*Foro de Brasil, escuela de Andrés Manuel
LUIS REPPER JARAMILLO*. Para el gobierno de la Transformación de 4ª, Morena y Andrés Manuel López Obrador es más importante “cuidar” (colusión) a sicarios, asesinos, gavilleros, gatilleros, ratas de 2 patas, líderes de los cárteles de la delincuencia organizada, secuestradores, violadores, pederastas, mafias, etc. que la seguridad de 130 millones de mexicanos, la salud de niños y personas con cáncer, estabilizar la económica y detonar el crecimiento del país. Facilitar el impulso al empleo, educación de calidad, resolver la pobreza y mendicidad de más de 57 millones de marginados.
Para Andrés Manuel su prioridad es “quedar bien” con las bandas (delincuencia organizada) porque serán su apoyo y protección cuando decidamos que el inquilino de Palacio Nacional debe dejar el cargo por incapacidad, corrupción, inestabilidad mental y ruptura de la democracia y el Estado de Derecho.
Y no es mi visión (que desde hace más de 18 años he tenido sobre este falso demócrata, perverso, vil, traicionero y mamarracho sujeto) sino la realidad y declaración mediática que, desde el púlpito del Monólogo de su Soberbia, lanzara en favor de la escoria social. Cito textual sus palabras “porque cuidamos a los elementos de las fuerzas armadas, de la Defensa, de la Guardia Nacional. También cuidamos a los integrantes de las bandas (delincuentes) porque son seres humanos. Esta es una política (T4a) distinta”
Así, directo, seguro, convencido, contundente fue el sentir emocional de López Obrador, en alusión a que días antes un grupo de sicarios portando armas de alto calibre a bordo de camionetas blindadas “correteara” en Nueva Italia, Michoacán, a dos vehículos castrenses que huían de sus acosadores. Imágenes que se hicieron viral, ante la vergüenza, indignación, rechazo, burla de la ciudadanía, pues los militares demostraron incapacidad, cobardía, impreparación, miedo para defender a la población y enfrentar a asesinos, secuestradores, asaltantes, gatilleros.
Con este convencido pronunciamiento y sus antecedentes, Andrés Manuel López Obrador, demostró su incapacidad, por enfermedad mental, para gobernar un país de la calidad, importancia, trascendencia, dignidad y honorabilidad, México. Confirma, además, no ser demócrata; que llegó a Palacio Nacional para vengarse de los mexicanos e imponer –paulatinamente- una dictadura como la han hecho sus ídolos y gurús latinoamericanos Hugo Chávez, Nicolás Maduro, Daniel Ortega, Fidel y Raúl Castro, Miguel Díaz Canel, Evo Morales, Luis Arce Catacora, Alberto Fernández, Jair Bolsonaro y los designios del Foro de Brasil, al que orgullosamente pertenece Andrés Manuel López Obrador.
Y qué más pruebas de esa traición a la Patria –tendencia totalitaria- que la gira realizada días atrás por Guatemala, Honduras, El Salvador, Belice y Cuba, naciones dominadas por dictadores a quienes compró “condecoraciones” pues se explica porque fue a regalarles millones de dólares, como “aportaciones” para exportar sus programas sociales Sembrando Vida, Jóvenes Construyendo el futuro. Le correspondieron el favor con “medallas”
Desde esos países demostró al mundo y al Presidente de Estados Unidos Joe Biden, ser un dictador: él, su persona, Andrés Manuel (los mexicanos impediremos imponga su tendencia política. Es traidor a la Patria. Llegó en 2018 a Palacio Nacional a través de un proceso electoral democrático (30 millones 104 mil votos legítimos) Una vez en el poder empezó su maquinación dictatorial, por órdenes expresas del Foro de Brasil, para convertir a México en nación comunista… pero se la va a pelar, diría la conseja popular.
En Cuba y luego de “recibir” la Medalla “José Martí” máxima distinción comunista a sujetos extranjeros, de manos del autócrata Miguel Díaz Canel, envalentonado, soberbio, arrogante. López Obrador retó, chantajeó, amenazó al Presidente Biden que si sus ídolos, Daniel Ortega, Nicolás Maduro, Díaz Canel, no son invitados a la Cumbre de las Américas, reunión de los países del Hemisferio sur con el mandatario norteamericano, a celebrarse el 5 y 6 de junio, en Los Ángeles, California, él no asistiría (el mundo tembló, se preocupó, lloró) y enviaría en su representación al gusano, larva, inútil Canciller, jajajaja, ¡canciller! Marcelo Ebrard.
Ya el Secretario de Estado norteamericano, Antony Blinken, había adelantado que ni Cuba, Nicaragua, ni Venezuela serían convocados a la Cumbre, por ser países que, históricamente atentan contra los Derechos Humanos de su población.
