ROBERTO CIENFUEGOS J. (@RoCienfuegos1). De nueva cuenta, miles de mexicanos llenaron hace unas horas el Zócalo de la Ciudad de México, de la misma forma que lo hicieron en otras urbes del país, para expresar su preocupación y aún rechazo al denominado Plan “B” de la reforma electoral, colocado hoy en una encrucijada por esta presión ciudadana y ahora sólo pendiente de la decisión que tomen los 11 magistrados de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, que encabeza una jurista, que al asumir el dos de enero pasado, se comprometió a guiar al máximo tribunal y al Consejo de la Judicatura Federal “por el camino que nos marca nuestra Constitución; que nos exige nuestra democracia constitucional”.
Impulsado por el presidente Andrés Manuel López Obrador, sus seguidores y/o simpatizantes, y aprobado por el legislativo la semana pasada, el plan “B” siguió al rechazo legislativo de una reforma constitucional.
Ya se concentraron ayer domingo y si, llenaron el Zócalo y hubo marchas y/o reuniones similares en las plazas de otras urbes del país y aún en varias ciudades del mundo.
Viene ahora, el 18 de marzo, otra gran marcha popular, a la que convocó esta vez el presidente para celebrar un aniversario más de la expropiación petrolera en el gobierno del general Lázaro Cárdenas, y aun el natalicio de Benito Juárez.
La convocatoria de esta nueva marcha del 18 de marzo fue hecha por el presidente López Obrador unos días después de la de ayer domingo y que se cumplió en defensa del Instituto Nacional Electoral y del voto.
Se repite el esquema, tras la primera manifestación en defensa del INE del 13 de noviembre pasado, López Obrador llamó a la denominada “marcha del pueblo” el 27 de noviembre del 2022, ésta, según dijo, como parte de una estrategia para unificar a los simpatizantes de su proyecto al cumplirse cuatro años. El mandatario dijo entonces que “la gente quería expresarlo” y porque “todos los días hablan del tema en el mercado, en la escuela, en los camiones, en el Metro, en el parque, en todos lados es tema, pero como son opiniones que se dan de manera aislada, y como sí hay el interés de acaparar la información, de acaparar los medios para informar solo lo que conviene a nuestros adversarios, entonces es importante la lucha, que se anime, se reafirme la convicción”, justificó entonces en una de sus matutinas.
Ahora, y tras la concentración en el Zócalo, seguirá de nueva cuenta una marcha aderezada con una fiesta musical del lopezobradorismo, programada el 18 de marzo.
Consideró clave la defensa de “nuestra soberanía, tenemos que defender el petróleo, tenemos que defender la industria eléctrica”. Anticipó que “Va a ser fiesta, porque rescatamos a Pemex y a la Comisión Federal de Electricidad”.
Es claro entonces que el reto político en México por el Plan “B” alcanzó las calles del país, un espacio defendido a ultranza por el presidente como expresión de su carisma y popularidad, pero también un desafío que crece de la oposición y muchos ciudadanos, como fue patente por segunda vez ayer domingo en menos de cuatro meses.
Este reto de vencidas también se librará de manera muy relevante en la Suprema Corte de Justicia de la Nación, donde si ben nada está escrito ni decidido todavía, el presidente enfrentará el fallo de los 11 magistrados, entre ellos su presidenta, Norma Lucía Piña, ante las impugnaciones constitucionales ya interpuestas en el máximo tribunal del país en torno al Plan “B”.
La presidenta Piña, quien rompió por decisión de sus pares “el techo de cristal”, es hoy la primera mujer que encabeza el máximo tribunal constitucional. El presidente no las trae del todo bien con ella, y por el contrario, ha protagonizado algunos escarceos de una intensidad todavía menor, aunque no menos importantes ni desdeñables, mucho menos aún al registrarse de parte del titular del Poder Ejecutivo contra la titular de otro poder absolutamente constitucional.
Otra historia seguramente se habría escrito ya si la presidencia del máximo tribunal del país hubiera recaído en la ministra Yasmín Esquivel Mossa, enfrentada ahora a un par de denuncias por el plagio, primero de su tesis de Licenciatura en la UNAM, y más recientemente, por su tesis doctoral en la Universidad Anáhuac, según una investigación del diario español El País.
Hace poco menos de dos meses, la presidenta Piña puso en claro que su encomienda fue el fruto de la decisión de sus compañeras y compañeros magistrados, la cual asumió “consciente de su complejidad”.
Ante ello, dijo en su discurso inaugural, “si bien se antoja la magia y el ilusionismo, lo que ofrezco es una representación basada en las herramientas que me han guiado en lo que soy, en lo que somos como juzgadoras y juzgadores; estudio, reflexión, acción, autocrítica; honradez, empatía, así con lo que sabemos y somos, dando pasos firmes, caminando juntos”.
“Estoy convencida, ratificó, “que sabremos aprovechar la oportunidad que representa todo reto en beneficio del Poder Judicial de la Federación, en beneficio de nuestro país, en beneficio de México”. Le llegó su turno en un momento absolutamente complejo para el país. Las impugnaciones de inconstitucionalidad contra el Plan “B”, la aguardan junto con sus pares. Tienen la palabra.
@Rocienfuegos1