EDUARDO IBARRA AGUIRRE. Mientras el presidente de Estados Unidos, Joseph Biden, exhibe una visión conservadora sobre la democracia al reducirla a una inversión de 690 millones de dólares para promoverla en el mundo “pese a la influencia de China” –faltó que la llamara “el imperio del mal”, como lo hizo Ronald Reagan con la Unión Soviética–, el presidente Andrés Manuel formuló preguntas y juicios claves.
A saber: ¿Cómo hablar de democracia si dominan las élites y no las mayorías? ¿Cómo hablar de democracia si no existe separación del poder económico y del poder político? ¿Cómo hablar de democracia si en los últimos tiempos se ha dado la concentración de la riqueza más ofensiva en la historia? Interrogantes de muy difícil respuesta para los nuevos liberales, aliados hasta la dependencia con la Casa Blanca, y que azorados escuchaban vía virtual, por ejemplo, el primer ministro de Canadá.
López Obrador demandó a los participantes en la segunda Cumbre por la Democracia organizada por Biden, regresar a la base aristotélica del concepto, a su significado original y verdadero: el poder del pueblo. Y de pasadita les recordó que muchos de los grandes crímenes perpetrados contra la humanidad a lo largo de la historia “han sido cometidos en nombre de Dios o en nombre de la democracia”.
En tanto que el “demócrata” estadunidense elogió un punto de inflexión para nuestro mundo hacia una mayor libertad, mayor dignidad y mayor democracia. “Creo que este es el desafío que define nuestra era y hoy podemos decir con orgullo que las democracias del mundo se están fortaleciendo y las autocracias se están debilitando”. Por supuesto que entre los regímenes autoritarios no contempla a sus aliados de Israel, Arabia Saudita, Egipto y las petrocracias de la región. Como decía Henry Kissinger de Anastasio Somoza, “es nuestro hijo de puta”.
Para los administradores del imperio de las barras y las estrellas todo se resuelve con dólares e intervencionismo, formados como están en que son sus trasnacionales las que financian las campañas electorales, desde un condado hasta la Unión Americana, en los tres poderes institucionales. Y por supuesto, el que paga manda. Lo mismo sucede con los corporativos mediáticos al servicio del poder económico, político, militar, financiero y criminal.
Obrador –el político “provinciano” según “internacionalistas” e intelectuales orgánicos–, insistió en la visión expuesta ante la ONU: La fortuna de una minoría ha aumentado sin límites, sin recato moral alguno, mientras 1 000 millones de seres humanos viven con menos de un dólar diario. Por eso tenemos que alejarnos cada vez más del kratos sin demos, del poder sin pueblo, y asegurarnos que el propósito central del gobierno sea siempre buscar la felicidad del pueblo, gobierno del pueblo y para el pueblo.
Felicidad popular que tiene tres referentes históricos. “En 1776, la declaración de independencia de Estados Unidos planteó la búsqueda de la felicidad como uno de los derechos fundamentales de las personas, y estableció que garantizarlo era una de las funciones del gobierno; el artículo primero de la Constitución francesa de 1793 establece que el fin de la sociedad es la felicidad común; y el 24 de nuestra Constitución de Apatzingán de 1814 señala: ‘la felicidad del pueblo y de cada uno de los ciudadanos consiste en el goce de la igualdad, seguridad, propiedad y libertad’”.
Son objetivos de larga data, ajenos a las “ocurrencias” y “caprichos” de AMLO y su “populismo”, como caricaturiza el simplismo ramplón del envejecido Acción Nacional y sus aliados.
Hasta el día 12.
Acuse de recibo
“La amiga de Felipe Calderón llamada Maru Campos Galván, actual gobernadora de Chihuahua, proviene de la Universidad de Georgetown (Washington) y del Tecnológico de Monterrey. Es aliada o empleada (quien sabe) de Greg Abbott, el patán gobernador de Texas (USA); esta mujer se destapó para las elecciones presidenciales de 2024 en México, nada más ni nada menos. Pero por lo pronto causó el problema de los quemados vivos en Ciudad Juárez del que ya se está ocupando la gran secretaria de Seguridad de México, Rosa Icela Rodríguez”; la opinión es de Manú Dornbierer… Marcelo Ebrard presentó su libro El camino de México, en el que propone su plan para continuar con el rumbo de la 4T. Lo acompañaron Elena Poniatowska, Ricardo Raphael (ex “analista externo” del Cisen) y Bertha Luján. Elenita consignó palabras más palabras menos: Vine porque creí que se trataba de un libro sobre AMLO… Registra Jorge Meléndez Preciado, director de Periodistas Unidos: “En recuerdo de la gran Catalina Noriega y sus artículos: Cuchillito de palo”; abrazos para su hija, demás familiares y amigos… “México rechaza y ve con preocupación los actos y declaraciones que ponen en duda la integridad territorial de Jordania y los derechos del pueblo palestino. Tales acciones son contrarias a las resoluciones de la ONU y afectan los esfuerzos de paz en la región”, dice la Secretaría de Relaciones Exteriores.
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