UNA COLORADA (vale más que cien descoloridas)/ Trabajo, sin celebrar

LILIA CISNEROS LUJÁN. Tratar de convertirse en maestro de secundaria, leyendo lo que alguien copió de un resumen del Internet, es parte de lo que se está buscando como reforma educativa, anunciada por un director general de la SEP. Ayer en México y algunos países del mundo tuvimos el recordatorio de un día que fue emblemático durante el siglo XX. El día del trabajo, originado por grupos de trabajadores con visión cuasi-socialista y suspendido de manera definitiva con el pretexto del Covid-19, transcurrió en el 2022 sin el patrocinio gubernamental y por lo mismo con diversos perfiles. La libertad combinada con la manifestación de masas es así, solo encontré un denominador común: prácticamente en todas las concentraciones en el mundo las consignas fueron de protesta, no contra el capital, no criticando a las empresas, sino a los gobiernos.

El trabajo ha sido parte esencial del ser humano, a veces se vislumbra como castigo y otras más como oportunidad de crecimiento, creatividad e incluso felicidad. En el primer libro de la Biblia –Génesis- se considera una vida de ocio y felicidad con la satisfacción de estar en comunión con Dios hasta en tanto el castigo a la infracción se tradujo en la expulsión del paraíso y la obligación de trabajar con el sudor de la frente. Las sociedades más antiguas, consideraban la esclavitud, como una forma productiva que dejaba pingües ganancias, a los dueños y una vida carente de libertad a los sometidos ¿se puede considerar la evolución industrial como el parte aguas que cambio la visión laboral?

Los líderes ingleses, que pelearon por mejores condiciones laborales, parece que lo hicieron más por reivindicar el desapoderamiento de bienes, la muerte de familiares y ciertas luchas por el poder mismo; pero llega un momento que son los propios sometidos –esclavos o trabajadores explotados- los que piensan en jornadas menos agotadoras, remuneraciones más justas –siendo el punto de comparación la ganancia de los capitalistas- la necesidad de descanso y la libertad para aceptar o renunciar a una ocupación. Para nuestro primero de mayo ¿es más importante la protesta de Chicago a finales del siglo XIX o las tiendas de raya que sometían a los trabajadores rurales mexicanos?

El México pos revolucionario, fue prolífico en aspectos jurídicos y prácticos en favor de los trabajadores. La inclusión de normas laborales en la propia constitución, el impulso al sindicalismo, los programas que hicieron realidad derechos a la salud, la educación, la vivienda, han sido algunos de los mayores logros de gobiernos que hoy por hoy son denostados. Critican los ignorantes –lo son por diversas razones una de ellas es la propia flojera para el estudio de quienes se empeñan en decir barbaridades- abrumados además por limitaciones derivadas de sus propias carencias emocionales. ¿Son similares los señalamientos de los trabajadores manifestantes franceses, que la de los grupos mexicanos?

Cada sociedad tiene sus peculiaridades, un país que depende en gran manera de su producción agrícola[1] Regiones como Hawai, en donde casi la totalidad productores de piña o papas, venden ahora sus cosechas -y peor aún rentan sus tierras- a empacadoras y vigilan el crecimiento con frutas y verduras industrializados, no pueden ya considerarse trabajadores. En la mayoría de los países latinoamericanos, los propios operarios, han renunciado a esa calidad convirtiéndose en pequeños comerciantes sumidos en la informalidad: no pagan impuesto, se ahorran la renta, se roban la luz, se desentienden de la limpieza del entorno y del cuidado ecológico y optan por un líder descuidado y tarambana que en nada está obligado a lo que supone la existencia de un sindicato. Así como el sentido democrático en los gobiernos se pervirtió dando como resultado un gran número de populistas que poco saben y entienden de política, también los sindicatos lo hicieron al olvidar sus líderes que el objetivo sustancial de su función es garantizar el cumplimiento –bilateral- de los derechos y obligaciones laborales. ¿Quién es más culpable, el líder sindical que se pervierte o el gobierno que lo aprovecha?

Lo cierto es que en este domingo los millones de seres que descendieron de la clase media a la pobreza tratando de vivir con solo un salario mínimo –como la mayoría de las pensiones, por ejemplo- ni siquiera pudieron pasar el rato viendo un desfile como los que antes nos otorgaban. Con ese mísero ingreso –aumentado en 70% según dice la propaganda- no es posible ir al cine, ni salir a una fonda –de restaurantes ni hablamos- ni mucho menos caminar por un centro comercial –porque de comprar ni hablamos- debiendo resignarse el trabajador o el jubilado, si acaso con la televisión que solo repite cifras de muertos, desparecidos, defraudadores, abusos policiales o del ejército y hasta robos en la calle o la tienda. ¿Cómo les habrá ido a los centros vacacionales? ¿De verdad hay muchos obreros de la construcción que en serio se la creen que les ira mejor con las obras pendientes en la península de Yucatán, el estado de México o algún otro donde hay carreteras que requieren de mantenimiento? ¿Tienen ingresos los licenciados, maestros o doctores que en su reclutamiento son rechazados por edad o por estar sobre-calificados? Ya nos dirán mañana los otros datos o las investigaciones profesionales, por lo pronto pensemos que este domingo primero de mayo le sirvió para descansar, adelantar algunos arreglos en su hogar y sobre todo tratar de planear lo que puede hacer como desempleado durante los dos próximos años de esperanza.

[1] Granos en Ucrania, uvas en Francia, aguacates en México

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