ROBERTO CIENFUEGOS J. Un informe de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe, la Cepal, que aún dirige la mexicana Alicia Bárcena, dio a conocer que las mujeres mexicanas son las que más horas trabajan en la región con casi 70 horas por semana entre actividades remuneradas y domésticas, éstas últimas sin paga, claro.
Y sin embargo, aún así, -esto abono yo- las matan en medio de una escandalosa indolencia de los funcionarios en los tres niveles de gobierno de todo el país. El caso de la chica Dibanhi Susana Escobar, una tragedia total en la que se eslabonaron todos los factores sin que al menos uno hubiera podido impedir su desgraciado final, vuelve a sacudir al país y llenar de dolor y sufrimiento el corazón de la inmensa mayoría de los mexicanos bien nacidos, no así de una clase gobernante inútil y desalmada, que como alguna vez me comentara en una Feria del Libro en Guadalajara, Alfredo Bryce Echenique, es sólo una clase dominante, encaramada en el poder y sin prácticamente capacidad y/o talento para cumplir y hacer cumplir la ley.
El informe de la Cepal indica que las mexicanas son las más trabajadoras de América Latina con 64,9 horas en promedio a la semana destinadas a desplegar labores remuneradas y domésticas.
Abunda que en México, las mujeres trabajan 22,1 horas en labores pagadas, pero tienen que dedicar casi el doble de tiempo (42,8 horas más) a actividades por las cuales no reciben ninguna recompensa monetaria, muchas veces -insisto- sin tener siquiera el reconocimiento y el agradecimiento de sus propias familias, conformadas predominantemente por hijos y en ocasiones, aunque cada vez menos, por esposos.
Según el informe referido de la Cepal, un organismo de Naciones Unidas con sede en la capital chilena, la situación de las mujeres mexicanas contrasta con los hombres en este país, que cuando más realizan actividades por las que perciben una recompensa monetaria durante 44,6 horas a la semana, mientras que sólo dedican 16,9 horas a aquellas por las cuales no perciben estipendio alguno. Y sin embargo, a las mujeres, al menos a la mayoría, se les violenta, estigmatiza, golpea, maltrata, y hasta se les mata. También son víctimas de hechos delictivos deleznables e inhumanos que van desde el secuestro, la trata, la esclavitud sexual, el tráfico de órganos, la prostitución y en general el envilecimiento a cargo predominantemente de “hombres” o una subespecie de éstos.
Retomo el informe de la Cepal, según el cual el segundo lugar en la región en el ranking de las mujeres que más laboran en casa lo ocupan las chilenas, con un promedio de 62,2 horas semanales, seguidas de las peruanas (60,5 horas), y las argentinas (59 horas).
Añade que en todos los países de la región para los cuales hay datos disponibles, el tiempo de trabajo no remunerado de las mujeres es mucho mayor que el tiempo que dedican los hombres a estas mismas actividades.
Así y pese a la creciente participación femenina en el trabajo para el mercado, esta no se ha visto correspondida por una mayor participación masculina en labores domésticas y de cuidados no remunerados al interior de los hogares.
El fenómeno, si bien resulta grave, palidece frente a la violencia en contra de las mujeres en numerosos países, pero especialmente en México, donde en los últimos años todos los indicadores describen un infierno para ellas, así y el y los gobiernos del país minimicen el drama cotidiano que viven Ellas en México, e incluso las señalen como parte de movimientos conservadores o destinados a desacreditar la gestión gubernamental. Vaya miopía, desdén y visión criminalizada.
Además, la Organización Internacional del Trabajo señala que las mujeres ven obstaculizada su incorporación al mercado laboral en México debido a la falta de programas a infraestructura para garantizar el cuidado de sus hijos a temprana edad. ¿Y las guarderías, apá?
«Los servicios de cuidado infantil ofrecen muchos beneficios al promover el desarrollo del niño, crear empleos, reducir el trabajo de cuidados no remunerados de los progenitores y promover el empleo y los ingresos de las mujeres en el curso de su vida», argumentó la OIT. Pero ellos en México, os mandamases del gobierno de turno, tienen otros datos. ¿No?
«Las mujeres a la casa y los hombres al trabajo», se solía decir antiguamente para reforzar el patrón social que confinaba a las primeras en sus viviendas, como una especie de «esclavas del hogar» y a los segundos en sus labores técnicas o profesionales fuera de casa.
Hace más de un año, un informe de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), dijo que las mexicanas realizan más del 75% de los quehaceres en casa, el doble de tiempo que los hombres.
Frente a estos hechos, es tiempo de saludar la reacción femenina y de atender sus causas. Es tiempo de respetarlas, apreciar su talento y esfuerzo cotidiano. Valorarlas por todo lo que hacen, representan y dan cotidianamente. Es tiempo de un cambio de paradigma para que este país deje pronto y se aleje cada vez más de las anquilosadas manifestaciones machistas, misóginas y criminales. Y hay que empezar al menos en nuestro entorno.
@RoCienfuegos1