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ROBERTO VIZCAÍNO
No nos equivoquemos. En el embate del presidente Donald Trump contra Nicolás Maduro, no existe un conflicto bilateral sino una intención de poder.
Por eso no es necesaria una mediación como la que propone la presidenta Claudia Sheinbaum. Ni un pronunciamiento o intervención de la ONU.
El obvio propósito del empresario y mandatario de EU, y de su equipo, junto al llamado establishment norteamericano, pero muy especialmente de su secretario de Estado el cubano Marco Rubio, es mostrarle al mundo que hoy ya no hay cabida para depredadores como Nicolás Maduro.
Es innegable que el mensaje va igual para Daniel Ortega en Nicaragua o Manuel Díaz Canel en Cuba… o para la construcción de regímenes similares como ocurre hoy en México. Pero que eso será abordado a su tiempo.
En las acciones desplegadas por Trump contra el régimen de Maduro están de acuerdo casi unánimemente mandatarios y sus pueblos del área democrática.
La mayoría dentro del llamado primer mundo ven que, si no existen instituciones, mecanismos internacionales para someter a este tipo de dictadores, que simulan y roban elecciones para mantener el control de sus países a punta de represión y hambre, ven con cierta aceptación lo que hace hoy Trump contra Maduro.
Nadie de entre ellos ha salido a defender al chavista como sí lo ha hecho la presidenta Claudia Sheinbaum.
Con las cosas así y como bajo aviso no hay engaño, hoy el régimen de Maduro -como lo anunció Trump desde su campaña- es sometido a un nuevo método de rendición cuyo fin está por demás cantado: huye, lo aniquilan o se entrega para ser juzgado en un tribunal norteamericano.
Pero no hay ya forma de que continue en Venezuela.
Calificado formalmente por Washington como un régimen narcoterrorista, el de Maduro en Venezuela, no tiene más futuro que el del exterminio.
Cercado militarmente por aire, tierra y mar, con duras sanciones económicas y sin posibilidades de obtener ya los bienes, servicios y productos que requiere su población desde el exterior, cortadas y bajo orden de embargo sus exportaciones de gasolinas y petróleo hacia otros países, con sus cuentas bancarias cerradas, no habrá forma de que siga simulando una presidencia que ya en los hechos no existe.
Al ejercer este cerco casi total, Trump muestra haber aprendido del error de Vladimir Puntin cometido al invadir militarmente a Ucrania.
Es evidente que el mandatario de EU entendió que, para lograr sus objetivos, no es necesario llegar a la confrontación armada con destrucción y miles de muertos. Lo que generaría una nueva condena internacional en su historia.
Hoy a Trump solo le bastará ir apretando el cerco y esperar a que todo alrededor de Maduro implosione en Venezuela.
En estas condiciones, si estalla una confrontación militar en Venezuela, será porque un desesperado Maduro ordene el ataque a las fuerzas de EU desplegadas en aguas de todos y de nadie frente a sus costas.
Ahí ya lo espera la mayor flota naval militar armada nunca antes desplegada contra un país.
Todo indica que si no se afloja el cerco norteamericano sobre Maduro, el dictador estará fuera del poder muy pronto.
NO ESTAMOS ALINEADOS: RUBIO A SHEINBAUM
En este contexto, la vocera del Departamento de Estado pidió ayer al gobierno de la presidenta mexicana Claudia Sheinbaum reconsiderar su insistente apoyo con petróleo y gasolinas a Cuba.
Para el secretario Marco Rubio -de familia cubana- no pasa desapercibido el constante flujo de petróleo y gasolinas enviado por el gobierno de Sheinbaum en apoyo del gobierno de Miguel Díaz Canel.
Es momento en que el gobierno mexicano, indicó el Departamento de Estado de EU, alinee su política exterior hacia América Latina con los valores que comparte con Estados Unidos, subrayó.
LLAMADOS PERTINENTES, PERO A DESTIEMPO
Echada a andar la Comisión Permanente del Congreso, la presidenta del Senado Laura Itzel Castillo convocó a los gobiernos de México y Estados Unidos a ocuparse de atender las causas, y para apoyar principalmente a los jóvenes para evitar el uso de sustancias como el fentanilo en ambos lados de la frontera.
En una respuesta desde el Senado a la clasificación del presidente Donald Trump del fentanilo como arma de destrucción masiva, la senadora indicó que este tipo de pronunciamientos no deben representar una amenaza a nuestra soberanía.
“La posición de nuestro país siempre ha sido en ese sentido, pero desde luego mantenemos una posición muy firme, por lo que tendremos que seguir trabajando por la soberanía que caracteriza al pueblo de México”, afirmó.
Hoy lo importante, dijo, es continuar con el trabajo coordinado en materia de seguridad, porque no solo se trata de nuestra nación, sino de ambas, pero siempre con coordinación y no subordinación, tal como lo ha asegurado la presidenta Claudia Sheinbaum.
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