ROBERTO VIZCAÍNO
El Instituto Belisario Domínguez es el tink-tank legislativo más importante y respetado en el Senado mexicano.
Su diseño y operatividad fueron pensadas desde su creación como la instancia donde “la Inteligencia” del país pudiera generar documentos, propuestas y análisis de Estado que sirvieran a los senadores a elevar al máximo la calidad de sus decisiones.
Bueno, desde el mismo nombre, Belisario Domínguez, marcó su nivel y destino.
Se considera que dirigirlo es un privilegio y una gran responsabilidad para quien resulte el designado por el Pleno de la Cámara Alta.
Siempre uno de los senadores en turno. Hoy lo preside el priísta guerrerense Manuel Añorve quien llego ahí no por méritos sino por prelación.
Añorve, un político que no se ha destacado por su lucidez y sapiencia, preparación académica, (ciertamente no tan rupestre como su coterráneo morenista el también senador -y al parejo gobernador de facto de su estado- Félix Salgado Macedonio), pero reconocido entre los suyos como un maniobrero que podría no respetar ni a su ser más querido si tuviese que dejarlo de lado ante un hueso -político, por supuesto-, llegó ahí luego de que su excompañero Miguel Ángel Osorio Chong renunciara al PRI y a ser coordinador de su exigua bancada senatorial.
Osorio era presidente de ese Instituto senatorial y como Añorve lo sustituyó como coordinador, pues también lo reemplazó ahí.
Hasta ayer el guerrerense no había hecho nada en el Belisario Domínguez que pudiera causar algún interés ni inquietud a nadie.
EL MÁS INEFICIENTE DE TODOS LOS PRESIDENTES DE MÉXICO
Pero como bien dice la voz popular, cuando menos se espera “salta la liebre” y ayer este Instituto emitió un análisis sobre la corta eficacia de concertación legislativa del presidente Andrés Manuel López Obrador, de paso el líder político de la mayoría senatorial congregada en la bancada de Morena, PT y Verde.
Resulta que la revisión del destino de las iniciativas legislativas enviadas por el mandatario al congreso indica que sólo resultaron aprobadas 6 de cada 10. El documento resultado de este análisis y circulado ayer por el Instituto Belisario Domínguez no tiene desperdicio:
“La tasa de aprobación de las iniciativas del presidente López Obrador fue del 63.36%; la más baja alcanzada por un Ejecutivo desde 1917”.
¿Por qué ocurrió tal cosa? El IBD lo aclara en lo que se torna en una dura autocritica al Senado:
“Falta de mayorías calificadas, confrontación con la oposición y poca disposición para negociar (“no cambiar ni una coma”), entre los factores que obstaculizaron el avance de la agenda legislativa del Ejecutivo.
“A pesar de contar con la mayoría simple en ambas cámaras del Congreso, la tasa de aprobación de las iniciativas del presidente López Obrador durante su gestión no sólo fue menor que la de sus tres últimos antecesores, sino que ha sido la más baja alcanzada por un Ejecutivo Federal desde 1917, destaca una investigación de la Dirección General de Difusión y Publicaciones del Instituto Belisario Domínguez (IBD).
“El estudio titulado: “La tasa de aprobación de las iniciativas del Ejecutivo Federal 2018-2024: entre el gobierno dividido y la falta de oficio político «, elaborado por el investigador César Alejandro Giles Navarro, detalla que la tasa de aprobación de las iniciativas del presidente López Obrador fue del 63.36%; frente a un 79.84% de Peña Nieto; 79.55% de Calderón y 74.70% de Fox; mientras que de 1917 al año 2000, la tasa de aprobación de las iniciativas del Ejecutivo fue superior al 98%.
“Destaca que entre el 1 de diciembre de 2018 y el 8 de mayo de 2024, el presidente López Obrador envió 101 iniciativas al Congreso de la Unión, de las cuales 64 fueron aprobadas y publicadas en el Diario Oficial de la Federación.
“La investigación apunta que el resto de las iniciativas del mandatario no fueron aprobadas debido a múltiples causas, destacando la falta de mayorías calificadas, estas últimas necesarias para el avance de las reformas constitucionales.
“Sin embargo, el estudio también identifica otros factores que disminuyeron la eficiencia del Ejecutivo como promotor de leyes, entre los que se encuentran su política de confrontación con la oposición, poca disposición para negociar y el uso de las iniciativas como instrumento electoral en la recta final del sexenio.
“Agrega que las iniciativas del Ejecutivo no sólo enfrentaron las resistencias del Poder Legislativo, sino que algunas de las más emblemáticas fueron invalidadas mediante el control constitucional de Corte, lo que dio lugar a una confrontación con el Poder Judicial de pronóstico aún incierto.
“En ese sentido, sostiene que los índices de rechazo legislativo y de impugnabilidad judicial de los últimos años sugieren que, tratándose de la agenda legislativa del Ejecutivo, la política de concertación es más efectiva que la política de confrontación”, concluye.
Un duro análisis con comentarios críticos el presidente López Obrador que obviamente se saltaron acuerdos internos entre las fuerzas políticas del Senado.
ANA LILIA EN EL CIERRE
Desde Tlaxcala, donde busca su reelección en el Senado, Ana Lilia Rivera, presidenta de la Cámara Alta, indicó que busca hoy refrendarse otros 6 años para impulsar iniciativas esenciales para el país.
Entre otras, dijo, quedan pendientes iniciativas para dar más derechos sociales y reconocer a los jóvenes su derecho a la capacitación laboral y a los campesinos tener un jornal via “Sembrando Vida”, para poder recuperar plantas endémicas, forestales, frutales, y, “en el caso de Tlaxcala, he propuesto que también sea el maguey”.
De ser ratificada el próximo domingo, afirmó, buscará desde el Senado generar más garantías en materia laboral, para darle a los trabajadores derecho a la vivienda, a través de la renta social, “a partir del primer año van a tener derecho a la vivienda” y a que se reconozca el acceso al agua como un derecho humano para uso doméstico».
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