ROBERTO CIENFUEGOS J. @RoCienfuegos1
El gobierno de la 4T sigue reacio a negar el auge criminal en México. Mantiene en cambio una virtual tregua que favorece al crimen al persistir en la vigencia de una política, de alguna manera hay que llamarla, denominada “Abrazos y no balazos”.
La situación en este arranque de año da señales claras, contundentes y muy preocupantes de que las cosas, antes de registrar alguna mejoría, -siempre deseable por supuesto- está empeorando al calor de un año eminentemente político-electoral.
Aquí, unas cuantas pruebas, de esas que el presidente reclama, pero que salen sobrando ante la tozudez gubernamental. Veamos.
Reportes de prensa, la misma prensa que estigmatiza el Jefe del Ejecutivo Federal y en consecuencia, una amplia parte de sus correligionarios y colaboradores en diferentes niveles de gobierno, dan cuenta de que sólo en la primera semana de este 2024, fueron asesinados dos aspirantes a alcaldes y un regidor, todos de la oposición política.
Refiero los casos conocidos del regidor de Cuautla, Morelos, Alfredo Giovanni Lezama Barrera, militante del Partido Acción Nacional (PAN) y quien aspiraba a una curul en el Congreso local, muerto a balazos el pasado día 4 dentro de un gimnasio.
El gobernador de Morelos, Cuauhtémoc Blanco hizo lo que siempre hacen los políticos, aún los más encumbrados. Dijo que lamentaba “profundamente el cobarde asesinato de Alfredo Giovanni Lezama Barrera”. Repitió la práctica de dar sus condolencias, las más sinceras y le deseó un descanso en paz.
Los asesinatos del priista David Rey González, presidente de la Unión de Ejidos de Suchiate, Chiapas, y aspirante a alcalde de ese municipio por el Frente Amplio por México, coalición integrada por el PRI-PAN-PRD, y el emecista Sergio Hueso, quien buscaba ser presidente municipal de Armería, Colima, también ocurrieron en los primeros días de este año, que se perfila letal para políticos, y, peor aún, para muchos mexicanos cuando el país sólo en este sexenio se acerca a la cifra de las 180 mil muertes violentas u homicidios dolosos. Los números espantan, pero siguen sin concitar un cambio, así el más leve, en la estrategia de “abrazos y no balazos”. Seguirán las muertes porque no puede haber un cambio de las cosas si se siguen haciendo las mismas cosas. Muy lamentable, pero más peligroso para el país, inmerso en una olla de dolor e impunidad.
Hoy hace tres días, la Fiscalía de Sonora dio a conocer el asesinato de Aronia Wilson en su casa de Pozas de Arvizu, en San Luis Río Colorado.
Wilson, de 64 años era la gobernadora de la etnia Cucapá y se contaba entre las últimas hablantes de la lengua indígena de igual nombre, también de acuerdo con informes periodísticos. Al parecer, y según la Fiscalía, se trató de un feminicidio. Hasta el momento se ha descartado que el asesinato se haya cometido por su condición de defensora y líder de los Cucapá, pero, siempre queda la duda en un país donde los informes de las autoridades en general resultan sospechosos para la mayoría de los mexicanos, y aun sin indicios siquiera de que pronto cambiará esta percepción, que mayoritariamente se considera encubridora.
Hace apenas unas horas, los mexicanos fuimos informados del asesinato de la dirigente de Movimiento Ciudadano en el municipio de Jacona, Michoacán, Miriam Nohemí Ríos Ríos. Hombres armados la mataron a balazos en el municipio de Zamora.
MC condenó el asesinato y exigió a las autoridades el esclarecimiento de este nuevo crimen. Las mismas palabras en estos casos que casi nunca se traducen en resultados.
Al cierre del 2023, en Tabasco, la tierra natal del presidente de México, la violencia causó estragos en cuatro cárceles, con tiroteos y quema de vehículos en Villahermosa.
Medios noticiosos tabasqueños informaron de hasta una treintena de vehículos de carga y particulares quemados en unas horas de fuego que se extendieron a la madrugada, con afectaciones en algunos negocios.
La respuesta oficial es casi siempre la misma: son exageraciones de los medios y de los adversarios políticos que quieren minar a la 4T. Así sigamos acumulando más muertes.
Hay quienes anticipan que al cierre de este sexenio recortado, -terminará el uno de octubre próximo, la cifra de homicidios dolosos rondaría los 200 mil.
Y sin embargo, se insiste en que no pasa nada, son exageraciones y la estrategia de “abrazos y no balazos” está dando resultados, buenos resultados. ¿Para quién?
@RoCienfuegos1