ISABEL ORTEGA MORALES
Chilpancingo, Guerrero. Para la elección faltan dos semanas, para que concluya el sexenio cuatro meses.
Este domingo en Acapulco el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, dijo que en setiembre tendrá el país un sistema de salud de primer mundo, algo que ha venido diciendo en estos casi seis años de su administración. ¿Porque ahora si debo creerle?
No se usted, quizá cada quien hable de su experiencia y goza usted de esos servicios médicos de primer nivel y estoy entre los pocos, sin duda poquísimos ciudadanos y ciudadanas qué no está entre los beneficiados con servicios médicos de especialidades, de cobertura amplia, de laboratorios con servicios gratuitos y accesibles, con medicamentos.
Faltan dos semanas para la elección y cuatro meses para que termine el sexenio.
Ante un país destruido en su sistema de salud, una población vulnerada por una pandemia de covid qué fue desdeñada desde el púlpito matutino y cifras maquilladas en el vespertino de otro López, este Gatell, ¿debemos creer que en tres meses el sistema de salud como lo pinta este domingo López Obrador estará listo?
Quien puede considerar que la palabra del Mandatario Federal tiene bases para ser creíbles cuando la infraestructura del sistema de salud está resquebrajado, literal; ¿cuándo dejaron sin contrato a médicas y médicos mexicanos que se la rifaron en la pandemia y creyeron en que sería contratados para ver que en cambio si había médicos pagados provenientes de Cuba?
¿Como creer que existe el compromiso de otorgar una salud de primera cuando han pasado los meses y los años y se desmorona la esperanza de la vida ante el diseño de cambios en este servicio, pero no brincan a La realidad?
O el mensaje de qué dejará un buen sistema de salud solo es un tema en la mesa electoral para pescar votos.
Faltan dos semanas para la elección y cuatro para que termine el sexenio… No, no veo que pueda consolidarlo, pero el riesgo radica en la desinformación ciudadana donde pesa el miedo de perder lo que ya tiene.