MOISÉS SÁNCHEZ LIMÓN. Sin ánimo oficioso, como reportero y analista del acontecer político mexicano, esa postura de Ricardo Monreal en la plenaria de los senadores de Morena es de alto nivel y pone a cada quien con su cada cual.
Una respuesta a quienes actúan como adolescentes sin domingo y un porro en la batuta, un golpeador sin pudor que obedece al amo.
El aplauso general es reconocimiento puro.
Quisieron restarle influencia y decantar su liderazgo natural.
Pobres miserables desde el soldadito desleal y el marinerito salpicado por la noche de Iguala y hasta la servicial mediocre reportera sin soslayar al tabasqueño ayuno de tacto.
No me equivoco. Ayer le hicieron la campaña y creció. Lo tiraron para arriba.
¡Ja! Digo.