Catilinaria
ROBERTO CIENFUEGOS J. Como hace ocho días atrás, en medio entonces del recuento detallado de votos en la jornada del 10 de abril sobre el tan sobado revocatorio, ese que no fue más numeroso por culpa del INE, tras el asueto de la Semana Mayor, este lunes seguramente el Zócalo de la Ciudad de México retumbará con el verbo presidencial. Tome entonces sus precauciones.
El motivo será lo ocurrido en las últimas horas en el recinto legislativo de San Lázaro, allá al oriente de la Ciudad de México. Poniendo a un lado las sorpresas, que los políticos mexicanos nos regalan cada vez que está en vilo la República, pero asumiendo el riesgo de casi descartarlas considerando la seriedad de los próceres de la patria que debatieron -de hecho, no sería raro que aún lo sigan haciendo en estas horas críticas para la Patria- sobre la reforma eléctrica, es previsible al momento de escribir estas líneas, que se haya quedado a una leve distancia del número mágico de 333 votos para avalar la reforma eléctrica. Estaban asegurados 277. Poco probable el cerrón o que de última hora se haya borrado la sana distancia entre el tres veces tres y el 277. Así que a estas horas, cuando usted dispense la lectura de este texto, sí acaso, se escuchará la estentórea voz presidencial desde el mismito corazón político del país, la palabra: “traidor” y entonces sí, se sabrá quién es quién de cara al hondo dilema de colocarse del lado correcto de la historia y en contra de ella. Ya veremos este lunes la filípica que se nos receta.
También es previsible que se escuchen otras consignas, no muy alejadas de las que más de 24 horas antes entonaron, empapados en cerveza por aquello de la calor, sus seguidores reunidos para repudiar a los legisladores apátridas que se adhirieron a Iberdrola y dieron la espalda a la Nación y sobre todo a quien la encarna en esa divina trinidad adjudicada sin rubor alguno precisamente por los próceres de la nación encaramados en la así denominada cámara alta de la república .
“Fuera máscaras”, “No es tiempo de simulación”, “Se está con la 4T o en contra de la transformación histórica y pacífica”. Se sabrá en ese contexto quienes adhieren y quiénes meten zancadilla.
Ah, pero las cosas no quedarán allí, qué va. De la derrota seca, dura y aún anticipada, pero sobre todo del juego de la democracia, se pasará a la levitación para alzarse en una victoria discursiva y narrativa, que caray. Pues a eso nadie, bueno, ni siquiera el Jefe Diego, gana.
Al estilo jalisco, claro, si se pierde, pues se arrebata, porque la historia no perdonaría ninguna otra alternativa. Bueno, ni siquiera aquel viejo dicho de que en democracia a veces se gana, pero también se pierde. Nada, ni medias tintas y mucho menos un remedo de reforma. Ya se escuchará la letanía eléctrica, y sobre todo una auténtica, genuina catilinaria. Más allá de la reforma eléctrica, que viva la política. Vivir para ver.
@RoCienfuegos1