DULCE MARÍA SAURI RIANCHO
SemMéxico, Mérida, Yucatán. Algunas personas le tememos a los aviones, lo que me motiva a entender el principio de sustentabilidad que permite a esos enormes pájaros de acero surcar los cielos.
Como mi pensamiento está en “modo proceso interno” —tanto del Frente como el que realizan las “corcholatas” presidenciales— describiré mis percepciones sobre estas últimas semanas utilizando el ejemplo de un viaje en avión.
El primer paso, sin duda, es elegir el destino y la línea aérea que habremos de utilizar. Llegar oportunamente al aeropuerto, hacer fila para documentarse, entregar el equipaje y, finalmente, dirigirse a la sala de abordaje.
Cubiertos todos estos pasos, ocupamos el asiento asignado y esperamos para iniciar el vuelo. No está de más apuntar que confiamos en la tripulación —en pilotos y personal de vuelo—, garantes de nuestra seguridad. El despegue del avión representa el primer momento crítico, pues la enorme mole tiene que vencer a la gravedad y, con la potencia de sus motores, despegar del suelo. Al alcanzar 3,000 pies (más o menos 1,000 metros) se considera concluida la fase de ascenso.
El avión continuará subiendo hasta alcanzar su altitud de crucero (alrededor de 10,000 metros) en la que permanecerá todo el vuelo hasta comenzar el descenso.
Unos 20 o 30 minutos antes de la llegada, la nave comienza a descender —“desplome programado” lo llaman—, hasta tocar pista y aterrizar. Dicen los especialistas que es justamente el aterrizaje el momento más delicado del vuelo de una aeronave.
Pueden surgir imponderables, como el aeropuerto cerrado por neblina o lluvia, vientos cruzados o, lamentablemente, la distracción de los estresados controladores de vuelos que guían el ballet de los aviones en el cielo. Sumados despegue y aterrizaje, se estima que alrededor del 60% de los accidentes ocurren en estas fases.
El despegue del vuelo del Frente Amplio x México (FAM) se dio con éxito, al acordarse un proceso participativo, que suma a partidos políticos y ciudadanía, con el propósito de elegir a la persona responsable de la construcción de este Frente.
En los marcos legales, los partidos PRI, PAN y PRD lo registraron y validaron ante el INE y el proceso comenzó el 12 de julio.
La tripulación de la nave del FAM es su Comité Organizador, que al igual de los pilotos, goza de amplia experiencia, confianza y prestigio. Con su mano firme, el Frente superó la etapa crítica del despegue. En el ascenso ocurrió el registro de aspirantes. De 33 personas que manifestaron su intención de participar, la lista quedó reducida a 12, después de algunas declinaciones o falta cumplimiento de los requisitos solicitados. Se inició la recolección de apoyos, que en número de 150,000 debían ser entregados antes del 8 de agosto.
Las primeras turbulencias se hicieron sentir cuando sólo cuatro alcanzaron la meta. Hubo inconformidades y dudas que, al paso de los días, parecen haber sido aclaradas.
Vino el Foro “Visiones de México”, realizado con los cuatro que, obtenidos los resultados de una primera encuesta, quedaron reducidos a tres. La bonhomía y generosidad política de Enrique de la Madrid permitió sortear exitosamente este complejo momento. Y se iniciaron los cinco foros regionales.
Cuando estas líneas sean publicadas se habrán celebrado tres: Durango, Monterrey y León, este último dedicado a tratar el tema de la reconstrucción institucional con el cuestionamiento sobre “gastar dinero en lo que se necesita”.
Quedan pendientes el foro de Guadalajara: “México y el mundo. Si promovemos a México, ¿vendrán más oportunidades?”. El ciclo se cierra en Mérida, tierra de Elvia Carrillo Puerto y del Congreso Feminista de 1916, donde los tres aspirantes abordarán “El México para las Mujeres”.
Los foros no estuvieron exentos de turbulencias. Algunos dichos de Beatriz Paredes fueron interpretados como ataques soterrados a Xóchitl Gálvez; comenzó a enrarecerse el ambiente cuando se vislumbró como un enfrentamiento entre aspirantes de partidos políticos y de organizaciones ciudadanas.
El avión del Frente se sacudió, pero salió de esa zona de turbulencias gracias a la pertinente precisión de Beatriz Paredes en Monterrey. La calidad de las participaciones, las formas y los contenidos de este trío excepcional de aspirantes muestran una nueva y constructiva manera de hacer política en México.
Y, desde luego, abona a la esperanza. El arroz de los foros estará condimentado el próximo sábado 26. Después, terminará de cocerse con el levantamiento de una encuesta y la realización de la jornada electiva del 3 de septiembre.
El proceso de aterrizaje del FAM se iniciará cuando se definan las ubicaciones de los centros de votación, la integración de los equipos responsables de los mismos, la distribución del material para la consulta, todo lo anterior, previo a la apertura de las mesas y el conteo final de las papeletas.
A pesar de haberse señalado desde el primer día que sólo quienes se hayan inscrito en la plataforma del Frente Amplio tendrán la oportunidad de participar, no faltará quien aduzca derechos por haberse registrado en la promoción de alguno/a de los aspirantes, no en la plataforma del Frente, misma que cerró el domingo pasado.
Los vientos cruzados pueden provenir de quienes pretendan aprovechar el carácter inédito de este ejercicio cívico, donde las y los protagonistas son ciudadano/as —con partido político o sin él— que decidieron participar libre y responsablemente. Por tanto, la movilización tendrá que ser esencialmente ciudadana, ajena a viejas tácticas del “acarreo”, la suplantación de votantes o la compra de votos.
Debemos mantener nuestros cinturones de seguridad ajustados para enfrentarnos a cualquier posible eventualidad en el aterrizaje. Confiamos en las y los pilotos, el Comité Organizador, para conducir la nave hasta concluir el vuelo.
Al final de la pista de aterrizaje, la noche del 3 de septiembre, rugirán los motores al frenar porque tendremos a la persona responsable de armar, con los partidos y las organizaciones de la sociedad comprometidas, una estructura democrática y participativa para el 2 de junio de 2024.
Después, en el aeropuerto, comenzaremos a preparar el próximo y peligroso trayecto: la elección de 2024. ¡Buen viaje!
Licenciada en Sociología con doctorado en Historia. Exgobernadora de Yucatán