
WALDO FERNÁNDEZ GONZÁLEZ*
El sábado 6 de septiembre, la presidenta Claudia Sheinbaum rindió su Primer Informe de Labores frente a miles de nuevoleoneses en el corazón de Nuevo León: la Macroplaza.
Además de los avances en materia económica, derechos sociales, seguridad y democratización de la justicia, nuestra Presidenta anunció el inicio de las obras para el tan esperado Tren del Norte, que conectará Saltillo, Monterrey y Nuevo Laredo.
Se trata de una obra sin precedentes, que traerá de regreso el sistema ferroviario de pasajeros al país, fortaleciendo la conectividad, uniendo comunidades y potenciando el desarrollo regional, como aseguro la Presidenta.
El Gobierno Federal había anunciado ya, en julio de este año, una inversión histórica de 90 mil millones de pesos para el estado en materia de movilidad: 87 mil millones serán destinados al Tren del Norte y 3 mil millones más se invertirán en la rehabilitación de vialidades clave.
Con una extensión de 200 kilómetros de longitud y 30 de ancho, el Tren del Norte será un proyecto histórico que forma parte del llamado Tren del Norte, que va desde la capital del país hasta el noroeste.
En Nuevo León contará con seis estaciones en el estado, incluyendo Monterrey, San Pedro y Santa Catarina.
¿Por qué es tan relevante este proyecto?
Porque no solo se anuncia en un momento clave para la economía mexicana en el mundo, sino que también da en el clavo a la crisis de movilidad que atravesamos. Hoy en día, millones de trabajadores de la zona metropolitana de Monterrey pierden horas valiosas de su vida atrapados en embotellamientos o en un sistema de transporte público insuficiente, caro e ineficiente.
Este tren modernizará el transporte, detonará el desarrollo económico e industrial de toda la región noreste, facilitará el turismo y consolidará a Nuevo León como un nodo logístico de alcance internacional.
Recordemos que Nuevo Laredo es la puerta comercial más importante de América Latina hacia Estados Unidos: más del 40% del comercio terrestre entre ambos países cruza por ahí. Tener una conexión ferroviaria moderna hacia ese punto significa competitividad, empleos y crecimiento económico para toda la región.
Pero, en su centro, el proyecto es una respuesta de la Federación para con los millones de trabajadores que hoy padecen el ineficiente e incompleto transporte público.
El tren impactará profundamente a todos aquellos que busquen otra alternativa para trasladarse de su casa a su empleo en menos tiempo, con mayor seguridad y con un costo accesible. Familias enteras podrán ahorrar horas de traslado y destinarlas a convivir, descansar o estudiar.
Hay que detenernos un momento a dimensionar lo que esto significa.
No hablamos únicamente de vías férreas o de estaciones modernas; hablamos de tiempo de vida recuperado, de calidad de vida, de justicia social.
Por eso, estoy seguro de que el Tren del Norte no será una obra de infraestructura más, sino uno de los símbolos más potentes de la Cuarta Transformación en Nuevo León.
Representa un gobierno federal que escucha, que responde y que invierte donde más se necesita. Contrasta con años de abandono y promesas incumplidas de gobiernos anteriores, que nunca quisieron apostaron por impulsar obra pública con impacto social para la mayoría y no solo para unos cuantos.
El Tren del Norte transformará la movilidad de Nuevo León. Y, con ello, la vida de miles de trabajadores y familias.
*Senador de la República por el estado de Nuevo León
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