ISABEL ORTEGA MORALES (Guerrero). El Arzobispo de Morelia y Vicepresidente de la Conferencia del Episcopado Mexicano, Carlos Garfias Merlos, ha puesto en la opinión pública la información de que afinan un informe para el Papa Francisco “del avance territorial del crimen organizado” que dijo “se expone en medios, en redes []esos vínculos que todos niegan”, dice en referencia al gobierno federal.
El tema que se hará llegar al Vaticano ha sido expuesto en el estado de Guerrero por el Obispo Emérito Salvador Rangel Mendoza que ha hecho llamados para que “se escuche” a todas las expresiones de la entidad, entre ellos el de los grupos que actúan fuera de la ley.
El Arzobispo de Morelia, Carlos Garfias Merlos, que ocupó esa posición eclesiástica en Guerrero, es decir, conoce también la realidad de esta entidad federativa, habla de un tema que han visto así como el riesgo que han vivido también como comunidad religiosa y la que vive la feligresía y la sociedad en general.
No es menor el asunto cuando en Guerrero la fe está siendo usada por grupos delincuenciales para su manifestación, caso específico en Taxco, donde la Semana Santa y su forma de expresar por la feligresía se enfrenta a la presión, al chantaje, para el cumplimiento de una manda.
Los encruzados, penitentes que mantienen una devoción de fe que data de más de 400 años logró sobrevivir a la pandemia de COVID-19, pero está enfrentado una bacteria más peligrosa, la de violencia que portan seres humanos que viven al margen de la ley.
Los rollos de varas de zarzamoras que llegan a pesar 50 kilos y que laceran, evidentemente, el cuello y brazos de quienes lo portan, están siendo presionados para que, si quieren salir, paguen al crimen organizado un moche.
Para sacerdotes de la Diócesis Chilpancingo – Chilapa, se trata de “una cultura de la muerte” donde los signos representativos del mismo son “la violencia, increencia, apatía, indiferencia”.
Y se preguntan “¿qué tanto estamos respondiendo a las situaciones letales de nuestra sociedad?”.
Para el Arzobispo de Morelia, Carlos Garfias hay otro elemento que genera violencia social “las mentiras de las autoridades”, y quizá la falta de una respuesta clara a una voz autorizada que representa la Iglesia Católica en el país, cuando el Presidente envía a su esposa, Beatríz Gutiérrez Müller para dialogar con ellos y al término les dice “le daré sus saludos al Presidente”. Es decir, no hay respuesta.
Para la Diócesis Chilpancingo – Chilapa, frente a esa “cultura de muerte” “necesitamos vida en contraposición a la muerte” y al hacer una analogía sobre la resurrección de Lázaro indica, “aunque parezca tarde, hay que actuar a favor de la vida y de la dignidad de la persona”.
Es momento de hacerlo, los encruzados usan una capucha llamada capirote para cubrir sus rostros en la peregrinación. La sociedad, la fligresía, requiere quitarla para mostrar a las autoridades, que somos más quienes buscamos una cultura de vida.