UTOPÍA/ Gringos trafican 85% del fentanilo incautado

EDUARDO IBARRA AGUIRRE

El embajador de México en Estados Unidos, Esteban Moctezuma Barragán, es la fuente de la “cabeza” anterior, derivado de lo que dijo ante senadores demócratas, republicanos e independientes en el Wilson Center, acompañado por Ken Salazar, el embajador estadunidense en México que con el pretexto de su amistad y cercanía con Joseph Biden –el actual gerente del imperio de las barras y las estrellas–, mete la nariz en muchas más instituciones públicas y privadas, de lo que hace el expresidente ejecutivo de Fundación Azteca, del homófobo y pedante plutócrata transexenal Ricardo Salinas Pliego.

El duro y macizo madrazo informativo y político del embajador Esteban Moctezuma no sólo lo expuso en el encuentro con legisladores sino que se dio margen para informar su revelación por redes sociales, “los contrabandistas de 85 por ciento del fentanilo incautado en la frontera entre México y Estados Unidos no son los migrantes, sino estadunidenses”. Analizamos, añadió, medidas para combatir el tráfico de fentanilo y fortalecer la colaboración en temas migratorios. Agradecí su disposición al diálogo y reconocí sus esfuerzos para comenzar el control del tráfico de armas. Se destruyeron alrededor de 1 060 laboratorios clandestinos de fabricación de la droga. Independientemente de quién lo produzca, el compromiso es luchar contra él.

Lo anterior a partir de que los pasos fronterizos terrestres quedaron bajo el control de la Secretaría de la Defensa Nacional por medio del Ejército y los puertos a cargo de la Secretaría Marina Armada de México.

Para que lo entendiera mejor el grupito muy reaccionario de senadores republicanos y demócratas que un día sí y otro también responsabilizan a los migrantes mexicanos, al país y su gobierno de la Cuarta Transformación, para simplificar al extremo el gravísimo problema de mortandad anual que padece USA por el consumo de drogas químicas, Moctezuma Barragán destacó que México está trabajando de manera muy firme contra la producción de fentanilo (repito, 1 060 laboratorios clandestinos destruidos) y la llegada de precursores, mismos de los que la Casa Blanca responsabiliza a Pekín sin más argumento que su discurso maniqueo para eludir la responsabilidad nacional por incompetentes, y para atizar la confrontación con el gigante asiático.

Inveterada es la costumbre yanqui por buscar fuera de sus fronteras las causas de sus graves problemas internos. El fantasma del “imperio del mal” (Ronald Reagan, dixit) se agotó, siguieron con muchos más que incorporaron a su geopolítica imperial, pero apenas medio convencen a los manipulados ciudadanos estadunidenses, como es el caso del fentanilo, introducido al norte del río Bravo supuestamente por los migrantes.

Alicia Bárcena Ibarra –sin parentesco con el redactor– abundó el mismo día 14, pero ella desde la Cancillería, que México mantendrá la cooperación con EU, al mismo tiempo que busca entablar un diálogo sobre el tema con el gobierno de la República Popular China, el cual, aseguró, también está interesado en erradicar las drogas. Y adelantó en su primera comparecencia con los colegas, que México está haciendo un mapeo de las muertes de ciudadanos hispanos y mexicanos a causa del fentanilo.

El montaje mediático a cargo de los grandes medios corporativos de “fama” global de que el fentanilo es introducido por migrantes, recibió un categórico desmentido del gobierno mexicano por medio de su embajador en Washington y con la anuencia de Ken Salazar, su par estadunidense en México.

Acuse de recibo

Cuenta la escritora Manú Dornbierer: “Estuve un mes en la Ciudad de México reestableciendo una gran biblioteca de mi familia que consta de cientos de libros. Los hay pertenecientes a diversas personas de mi familia, básicamente a mi madre, francesa nacida en México, Mariana Moch que fue una excelente historiadora y autora y que poseía cientos de libros tanto en francés como en español de grandes autores tanto del momento como de otras épocas. Compraba colecciones enteras y de hecho hoy se han recuperado en la dicha biblioteca familiar que cuenta con cientos de libros de los más diversos temas y de las más diferentes épocas, de siglos muy anteriores”, http://manudornbierer.blogspot.mx/… El sábado leí una “cabeza” en la que se afirma: “La seguridad tiene pérdida la batalla mediática”. De acuerdo, pero no sólo la seguridad, también con otros temas sucede lo mismo. La dictadura mediática no es una frase periodística en México y la aldea global sino una realidad avasalladora, pero en retroceso. Para fortuna de las audiencias y desgracia del grupúsculo de magnates de los grandes medios de comunicación (de desinformación y/o manipulación), su credibilidad está por los suelos, como nunca en varios siglos los periódicos, más de un siglo la radio y menos de un siglo la televisión… La más reciente encuesta de Parametría revela que solamente el 17% de las audiencias le creen a la televisión, 19% a la radio y 21% a los periódicos.

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