ISABEL ORTEGA MORALES (Guerrero). Los acordes de la marcha fúnebre que surge de la banda de música acompañan el féretro de mi amigo Rosalino Leyva Rosines en su salida de la Iglesia de Copanatoyac rumbo al cementerio de su amada tierra nahuatlaca de esta región de la montaña.
Miro el rostro de Rosalino que parece dormir, en el sueño que lo envolvió la noche de este sábado cuando se fue a recostar, pidió apagaran la luz y cuando fueron a decirle que fuera a cenar su aliento ya no estaba en este plano.
Me enteré el domingo, cuando su recuerdo me llegó golpeando insistentemente mi mente y llamé a su número para preguntarle como seguía tras su operación, y me contestó su nieta Liz para decirme que su “papá Lino” había partido.
Rosalino, viajaba desde Copanatoyac hasta Chilpancingo para hacer las traducciones en lengua Náhuatl para el Noticiero AL SUR, el Primer Noticiero en Cadena Estatal que se transmitió en el estado de Guerrero, que yo coordinaba, con las voces de Miguel A. Castorena y Paty Potzin, el primero en incorporar lenguas indígenas en su cuerpo informativo.
Fuimos los primeros en transmitir, en 1980, información a la población indígena en su lengua materna, en un proyecto que apoyó ampliamente el entonces Gobernador Alejandro Cervantes Delgado y Jesús Terán Perezvargas, Director de Comunicación Social. Incluso, el último informe de gobierno de Cervantes lo llevamos a la traducción simultánea en las cuatro lenguas originarias, que para la comunicación de ese momento requirió un gran trabajo previo con la participación de la red de telefonía rural con el Capitán Corona.
Rosalino en náhuatl, Doroteo en Tlapaneco, Paulino en Mixteco, Chade en Amuzgo. Era un proyecto radiofónico serio, como don Alejandro Cervantes Delgado con quien recorrimos el estado y lo vimos genuinamente comprometido con la población, sin poses, dando resultados con programas que resolvían.
En el último informe, en la salutación en Casa Guerrero, acudimos. Le entregamos el testimonio del trabajo. Felicitó que se pudiera informar en lenguas originarias, que se respetara su derecho a saber qué se hacía en el gobierno.
Al término del gobierno de Alejandro Cervantes Delgado se borró ese proyecto y Rosalino volvió de lleno a la montaña, donde nos encontramos y saludamos con el mismo respeto, cariño y reconocimiento, con el diálogo de la experiencia de enlazar con recursos comunicacionales hoy vistos como rudimentarios, y que sin embargo, fueron efectivos.
Rosalino fue un caballero atento, siempre conciliador que mantuvo unida a su familia en diversos proyectos, como su panadería donde tarde con tarde sorprendía con pan delicioso, mientras doña Eleu, su esposa, lograba deliciosos tamales, como el de frijol dulce que cuando me preparó no daba crédito a lo delicioso de su sabor. Además era un cronista fantástico y un leal servidor público.
Mi amigo ha partido. Su sonrisa y atención, como hace 40 años, reales, no fingidos, me acompañan mientras se cierra su caja y sale para recorrer el último camino terrenal acompañado de flores, de copal, de velas y los acordes tristes de la banda. Me despido, él sale rumbo al cementerio y yo, hacia Tlapa. Hasta luego querido amigo. Gracias por tu amistad y cariño Niman timota nokni Rosalino pan ne tlaltikpaktli kampa kajki tptajsin.