ROBERTO VIZCAÍNO. Jaime Bonilla se significó durante la última campaña presidencial como uno de los políticos y amigos más cercanos a Andrés Manuel López Obrador.
Desde entonces se pensaba que llegaría alto, muy alto. En esa campaña fue candidato a senador por Baja California cargo que logró sólo para pedir licencia e irse a competir por la Gubernatura de aquel estado, misma que alcanzó sin mayor riesgo.
Pero ya sabe Usted que no todo en la vida es lo que uno quiere.
Y Bonilla agradeció a López Obrador haberlo hecho todo eso en apenas 2 años, pero odió al destino haber ganado una gubernatura de apenas 2 años.
Y acudió a todas las argucias y mañas para alargar su mandato. El caso incluso llegó a la Corte y no, no lo logró.
Entonces se habló incluso de que su caso era un experimento para abrirle el camino a la extensión de mandato de López Obrador.
Muy comprometedores fueron en una parte de aquel trance unos comentarios palabras de la entonces secretaria de Gobernación Olga Sánchez Cordero que fueron subidos a redes y que se tomaron como que habría un golpe en favor de Bonilla.
Pero no, Bonilla cumplió su mandato de 2 años en la gubernatura de Baja California y se tuvo que ir en medio de decenas de escándalos y juicios de toda clase.
Hacia el final de su mandato algo al parecer pasó entre él y López Obrador que hizo parecer que su excelente relación pareció desmoronarse.
Fue después del 31 de octubre de 2021 en que entregó el poder, que Bonilla dejó entrever que sería convocado al Gabinete de AMLO, y hubo quienes incluso hablaron de ser el nuevo secretario de Gobernación.
A partir de entonces el vacío.
Muy a contrapelo fue recibido en privado por el mandatario, de donde salió con promesas que nunca se cumplieron.
En enero intentó regresar al Senado.
Han pasado al menos 6-7 meses en una batalla en la que se dijo que no podría regresar a su escaño, porque al jurar como gobernador de BC renunció a ser senador de la República.
En ese alegato que era una argucia para evitar su reingreso, no se dijo que un cargo de elección no es renunciable. Eso dice la Constitución.
Apenas ayer, luego de requiebres y triquiñuelas, de vivir comiendo y tomando cafés en sitios alrededor del Senado, Jaime Bonlla -de quien sus opositores dicen es extranjero ya que nació en San Diego, California-, el tribunal decidió que sí puede regresar a su escaño.
Protagónico por naturaleza, Bonilla habrá de generar muchos comentarios en lo que resta de esta legislatura.
MONREAL AFINA AGENDA LEGISLATIVA
A 20 días de que inicie el periodo ordinario de fin de año en el Senado, Ricardo Monreal trabaja en una agenda legislativa que bien podría ser la última que aliste como coordinador de la mayoría de Morena en esa cámara y como presidente de la Junta de Coordinación Política.
Y es que el vértice de su espacio se cierra.
Sus opositores cercanos advierten que el zacatecano debe dejar algunas de sus posiciones de Coordinador parlamentario o presidente de la Jucopo para dedicarse de lleno a su campaña como aspirante abierto a suceder a Andrés Manuel López Obrador.
No pocos de sus pronunciamientos y compromisos esenciales dentro de su Proyecto de Nación con miras a ganar la Presidencia, podrían tomarse ya como críticas o abiertas descalificaciones al Gobierno de López Obrador.
Mientras tanto, Monreal no se desespera y trabaja en torno a los pendientes legislativos de la Cámara alta.
“No dejes para mañana lo que puedas hacer hoy”, dice.
Su primera preocupación es, sin duda, proyectar y negociar una transición dentro de la gobernabilidad del Senado de la Presidencia de la Mesa que hoy ocupa la exministra Olga Sánchez Cordero.
Todo está previsto para que el 30 y 31 de este agosto los senadores de Morena se realicen su Reunión Plenaria en la que decidirán quién de ellos será el sucesor de Sánchez Cordero y además aprueben los temas que se abordarán en el periodo ordinario de sesiones que inicia en septiembre.
Entre los pendientes del Senado, y que son considerados como temas prioritarios, están la regulación del cannabis, la legislación que elimina la terapia de conversión, el nuevo Código de Procedimientos Civiles, la legislación única en materia procesal y civil, así como la tipificación de los discursos de odio, la seguridad cibernética y la atención general del cáncer, entre otros.
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