UNA COLORADA (vale más que cien descoloridas)/ Fuerza mayor

LILIA CISNEROS LUJÁN. Luego de analizar las noticias acerca de lo que empezarán a realizar las empresas que tienen contratos vinculados al petróleo con México y en el contexto de una “celebración suigeneris”, cuyo costo lamentablemente será contra los programas sociales, me quedo con lo que conozco de una expropiación petrolera que fue consecuencia del intento de abuso de algunas de las compañías que en 1938, pretendían pasar por encima de los derechos laborales de los mexicanos que entonces trabajaban en las mismas. Quien, con un poco de interés y anhelo de conocer la realidad, haya analizado los hechos históricos, sabe que la expropiación no fue en contra de todas las empresas, solo las que no cumplían, el resto siguió trabajando –como hoy se hace- pero con auténtica supervisión y control del Estado.

Lo que sí resulta lamentable, es la forma en que parece estarse cerrando el cerco, por parte de un movimiento que intenta ser partido, en una batalla que pretende borrar los objetivos de universalidad, por los que fue creado el derecho. Ejemplos sobran. Ante la continua descalificación de la responsable del deporte, parece ser que toma su lugar una pseudo competencia física e intelectual cuya finalidad es básicamente violentar la ley. Al verdadero deporte se le da tan poca importancia, que al administrador de una liga de tenis sobre mesa “se le olvidó” registrar a los jugadores del equipo mexicano, sin que nadie protestara por el hecho, lo cual amplia los casos de daño moral, derivados de fuerza mayor: no se puede competir por culpa de un tercero descuidado y poco profesional.

Y ya que hablamos de fuerza mayor, es pertinente comprender que, por tal causa, muchos enfermos están muriendo debido a que los responsables, se olvidan de proveer medicinas, equipo e instrumental necesario para la atención de beneficiarios, del IMSS, el ISSSTE, los centros de salud nacionales y hasta las clínicas más básicas que con todo y sus problemas funcionaban hasta hace seis años.

Otra causa de fuerza mayor, es la que sufren miles de propietarios, que después de haber habitado por décadas sus casas, bodegas o despachos, están imposibilitados de vender o rentar debido a que en las oficinas del registro público de la propiedad se han extraviado sus archivos. ¿Quién supone Usted, que se beneficie del caos -básicamente por la ausencia de preparación de los responsables- que provocan los autores de imponderables resultados por las equivocaciones o recomendaciones sin pies ni cabeza y las mentiras?

Debido a causas de fuerza mayor, algunos torpes desinformados creen que pueden apoderarse de lo ajeno, enriquecerse de forma simple y hasta destruir a quien simplemente consideran su enemigo aun sin conocerlo y mucho menos sin saber que, su valía además de tratase de un Ser Humano, tiene que ver con la preparación que se ha procurado y el bien que han propiciado en su entorno ¿Sabía esto la adolescente que golpeó con piedras a una compañera quien finalmente murió como consecuencia de su conducta prepotente? ¿Qué implica para maestros y autoridades educativas el ser testigos cotidianos de tales hechos? ¿Cómo afecta a un alumno causales de fuerza mayor como el bulling, la limitada preparación de sus maestros y tantos otros inconvenientes para realmente lograr educarse?

No terminaríamos de dar ejemplos de causas de fuerza mayor que juegan en contra de las personas y el lamentable aumento de estas en un México que a fin de cuentas no era considerado poblado por personas básicamente violentas. A mi abuelo le dolía que nos calificaran de flojos pues él sabía que el mexicano siempre ha sido dedicado, emprendedor y generalmente honesto; pero hoy, casi cualquiera es capaz de robar si se hace en grupo. Pareciera que la rapiña igual que los linchamientos son una especie de salvaguarda de las penas de hasta 9 años que establecen los códigos penales de México, por tales conductas delictivas ¿por qué gente hasta con coches de marca y con cierto valor, paran al lado de un camión siniestrado para tomar verduras, latas –de cerveza o alimentos- materiales de construcción y hasta animales vivos? ¿Cómo es que se perdió, tal respeto por los valores y la ley? ¿De verdad el pago de seguros es parte del problema?

Mucho se ha escrito en materia de daño moral, que afecta por cierto a los niveles más bajos de quienes laboran en el ejército, sin que parezca que hay la intención de proteger a una tropa víctima de acoso físico[1] y de todo tipo incluyendo el que los hace víctimas de superiores prepotentes. También afecta la fuerza mayor –con muy poco análisis del daño moral que se produce-  al hombre atrapado en su machismo cultural e inclusive el producido por mujeres que con todo y las leyes –básicamente creen no les protege porque no les ofrecen nada real en los hechos- están ansiosas de vengarse de cualquiera aun cuando tal persona no les haya propiciado daño alguno.

La fuerza mayor es pues causal tan común que termina en feminicidios, destrucción de obras de la sociedad civil –guarderías casa de asistencia a adultos mayores, refugios para mujeres agredidas-  o el acoso a cualquiera que haya logrado lo que “yo nunca hice”. Las causales de tal destrucción institucional se maximizan, cuando son propiciadas por comunicaciones agresivas y provocadoras de la violencia, sea esta del tipo que sea. En medio de esta terrible realidad, extrañamos a amigos y benefactores como Ignacio López Tarso, quien en 1991, nos acompañó a recibir un reconocimiento en el Palacio de Bellas Artes por nuestro trabajo en favor de los niños quemados.

[1] El pueblo bueno parece cómodo con ser actor de linchamiento primitivos.

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