ISABEL ORTEGA MORALES (Guerrero). Permanecer inamovible ante una circunstancia no siempre es una condición de humanidad cuando se trata de violencia, de falta de empatía hacia circunstancias específicas de pobreza, o en caso de personas en condición de vulnerabilidad por edad.
La semana anterior una nota proveniente de París me llevó a preguntarme si esa circunstancia que se presentó en una zona acomodada podría ser un elemento a considerar para dejar morir a una persona.
A través del periodista Michel Mompontet conocimos un mensaje con fuerte reclamo social “Asesinado por la indiferencia. Esta noche a las 19:20 en France Info TV mi homenaje al fotógrafo René Robert, que murió solo en una concurrida calle de la capital sin que nadie se detuviera a socorrerlo… y lo que este trágico y repugnante final de vida nos enseña sobre nosotros mismos”, apuntó.
De acuerdo a lo sucedido, el fotógrafo René Robert habría salido de cenar de un restaurant cercano, caminó por una calle de París, resbaló, se golpeó la cabeza y quedó inconsciente. A decir del periodista Mompontet es esa una calle con circulación de personas que, considera, pasaron de largo sin “ver” a un hombre mayor de edad tirado, sin que ninguno se acercara para prestarle ayuda o llamar al servicio de emergencia.
Lo más increíble es que haya sido un indigente que se acercó al fotógrafo, y no para asaltarlo, sino para ver qué le ocurría y llamar al servicio de emergencia que lo encontró con vida, pero las nueve horas de un frío también inclemente le provocó hipotermia que le quitó la vida.
Pero, fue el frío del clima lo que le quitó la vida? O fueron los corazones fríos de los transeúntes que lo discriminaron con indiferencia y no se movieron a llamar a los servicios de emergencia para salvarlo.
Y me llevó a recordar que en la violencia, la indiferencia también mata, como la indiferencia hacia un hombre discriminado por “estar tirado en la calle”, y no verlo como un hombre que necesitaba ayuda.
Catalina Ruíz Navarro, autora de “Mujeres que luchan se encuentran”, señala “decir que lo personal es político significa decir que nuestras experiencias personales y nuestra vida privada no son vivencias aisladas sino parte de un sistema político”, lo que llevaría a la sociedad a mostrar empatía sino por humanidad, sí porque se trata de una convivencia entre human@s, la misma autora habla de “debates internos inacabados”. Y creo que la indiferencia es uno de ellos.
Según el Observatorio de Género de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), “de cada 12 mujeres asesinadas cada día en esta región, 7 mueren en Méxíco”. Y Catalina Ruíz Navarro habla de “entornos de discriminación y desvalorización”, que son factores también de violencia, como la violencia contra mujeres y niñ@s que no se reporta, ni se auxilia en términos generales por la ciudadanía al verlos como hechos privados, así la percepción de la indigencia que visto como un hecho de pobreza o desvalido, le cobró la vida a un fotógrafo que había grabado a grandes estrellas del flamenco, y también era un ser humano.
Coincido con la escritora Catalina Ruíz Navarro cuando dice “para lograr que disminuya la violencia contra la mujer tiene que existir un cambio cultural. No acabas la violencia a punta de leyes, porque éstas no aplican si la cultura no las respalda”, igual que la indiferencia en la misma sociedad, sin una cultura de empatía, no podemos avanzar.