LILIA CISNEROS LUJÁN. Tal como han estudiado los expertos, el atiborrado volumen de información –con mañaneras, noticias nada halagüeñas reiteradas en todos los canales comerciales, resúmenes enviados por celulares y todo lo manejado en redes -sin poder confirmar si es cierto o falso- ha saturado la capacidad de atención de las audiencias y de pronto es común escuchar frases como: “yo no veo noticias” “¿Por qué inicias tu día con el tormento del recuento de perversidades acerca de lo ocurrido ayer, en la semana o la madrugada?” ¿En qué te afecta saber cuáles son los secretos que ha archivado SEDENA? ¿Obtienes algún beneficio al conocer fechas o nombres de personas aborrecidas por el gobierno? ¿Tendrás un mejor México cayendo en el juego de odiar a los chairos? Y así sin darse cuenta los ciudadanos hemos perdido espacios de nuestra vida cotidiana que tanto los gobernantes mayoritarios como los opositores han descuidado; porque en el día a día es más importante encontrar la forma de contar con agua, servicio eléctrico, barrenderos[1] gas, seguridad, sin tener que llegar a extremos como el cierre de calles, mítines frente a burocracias inoperantes –alcaldías, hospitales, oficinas de toda clase de asuntos- escuelas, congresos locales, fiscalías, etc.
En su muy limitada sección de internacionales somos asustados por los medios del riesgo de usar armas nucleares en Europa, pero nadie informa como se gastó el dinero de nuestros impuestos. Ahora que acaba de pasar el tiempo de los cuartos y primeros informes, nada sabemos del gasto en pago de propaganda en televisión, radio, impresos como cartas, trípticos y hasta estandartes como si se tratara de campaña electoral ¿No sería mejor que los alcaldes –de un lado y otro- nos digan con veracidad cuanto despilfarraron en grafitis de azotea en Iztapalapa o las razones justificativas de acciones tomadas en el centro histórico de Coyoacán? ¿El puro argumento de la “movilidad” burda copia de lo realizado en Polanco –Mazarik entre otras muchas calles- en detrimento del paso de vehículos no tan contaminantes para facilitar a los turísticos $$$ un espacio de estacionamiento? Los vecinos de una alcaldía histórica que por décadas ha contado con comercios justificables como el puesto de revistas, sitios de taxi y otros de este tipo ¿están felices con la agresión a estos ciudadanos que por décadas han sido el mejor factor para evitar el crecimiento del comercio informal? Ante el reclamo válido de los gobernados por el hecho de que patrullas turísticas agredan a un mexicano que en vez de robar se contrata para pintar una fachada, deteniéndolo, golpeándolo y esposándolo- sin justificación y sin competencia, las autoridades lo que hacen es amenazar a la propietaria de la casa de marras pues no lograría nada denunciando porque “estaban invadiendo la vía pública”. Que sigue, ¿que cualquier uniformado se meta a nuestra casa –así ocurrió en una alcaldía de la ciudad de México- para sin orden de cateo o aprehensión logre su cometido de una detención ciudadana?
Los analistas internacionales, se afanan en disminuir el temor mundial causado por las posibles consecuencias del uso de armas movidas por tecnología o inteligencia artificial. El Instituto de la guerra moderna en West Point, ha desarrollado todo un discurso tranquilizador, diciendo que eso es casi una fantasía; pero aquí los ciudadanos de la capital de este país, tienen que dejar su casa en la madrugada cuando un vecino les informa que por asesoría de un “experto japonés”[2], las autoridades han llegado a remover la caseta del sitio de taxis que por décadas sirvió a gente que se acerca al centro histórico de Coyoacán. Luego de la protesta dejaron la caseta robada a un lado del puesto de periódicos, es decir, en el arroyo por donde con dificultad circulan los coches, el transporte público menor y todo lo que se “está limpiando” para aumentar el aforo de ambulante que, por cierto -se dice- debe dar un 30% de apoyo a las autoridades de vía pública. En otro sitio y hablando de robo y también en la madrugada, los “servidores públicos” llegaron a llevarse las bancas históricas de un negocio formal –se vende café y los dueños por siempre han apoyado a la anteriormente delegación hoy alcaldía- sin dar explicación de porqué las quitaron o donde las llevaron.
Será melón será sandía, será la vieja preocupación de otros días que hace vigentes las leyendas urbanas de quien robó mucho cuando estaba en gobernación, que era mejor el rateraso y corrupto que sigue refugiado en Chile, la que se acaba de ir compró una camioneta nueva pues era corrupta, solo que se arregle con la cabeza dejarán de perseguirla – en alusión directa a lo que está ocurriendo con el líder del PRI- que finalmente todos se arreglarán con una cabeza que desde su época de estudiante deseaba mandar en la UNAM enseñando desde finales de los ochenta, la posibilidad de tener más de una cara para apoyar a los huelguista de hambre con alimentos, siempre y cuando no se notara, destruyendo iglesias o propiedades que “no le gustaban” en otra delegación más al sur de la ciudad, viajando con su mejores galas para ilustrarse y sometiéndose hipócritamente si así conviene. Por lo pronto como en otras ocasiones, lo invito a no dejarse, a difundir los derechos ciudadanos, a reunirse con la gente amada, y así como se prepara con sus documentos para salir a refugiarse ante la eventualidad de un temblor o ciclón, haga lo propio para no quedarse en la calle si esto empeora.
[1] Se supone que nuestro flamante poder legislativo de la ciudad de México, aprobó que estos personajes del área de limpia, barran por sí mimos las banquetas en esta época de otoño que se forman verdaderos cerros de hojas. Además, está establecido que deben colectarlos para llevarlos a los viveros y hacer composta.[2] Sin tecnología ni mucha inteligencia