ROBERTO CIENFUEGOS J. Cito la pregunta, la última hecha en la matutina de ayer martes 23 de agosto: “Presidente, ya asesinaron a otro periodista en Guerrero. Sobre el periodista asesinado ayer en Guerrero, presidente”.
También refiero la respuesta del presidente Andrés Manuel López Obrador: “Sí, ya estamos atendiendo. Es un lamentable caso de asesinato de este periodista. Pues, primero, mi abrazo, mi tristeza por este crimen; mi abrazo a sus familiares, a sus amigos.
Ya estamos trabajando, hoy en la mañana lo tratamos en la reunión de seguridad y pasado mañana ya les tenemos informes, lo mismo de otros casos, o sea que se está avanzando”. Este comentario último, de llamar la atención, ¿se está avanzando? Este año, al que aún restan cuatro meses, se ha asesinado a 15, quince periodistas en México, casi dos en promedio por mes. ¿Se está avanzando?
Pero el que cité arriba es, fue, el escueto diálogo matutino en Palacio Nacional en relación con el asesinato hace un par de días del periodista Fredid Román, quien era director y propietario del periódico La Realidad que circuló durante décadas en el estado de Guerrero. Al igual que en otros casos, -insisto- 15 en total este año, Román fue tiroteado y ultimado. Tan tan, la vida de un periodista más, segada.
¿Y? Pues… Es todo, es la respuesta, una más, del Jefe del Estado Mexicano al asesinato, el número 15, de otro, otro, cualquier otro periodista inmolado en México este año, señalado como el más mortífero para la prensa del país, la misma que se divide hoy en dos bloques conforme la decisión del gobierno de López Obrador: los “buenos”, que apoyan sus políticas de transformación e informan acríticamente sobre su gestión, y los “malos”, a los que considera neoliberales y representantes de un pasado corrupto, conforme indica un texto muy reciente de María Elena Gutiérrez-Rentería para el Instituto Reuters, y según el cual la prensa de México “debe lidiar con los ataques diarios del presidente contra su credibilidad” y donde se sigue asesinando a periodistas.
Gutiérrez-Rentería añade: “AMLO ha gozado de un enorme apoyo popular desde que asumió el poder en 2018, ayudado por su comunicación directa con el público a través de las redes sociales: en especial, durante sus sesiones matutinas cotidianas, conocidas como “las mañaneras”. Estas citas llevan mucho tiempo mostrando la hostilidad de AMLO hacia la prensa, pero en julio de 2021 se volvieron más incisivas cuando añadió un segmento denominado “Quién es quién”, donde señala a periodistas y medios que publican historias que, según él, son falsas”.
Quince periodistas asesinados sólo este año, y una gran tristeza presidencial. ¿Hay que añadir algo?
@RoCienfuegos1