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ROBERTO CIENFUEGOS J. Como ya es casi típico en el México de hoy, una guerra podría estar pronto en curso por el legado nada menos que de Octavio Paz, el Premio Nóbel mexicano de Literatura 1990, el Alonsiaco por excelencia como se ha conocido por muchos años a quienes estudiaron la Preparatoria en el Antiguo Colegio de San Ildefonso, un portento arquitectónico inigualable de la ex noble y leal Ciudad de México.
La guerra que vislumbro ahora mismo parece cantada, una vez que ayer jueves diversas personalidades de la vida universitaria, académica, cultural y política del país, concurrieron a la apertura del Memorial Octavio Paz y Marie José Tramini, precisamente en el Patio de Paseantes del Colegio de San Ildefonso, convertido hace poco más de cuatro décadas en un recinto cultural extraordinario de la ciudad capital.
En esa ceremonia notarial a puerta cerrada, reservada claro para figuras prominentes de la vida pública y cultural del país como dije antes, el Memorial incluyó dos piezas escultóricas de Vicente Rojo. Así fueron colocadas las cenizas del Premio Nobel de Literatura y su esposa Marie-José Tramini en el marco de los 108 años del nacimiento del Poeta.
Vendrán casi seguramente pugnas, discusiones, si acaso un diálogo en torno al legado documental de Paz. La jefa de gobierno, Claudia Sheinbaum, dijo de manera Muy anticipada que éste será resguardado en la Bodega Nacional, en proceso de construcción en la Cuarta Sección, del Bosque de Chapultepec, como parte del Proyecto Chapultepec Naturaleza y Cultura.
Sheinbaum aclaró sin embargo que se trata sólo de una “idea” y se espera que el preámbulo de un acuerdo con el Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura y el Colegio Nacional, del que Paz formó parte.
Antes había la confirmación de que el legado documental de Paz permanecería en El Colegio Nacional. Pero ahora Sheinbaum dijo que el legado se podría dividir.
“Una parte puede quedar en El Colegio Nacional y otra en la Cuarta Sección”, anticipó la mandataria, quien también adelantó un acuerdo en ese sentido.
Aclaró de inmediato sin embargo que lo más importante “ahora” es el rescate y la recuperación que se está haciendo de manera adecuada porque Paz es patrimonio de la Humanidad, patrimonio nacional y tenemos que cuidarlo.
También informó que está en construcción un fideicomiso que permita la autosustentabilidad, a fin de concretar el Programa Puntual de Clasificación de los Bienes a cargo del Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura, y «definir de forma colectiva el fin social de los bienes inmuebles y, con excepción de los casos no acotados por el propio poeta, promover la difusión intensiva del legado intelectual que heredó el pueblo de México de su Premio Nobel de Literatura».
En el Fideicomiso participan Autoridades del Gobierno de México, de la ciudad, con apoyo del Colegio Nacional, y se prevé que sea el instrumento que permita administrar los bienes y recursos provenientes de los derechos de autor y de distintas acciones para consolidar el Patrimonio Documental a través de sus nuevas instalaciones en la Cuarta Sección del Bosque de Chapultepec; y a través del mandato de San Ildefonso, mecanismo de coordinación entre los Gobiernos de México, de la Ciudad de México, de la Universidad Nacional Autónoma de México, para garantizar la revitalización del legado intelectual del ensayista en esta que es, y será eternamente, su alma máter». Eso dijo Sheinbaum.
Habrá qué escuchar más voces, que seguramente vendrán. Esperemos que no se arme otra guerra, ahora por Paz. No sería nada extraña una nueva pugna a la luz de las reinterpretaciones de la historia nacional y por supuesto urbana que ya vivimos. Baste recordar el cambio de la nomenclatura, por ejemplo, y aún el relevo en boga de algunas de las estatuas emblemáticas de la Ciudad de México. ¿O no, Colón?
@RoCienfuegos1
