JOSÉ SÁNCHEZ LÓPEZ. Esa cantaleta de “abrazos no balazos” de la 4-T, como que ya está causando resquemor en los señores militares, cansados de tener que aguantar humillaciones, escupitajos, desarmes, sin poder responder de la misma manera a los delincuentes, pues las órdenes son: “nada de persecuciones en caliente”, es decir voltear a otro lado si llegan a toparse con narcotraficantes, sobre todo si se trata de un capo.
Han sido muchos los videos en los que se observa a soldados que son sometidos, vejados, humillados por un grupo de facinerosos, y que no pueden defenderse “por órdenes superiores”.
Esa actitud sumisa, obligada por el mandato del comandante supremo de las Fuerzas Armadas, ha envalentonado de tal manera a los criminales que cada día se muestran más desafiantes, más cínicos en sus acciones, haciendo gala de su poder, que es solapado por quienes tienen la responsabilidad de combatirlos.
Las cifras no son nada halagüeñas para las fuerzas del orden.
Del 1 de diciembre de 2018 al 8 de diciembre de 2022, se han registrado, al menos, mil 796 asesinatos de policías y militares.
En mayo de este año, SEDENA reportó en uno de sus informes que habían fallecido 33 militares en operaciones y actos de servicio.
Pero no es así, de acuerdo a las filtraciones del grupo de hackers autodenominado Guacamaya, que tienen otros datos, tan sólo en tres años de gobierno de ANDRES MANUEL LÓPEZ OBRADOR, sumaban ya 51 militares muertos.
Cada mes, el Ejército documenta, en promedio, 22 agresiones diarias a nivel nacional. En 2021 se documentaron 236 ataques en los que 13 uniformados murieron y 75 fueron heridos; del 1 de enero al 3 de diciembre de este año hubo 250 ataques, en los que resultaron seis efectivos muertos y 47 heridos. de acuerdo con cifras del gobierno federal.
El jueves 24 de noviembre, el general brigadier José Silvestre Urzúa Padilla, coordinador de la Guardia Nacional en Zacatecas, murió durante un enfrentamiento con criminales en el municipio de Pinos, a 20 kilómetros de la frontera con San Luis Potosí.
Estamos hablando del militar de mayor rango muerto en acciones contra el crimen en este sexenio, del representante de las Fuerzas Armadas en el estado, de quien fue enviado a ese lugar precisamente para enfrentar al crimen organizado.
¿Entonces qué pasó?
El sábado 10 de diciembre, integrantes del CJNG secuestraron al coronel José Isidro Grimaldo Muñoz, en la comunidad de Tapalpa, Jalisco, el responsable del secuestro, dicen, es JUAN CARLOS PIZARRO ORNELAS, “El CR”, jefe de plaza de Tapalpa, Zapotitlán de Vadillo y San Gabriel, en Jalisco, localidades bajo el control del CJNG.
Hasta el miércoles 21 no había rastro del mílite plagiado.
Otra más:
Una aeronave, procedente de Sudamérica, aterrizó en la pista turística de la zona arqueológica de Bonampak, Chiapas. La SEDENA realizó el operativo y aseguró la carga con posibles estupefacientes. La operación había sido un éxito, aunque no hubo detenciones.
Pero…¿qué creen?
En un acto inadmisible, un grupo minoritario de indígenas lacandones, retuvieron al menos a una docena de soldados. Los desarmaron, los desnudaron, los sometieron, los golpearon, los hincaron y amenazaron con quemarlos vivos si no les regresaban los seis costales que se habían llevado.
Luego de más de 24 horas que permanecieron cautivos los soldados, los mandos terminaron por ceder, regresaron la carga y entonces sí, les devolvieron a los rehenes y los militares se retiraron de lugar.
¿Y cómo no van a actuar así los militares, si las órdenes son de “aguatar”?
La situación se torna grave y preocupante, porque el abierto reto de la delincuencia no se limita ya a los elementos de tropa, al soldado raso o a los de rango medio, no, está tan ensoberbecida el hampa que ya ha atentado contra altos mandos militares.
El hartazgo de los militares es cada vez más evidente y de seguir obligándolos a poner la otra mejilla, podrían generarse reacciones que en nada favorecerían al “señor de los abrazos”.***UNA NECEDAD REPETIDA, SIEMPRE SERÁ UNA NECEDAD.***AU REVOIR