Asumiéndose como perverso dictador, insistió en Guatemala, Honduras, El Salvador que Estados Unidos discrimina e hizo frente común (órdenes del Foro de Brasil) con sus compinches para “boicotear” la Cumbre. Ni tardos ni perezosos otros anarquistas, el boliviano Luis Arce Catacora y el argentino Alberto Fernández, se sumaron al amago de no asistir a la reunión hemisférica.
En la ínfima cabeza de Andrés Manuel, a la que le quedan pocas neuronas, ignora, olvida, desconoce (su clásico no lo sabía) que la invitación de Biden es al Estado Mexicano, no a la persona, y constitucionalmente está obligado a cumplir los compromisos asumidos al tomar protesta del cargo de “cumplir y hacer cumplir la Constitución y las leyes que de ella emanan”. Como titular del Ejecutivo debe responder a los compromisos internacionales que la agenda nacional obliga. Sólo puede excusarse por enfermedad, emergencia nacional, accidente personal, desorden social. En su lugar debe asistir el encargado de los asuntos internacionales (Secretario de Relaciones Exteriores).
Pero por berrinche, chantaje, desaire comete omisión, violando la Carta Magna, que es su deporte favorito, porque actúa de manera personal para quedar bien con sus similares comunistas, valiéndole madres que, legítimamente, es mandatario de una nación, que confunde el liderazgo de un movimiento político (T4a), de un partido (Morena), de un hombre, Andrés Manuel López Obrador, que representa a más de 130 millones de ciudadanos, que no son lopezobradoristas y debe cumplir su obligación legal.
El mensaje claro que envió El Peje, luego del berrinche contra Biden, no es que excluyan a sus “amigos dictadores”, no. Sino elevar al mundo y al gobierno de las barras y las estrellas que ahí está López Obrador, pretenso líder (por orden del Foro de Brasil) de Centroamérica y el Caribe. Situación que poco le preocupa al habitante de la Casa Blanca, porque ya le tiene preparado un voluminoso expediente (superior al de Joaquín Guzmán Loera, El Chapo) de sus vínculos, tranzas, complicidades, etc. con la delincuencia organizada ya no sólo de México sino de todo Centroamérica y el Caribe.
Las carpetas con información Top Secret están en poder de la CIA, FBI, autoridades judiciales, el poder legislativo norteamericano. Sin que lo espere, le darán el zarpazo legal.
DICTADURA, hablando de López Obrador, es el régimen político en el que una sola persona gobierna con poder total, sin someterse a ninguna limitación y con facultad de promulgar y modificar leyes a su voluntad… Régimen autoritario
Si lee familiar esta definición, no está equivocado, es el perfil psicológico del Peje.
El análisis de especialistas de la mente humana describe que el autócrata (entiéndase López Obrador) rebosa de confianza e independencia en sí mismo. Sujeto absorto, mentiroso profesional, carente de compasión. Suele ser sádico y posee apetito insaciable de poder.
Andrés, es paranoico, narcisista, vanidoso. Su mirada expresa psicopatías malignas de megalomanía imposible de controlar.
El Dr. Seth Davin Norrholm, psicólogo/psiquiatra y profesor de la Universidad de Emory, en Atlanta, Georgia, señala, “lo que tienen en común los dictadores es su alto grado de narcisismo”
Preocupada y ocupada la Agencia Central de Inteligencia (CIA) de la tendencia y proclividad de López Obrador al comunismo y la dictadura (objetivo del Foro de Brasil) pidió a sus investigadores elaborar el perfil psicológico de un dictador (como Hitler, Ho Chi Min, Gadafi, Kim Jong-un) y concluyen que el trastorno más común del dictador es su egolatría neurótica (amlo) suicida; inseguridad, masoquismo. El ejemplo más real es Adolfo Hitler, quien se veía a sí mismo como “el destructor del superego anticuado hebréico cristiano”.
Adolfo, fue un tipo contradictorio (como Andrés) marcado por su esfuerzo intenso y obstinado de superar sus discapacidades tempranas, debilidades y humillaciones. Hitler es considerado (mírate así López Obrador) enfermo mental, paranoico, esquizofrénico, asesino, inhumano.
Bueno, en el México de la T4a vientos de la Alemania nazi soplan y pululan en Palacio Nacional, el punto de comparación entre los AA, Adolfo y Andrés, sólo son los años, pues las cualidades y personalidades son similares.
Debemos estar alertas. Andrés, por su esquizofrenia, pretende llevarnos a la anarquía.
*Colaborador de los Grupos Editoriales Digitales pasaporteinformativo.mx, gustavorenteria.mx, latitudmegalopolis.com, portalhidalgo.mx, grupometropoli.net