JOSÉ SÁNCHEZ LÓPEZ
MUCHO ruido, memes y comentarios sarcásticos se han manejado en torno a la anciana de 74 años que mató a balazos a dos personas de la familia que invadieron su casa en Valle de Chalco, Estado de México.
La abuela sicaria, la pistolera, la gatillera, etcétera, etc. Son algunos de los términos que han vertido quienes desconocen el fondo real de la situación.
El problema de los invasores no es nuevo en nuestro país. Se ha vuelto común ante la apatía de las autoridades que se mantienen indiferentes de las quejas y reclamos de quienes trabajaron toda su vida para hacerse de algo y de pronto se ven despojados de su patrimonio por unos vivales, manejados por grupos criminales que han encontrado en la invasión su manera de vivir.
En la mayoría de los casos no se trata de familias pobres, desprotegidas, carentes de lo más elemental.
No. Se trata de gente a la que controlan organizaciones como La Unión Tepito, La Chokiza y otros grupos criminales que cuentan con toda una estructura para apoderarse de propiedades a través de terceros a los que incluso tienen a sueldo.
Y no es un problema sólo del Estado de México, no. Ocurre en todo el país, con mayor frecuencia en la entidad mexiquense y en la Ciudad de México
Cuenta con “halcones” que les reportan cualquier casa que consideran que está deshabitada para ser invadida de inmediato y con grupos de choque para golpear a quienes los enfrenten.
La mecánica es la misma. Un contrato falso, un casero inexistente y un supuesto abandono del inmueble.
La invasión es en forma y las más de las veces no necesitan que la casa estuviera abandonada.
Basta la ausencia de unos cuantos días para que al regreso de los dueños, se encuentren con que su casa ya no es su casa, pues está invadida por gente agresiva, rijosa, que lejos de reconocer que
invadieron una propiedad, se asumen como los verdaderos dueños.
El caso de la señora CARLOTA no es aislado, es sólo uno de los cientos de que se repiten, sobre todo en todo el país.
Tan sólo en la Fiscalía del Estado de México, hay mil 376 carpetas de investigación por invasión y despojo que no prosperan.
Los hechos en que la señora CARLOTA decide actuar, no fueron producto de un arranque de furia.
No.
Fue el hartazgo a la indiferencia de las autoridades ante las quejas y reclamos de los propietarios.
Doña CARLOTA acudió una y otra vez ante las autoridades para que le ayudaran a recuperar su casa y sacaran a los invasores, pero su reclamo nunca prosperó.
También, no una, sino varias veces, se presentó ante sus invasores a pedirles que se salieran, porque no era su casa.
La respuesta siempre fue la misma.
-No nos vamos a salir. A mí me rentaron y además estamos apoyados por un “sindicato” (que no es otra cosa más que un grupo criminal).
Aún el día que ocurrieron los hechos, les pidió que le dejaran su casa, que se salieran, pero los invasores respondieron de manera retadora que sólo muertos los sacaría de “su casa”.
Y, para su infortunio, así fue.
Harta, decidió actuar por su cuenta y hacer justicia por propia mano.
Regresó al vehículo en el que había llegado. Tomó una pistola y sin más, disparó contra los usurpadores.
Y entonces sí actuaron las autoridades. Raudas se presentaron al lugar y detuvieron a la “abuela sicaria”.
La casa en disputa, ya sin invasores, le fue concedida a una de las hijas de doña CARLOTA.
¿Era lo menos no?
Mientras, ella está en la cárcel, donde, a decir de las autoridades, se actuará con rigor contra la homicida, ese rigor con el que no actuó cuando la adulta mayor acudió en demanda de apoyo.
Ya se dieron movimientos de protesta y exigencias de libertad para quien, cansada de la abulia de las autoridades, decidió hacer justicia por mano propia.
En el mejor de los casos, bajo el argumento de legítima defensa, su abogado tratará de que concedan a la señora el beneficio de enfrentar su proceso en prisión domiciliaria, por su edad, 74 años y los males que padece.
¿Cuántos casos más tendrán que ocurrir para que la Fiscalía General de Justicia del Estado de México, en este caso concreto, pero en casi todas las del país, hagan su trabajo y no esperen desenlaces fatales? ***LA APATÍA SÓLO ENGENDRA INJUSTICIA. ***AU REVOIR.