Sin coalición en Yucatán

DULCE MARÍA SAURI RIANCHO

SemMéxico. Mérida, Yucatán. “En este proceso se registró ayer un suceso histórico, que fue el hecho de que por primera vez desde que se tiene conocimiento de su existencia, el PRI no registró precandidato o precandidata a la gubernatura de Yucatán” (1)

El PRI, partido político en el que participo desde hace muchos años, entró a la senda de los “nunca antes”.

Su menguada fuerza electoral convierte su compañía en algo indeseable, o quizá prescindible para los cálculos políticos de los estrategas que tienen la responsabilidad de diseñar una campaña electoral en un escenario de alta competencia.

La imagen de debilidad que proyecta el PRI yucateco se ha visto acrecentada por la deserción de varios de sus conspicuos personajes que, en la acrobacia política imperante en la actualidad, lograron saltar de su partido a la alianza oficialista en fechas recientes.

Me parece escuchar las voces de los “consejeros” del alcalde con licencia o quizá del propio gobernador Vila, susurrándole al oído que la negociación con el PRI para conformar una coalición resulta innecesaria; que el PRI los necesita mucho más que lo que puede proporcionarle al PAN en cuanto a simpatías ciudadanas y votos en las urnas. Por Yucatán, deseo fervientemente que no yerren en sus estimaciones.

El riesgo del triunfo electoral de Morena es real. No se trata solamente de un asunto de alternancia partidista en la gubernatura, como las registradas en 2001, 2007 y 2018, sino de un cambio radical de manera de gobernar que puede conducir a Yucatán a un deterioro de sus instituciones y de lo más preciado que todavía conservamos: su seguridad.

A quien considere que exagero, revise los resultados de la alternancia morenista en más de 20 entidades federativas y señale una de ellas en la que las condiciones de vida y de tranquilidad de sus habitantes hayan registrado mejoría en relación a la administración anterior.

¿Eso queremos para Yucatán? Definitivamente no, ni quienes nacimos en esta tierra, ni quienes la han adoptado como propia, una vez que decidieron llegar a radicar aquí, atraídos principalmente por su tranquilidad, después de vivir amargas experiencias en sus lugares de origen.

Estas son las razones por las cuales importa el destino próximo del PRI, de sus militantes y simpatizantes, de aquellas personas que, elección tras elección, se mantienen fieles a su emblema y colores, como ha sucedido consistentemente a lo largo de los años.

Encuestas

¿Representan el 15, el 10 por ciento de la ciudadanía? Es difícil de afirmar, pues ha habido tantas equivocaciones por parte de las empresas encuestadoras, que un sano escepticismo es necesario frente a estos magros números asignados al partido que gobernó Yucatán hasta hace menos de seis años.

El aparente fracaso de las negociaciones para construir una coalición en Yucatán entre el PRI, el PAN y el PRD incluye también el anuncio de candidaturas propias por parte del PRD, comenzando por la gubernatura. Sumemos el anuncio de Movimiento Ciudadano, con candidata propia, cercana a la exgobernadora Ivonne Ortega, otro frente que se abre también para las elecciones municipales y de diputad@s, no solo para la gubernatura. Y si, en el colmo del fracaso político, el PRI, sin coalición, no inscribe candidatura al gobierno del estado, entonces su porcentaje de intención de voto tiene un destino mayoritario cierto: Morena.

Hace algunas semanas escribí en este mismo espacio sobre las coaliciones totales y la pertinencia de lograrlas para enfrentar las elecciones de Yucatán en 2024. Sobreestimé las capacidades de las y los negociadores y, sobre todo, la generosidad política indispensable en estos tiempos.

Todavía falta, no podemos dar todo por perdido y contemplar, inmutables, cómo rueda la pelota hacia el abismo. Nos queda aún una carta importante por jugar en la partida que definirá el destino de nuestro estado. Me refiero a la figura de los gobiernos de coalición, que no está condicionada más que a la presentación de la plataforma y el convenio respectivo ante las autoridades electorales.

Resta también esperar los resultados de los acuerdos nacionales sobre las candidaturas al Senado y a los seis distritos federales yucatecos. Sin embargo, la determinación de ir por separado PAN y PRD en la gubernatura; la determinación del PRI de no presentar propuesta para la precampaña que se inició el pasado domingo, enrarecen las negociaciones de coaliciones o candidaturas comunes para municipios o distritos locales.

El fantasma del fracaso del PRI en 2018, donde se estimuló el registro de aspirantes perdedores en el Verde o en Nueva Alianza, coaligados entonces, ronda la elección al gobierno del estado por parte del PAN y a su candidato, Renán Barrera.

Es de sabios aprender en pellejo ajeno, aunque muy pocos lo consiguen. Por lo pronto, el mensaje enviado a las y los priistas ante la imposibilidad de concretar una coalición para la gubernatura de Yucatán, es negativo y riesgoso.

¿Y si sale Huacho? Si es así, la migración de posibles votantes del PRI podría concretarse, precedidos por una parte de sus estructuras que ya se han ido.

La percepción de “ninguneo” y menosprecio de lo que representa el otrora partido en el gobierno sólo ayuda a Morena. Nadie va a donde no lo quieren. Que no se les olvide a quienes esperan el “canto del cisne”, expresión que refiere la antigua creencia de que “los cisnes cantan una bella canción en el momento justo antes de morir, después de haber estado en silencio durante la mayor parte de su vida”.

Ni el PRI va a morir, ni Morena va a ganar en automático. Pero que se le hará mucho más difícil al PAN, no hay duda. Mérida, Yucatán

1.- Diario de Yucatán, sección Local, p. 3, domingo 5 de noviembre 2023.

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*Licenciada en Sociología con doctorado en Historia. Exgobernadora de Yucatán

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