, no de la autoridad de la Ciudad, ni de Asamblea Legislativa, ni de la Alcaldía Cuauhtémoc; por años, han sido los franeleros y huacaleros quienes se han apoderado de todos los espacios, de los inmuebles abandonados y hasta controlan los negocios de esa colonia y otras.
Los costos por estacionarse en las calles de la colonia Roma Norte, Roma Sur o Condesa, depende del franelero, pero van desde los 100 hasta 200 pesos, según el lugar, aunque nunca son responsables si algo le pasa a tu auto.
Otra problemática es la anarquía de las autoridades para evitar destrozos de comercios e inmuebles por parte de manifestantes, donde no hay poder que controle a encapuchados, gente filtrada para agredir y desestabilizar.
Asimismo, el tema de la gentrificación que el pasado fin de semana causó enfrentamientos entre colonos de la colonia Condesa, quienes quieren evitar el encarecimiento de la vida en esta zona, con quienes defienden su estatus y estilo de vida.
Pero quienes se manifestaban en contra de que la colonia Condesa, la Roma Norte y Sur, la Juárez, Cuauhtémoc, San Rafael y Santa María la Ribera, entre otras, sigan encareciéndose y siendo ocupadas por pudientes económicamente, no parecían habitantes de las mismas, pues todo indicaba que eran grupos presuntamente promovidos desde el gobierno de la Ciudad de México.
En estos lugares predominan los comercios como restaurantes gourmet, boutique, bazares, cafés – librerías, zapaterías y muchos otros giros en viejas casonas que han sido remodeladas para darle un estilo entre lo antiguo y lo moderno, que ha llamado la atención de los turistas nacionales y extranjeros, e incluso para invertir.
En concreto ha habido una importante inversión en estos inmuebles, y también la construcción de departamentos de lujo que han invadido estas colonias, y además los dueños buscan sacarle jugo a sus terrenos y propiedades, dar otra imagen y hacer de ellas centros de reunión familiar y de visita del turismo extranjero.
Sin embargo, existe un compromiso desde Palacio Nacional y del gobierno capitalino, la presidenta Claudia Sheinbaum y la jefa de gobierno Clara Brugada, han prometido para este sexenio miles de vivienda accesible de interés social y ven en estas colonias una oportunidad para edificar en propiedades viejas nuevos edificios con decenas de departamentos.
La manifestación llamó la atención por los destrozos en la Condesa y conmovieron al secretario de Gobierno de la Ciudad de México, César Cravioto, reconoció públicamente la creciente presión económica que enfrentan diversos barrios capitalinos a causa de la gentrificación.
Hoy Cesar Cravioto lo ve como un fenómeno que afecta a colonias Roma, Condesa, Juárez, Cuauhtémoc, Tabacalera y Anzures, por lo que los habitantes de estas deberán poner sus barbas a remojar, pues no se descarta que ante el poder morenista que hoy domina, seguro podrían hacer expropiaciones para quedarse con muchos terrenos e inmuebles a fin de dárselos a los más pobres.
¡Qué afán de joder al próximo!