ROBERTO VIZCAÍNO
¡Cierto! Ganar la Presidencia en 2024 va a requerir de sumar muchísimos elementos para todos los contendientes: buen y carismático candidato o candidata, proyecto viable -y sobre todo creíble-, mucho dinero y votos, muchos, muchos votos.
Andrés Manuel López Obrador y su 4T no tiene lo primero, sus “corcholatas” simplemente no prenden. Tiene toda la lana pero su proyecto es más de lo mismo y, en cuanto a votos, pues parece que anda corto.
Hasta hace un par de meses nadie daba nada por la oposición. No tenía ni contendiente, ni proyecto, ni credibilidad ni dinero, y por supuesto casi nada de votos.
Pero para estar a tono con los apegos musicales presidenciales sesenteros, como en aquella popular balda cubana que dice: “¡y en eso llegó Fidel!”, aquí se nos presentó la senadora hidalguense Xóchitl Gálvez.
Y prendió. Y conectó con millones. Y hoy está a punto de convertirse en la candidata del Frente Amplio Va por México.
El proyecto se lo están cocinando un sólido grupo encabezado por José Ángel Gurría, y la lana pues vendrá como suele ser, detrás de su postulación.
Pero a su Frente Opositor integrado por PAN, PRI, PRD y decenas de organizaciones y asociaciones ciudadanas les faltan votos.
Y en esta ecuación todo es cuestión de números y porcentajes. Morena, PT y Verde, que son la base electoral del lopezobradorismo, suman -de acuerdo a sus resultados en el proceso más reciente, el de 2021- en lo general 43 puntos.
PAN (con 18 puntos), PRI (con otros 18) y PRD (con 3-4) lograron llegar casi a los 40 puntos. En la oposición, pero sin sumarse, Movimiento Ciudadano dominado por el senador veracruzano Dante Delgado alcanzó los 7 puntos.
Los opositores afirman que si se suma entonces el Frente Va por México podría sumar los 47 puntos y llegar a la Presidencia y a mayorías en el Congreso.
Por ello, desde entonces, pero en especial en los meses recientes, muchos urgieron a Delgado a dar el paso la alianza opositora.
Pero el veracruzano afirma que el no irá con una alianza electoral donde esté el PRI. Y de ahí nadie lo saca. Es más, comienza a caer en la irrealidad y la fantasía al afirmar que si MC va solo en 2024, ganará más votos que todos los otros partidos de la oposición… y que si eso no ocurre, él se retira de la política.
Todo estaba así hasta que el Frente Amplio echó a andar su proceso interno y Xóchitl Gálvez subió como la espuma para alcanzar simpatías de millones de mexicanos y dejar atrás uno a uno a casi una veintena de contendientes internos. Muchos de ellos -hay que señalarlo- con mucha más experiencia y más conocimientos que ella.
Apenas se perfiló como virtual ganadora, un segmento importante de Movimiento Ciudadano encabezado por el Gobernador de Jalisco Enrique Alfaro y Clemente Castañeda -el más señalado precandidato a la gubernatura de Jalisco-, coordinador de los senadores de MC indicaron que ellos podrían ir con ella.
Fue el primer aviso a Dante Delgado que una importante corriente de su partido podría irse por la libre.
Vinieron reuniones, conversaciones internas y Dante insistió en que no, que MC iría con candidato propio.
Y sobrevino la ruptura. Hace 2 días el gobernador Alfaro, 51 de sus alcaldes, todo su congreso estatal y la mayoría de los diputados federales abandonaron a Dante.
Rápida, Xóchitl se reunió ayer con el gobernador y todo apunta a que esa fracción se sumaría al Frente Opositor con lo cual Alfaro podría estar aportando entre 3 y 4 puntos a la votación final en 2024.
Con eso podría definirse la candidatura presidencial del próximo año. Sería “el plus” electoral que requiere la oposición para tomar el poder y despedir a Andrés Manuel López Obrador hacia el basurero de la historia como quizá el peor mandatario que ha tenido México.
Ahora, hay que insistir en que todavía faltan 10 meses para la presidencial de 2024 y en este tiempo pueden pasar muchas otras cosas.
Mientras, todo es cuestión de sumas y restas, de puntos y votos.
ARMENTA, ¿RUMBO A PUEBLA?
La gubernatura de Puebla ha vivido entre la tragedia y la crisis, incapacidad y la expectación durante los últimos 3 sexenios.
Todo comenzó con el mandato de Mario Marín y su cercanía con un amigo a su vez amigo y socio de pedófilos, cuyos escándalos lo arrastraron hasta la cárcel. Con ello inició el desprestigio del cargo.
Llegaron luego los panistas Rafael Moreno Valle y su esposa Martha Erika Alonso quienes murieron en un extrañísimo accidente en un helicóptero y de su esposo el senador.
En un agandalle, Miguel Barbosa de Morena ocupó el cargo y metió a Puebla por caminos muy cuestionables, en que el huachicoleo -robo de ductos petroleros y de gasolinas- marcó esa gestión.
Con estos antecedentes, y en este contexto, hoy dos primos se juegan la postulación por Morena lo que los ha llevado incluso a presentar cargos penales de uno contra el otro.
Y como no hay plazo que no se cumpla, ambos están hoy en el último tramo para alcanzar o perder esa nominación.
Con cargos sobresalientes –Ignacio Mier como coordinador de los diputados de Morena en San Lázaro y Alejandro Armenta como presidente del Senado-, entran al juego con todo:
Ayer Alejandro Armenta cerró alianzas con los periodistas de su fuente, mediante una comida con ricos bocadillos poblanos, para despedir su gestión en el Senado, y avanzar hacia su posible lanzamiento en su Estado. Se le desea éxito.
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