ROBERTO CIENFUEGOS J. @RoCienfuegos1
Bueno, pues ¿de qué se trata? Para citar al clásico: “no hay chile que les embone”, la frase de Enrique Peña Nieto en abril del 2017 para referir las críticas hechas por la detención ese año del ex gobernador veracruzano, Javier Duarte, y que según la opinión de muchos entonces sólo era un montaje para contrarrestar los días sombríos en puerta a las entonces cercanas y ahora lejanas elecciones presidenciales del 2018.
Más de cinco años después, también en un preámbulo electoral muy adelantado en el país y cuando el Frente Amplio por México acaba de prácticamente abanderar a la hidalguense Xóchitl Gálvez, para que tome las riendas del combate a Morena, surgen por muchos lados las voces que critican el proceso que condujo a esta decisión amasada entre el PRI, el PAN y el PRD.
Pero si coincidimos con el criterio de que la política es el arte de lo posible, según la definición aristotélica, también compartida por figuras prominentes, como Nicolas Maquiavelo y aún Winston Churchill, entre otros, podríamos entonces comprender mejor el resultado del proceso que está a punto de concretarse para que Gálvez se ciña el huipil y acometa la tarea titánica nada menos que de medirse con la Cuarta Transformación, la mayor faena para esta mujer en toda su historia política y aún vital.
Aun cuando está a unas horas de ser proclamada formalmente la candidata del Frente Amplio por México, ya le han llovido críticas y señalamientos desde muchos espacios. Pero llama la atención que entre estos reclamos y críticas figuren los que hacen quienes rechazan franca, abierta y públicamente a la 4T y al gobierno del presidente López Obrador. Dudo que ésta sea la mejor manera de empoderar a una política, que no la tiene fácil, y que por el contrario, habrá de enfrentar a una maquinaria de Estado, la 4T, en busca de hacerla descarrilar en su intento, por cierto el único posible.
Se entiende que el presidente López Obrador ya haya reaccionado con sus típicas mofas y descalificaciones para ablandar y/o debilitar a Xóchitl y sus postulantes, se entiende. En junio pasado, Xóchitl enfrentó el inicio de una escalada del presidente López Obrador, quien le negó el acceso a Palacio Nacional para desmentirlo. El presidente ratificó su dicho y práctica de que no le vengan a decir que la ley es la ley, pues violó un mandato judicial que le ordenaba otorgar el derecho de réplica a Gálvez. Y eso fue antes de que ésta mujer se perfilara a la candidatura presidencial opositora. Imagine lo que viene.
No se olvide además que Xóchitl, es la única mujer opositora que seriamente le salió respondona al mandamás de Palacio Nacional y rompió hace menos de tres meses la trama de una crónica anunciada para el relevo presidencial en 2024, un punto que por sí solo debería alentar, estimular y emocionar a toda la ciudadanía que rechaza el “modito”, la gestión y los saldos de eso que más pomposa que fehacientemente se ha denominado la 4T.
Se entienden claro las reacciones del inquilino de Palacio Nacional, lo cual revela su nerviosismo frente a una decisión del Frente Amplio, que sin duda repercutirá por lo menos en algún grado en la decisión que López Obrador deberá tomar en los días que siguen para elegir a su “corcholata” preferida, adecuada y a la luz de la lectura que haga de la circunstancia y coyuntura política actual. Amlo deberá ahora medir el efecto Xóchitl, algo hasta hace muy poco tiempo impensable para los cuatroístas que anunciaban la ratificación absoluta y con copete de otro sexenio guinda.
Pero que los ataques y críticas a Xóchitl provengan de un sector -insisto- que se ha opuesto en estos cinco años a López Obrador, resultan francamente ridículos y contrarios a su propio interés y expectativa. Con ellos la oposición se dispara así misma o incurre en la práctica del hará kiri. Esto es además lo que menos esperaría Xóchitl, quien más bien constituye en estos momentos una luz, la única posible en el túnel de la 4T, y eso, eso ya es muchísimo.
Impensable incluso que el PRI, así sea el de Alito, se haya pronunciado esta vez a favor de una figura como Xóchitl, fraguada en los predios del PAN, así y ella sostenga que su incorporación al gobierno de Vicente Fox fue el resultado de los “head hunters” o cazatalentos. Para muchos panistas y especialmente para aquellos que se sienten de cepa, Xóchitl viene a ser un “outsider”. Pero fue ella quien le devolvió al PAN la alcaldía Miguel Hidalgo, otro punto a favor de la hidalguense.
Más todavía, en noviembre del 2022 y apenas en febrero de este año, cuando decenas de miles de ciudadanos marcharon en las calles para defender al INE de la embestida presidencial y del llamado plan “B” electoral de López Obrador contra el mismo organismo comicial, respectivamente, fueron muchas las voces que demandaron a los partidos de oposición hacer eco del malestar ciudadano, enarbolarlo. Muchos plantearon la pregunta de si los partidos de la oposición serían capaces de aglutinar a esa masa ciudadana para desafiar a la 4T.
Ahora, cuando ya la oposición despertó de su letargo, inició un proceso inédito para aglutinarse y otro más para postular un candidato (a), hay voces que critican y rechazan esta fórmula. De allí que uno se pregunta: ¿y entonces? ¿En verdad creen que la política es el resultado de 2 más 2? Hay que darse cuenta de que la política es el arte de lo posible, y que lo imposible hasta antes de junio pasado, se ha tornado en una posibilidad. López Obrador y sus “corcholatas”, las mismas que están ahora sudando, tanto o más que Morena mismo, descalificarán como una forma de impedir, frenar o disuadir a millones de adversarios que miran la esperanza en Xóchitl, algo que hasta hace poco no existía ni en sueños. Y esto es lo valioso.
@RoCienfuegos1