* En un acto en la UAEH al que asistió la corcholata, el Rector Octavio Castillo reveló que en su calidad de Secretario de Gobernación, el aspirante presidencial ayudó a Sosa a obtener el beneficio de la prisión domiciliaria, pese a las graves acusaciones en su contra por triangulación en el extranjero de más de cien millones de dólares. Adán Augusto, además, expresó elogios al procesado
ANTONIO ORTIGOZA VÁZQUEZ/ @ortigoza2010
Adán Augusto López fue el factor determinante para que el jefe de la «Sosa Nostra», Gerardo Sosa Castelán, fuese sacado del penal de máxima seguridad de Almoloya para ser beneficiado con «prisión domiciliaria» en Pachuca, según reveló el rector de la UAEH, Octavio Castillo Acosta, en un mitin en el edificio central de la universidad, donde «la corcholata» de Morena fue ovacionado.
Sosa Castelán es una figura tristemente célebre en el estado de Hidalgo, quien ha tomado la universidad como centro de actividades ilegales y de poderosa influencia política. Pero fue detenido sorpresivamente en la ciudad de México a inicios del sexenio y la FGR le ha fijado acusaciones por delincuencia organizada y operaciones con recursos de procedencia ilícita, para lo cual solicita un total de 55 años de prisión. Nada menos.
Adán Augusto López llegó a Pachuca dentro de su gira por el país, en esa ficción que es «el liderato en la defensa de la Cuarta Transformación» (o algo así), que en hecho de sobra conocido, es la lucha por la candidatura presidencial por Morena.
Acudió al acto masivo en la UAEH, en donde, no sin alguna sorpresa para los medios políticos hidalguenses, dijo al inicio de su discurso lo siguiente: «Aprovecho aquí para enviar un saludo a alguien que no tengo el gusto de conocer en persona, hemos platicado por teléfono en algunas ocasiones. Es un referente aquí en la Universidad … Gerardo Sosa no puede ser un integrante anónimo (sic) de esta comunidad y aprovecho para mandarle un saludo, para decirle que esté bien y para reconocer su trabajo (¡sic!), su aporte a esto que es hoy un ejemplo de autonomía y buena administración».
Pero si estos pronunciamientos del virtual candidato a la presidencia ya fueron una enorme sorpresa, para no ser menos, en su intervención ante el micrófono, el rector Castillo no tuvo empacho en hacer la escandalosa revelación: «Cuando usted fue secretario de Gobernación, también nos apoyó para cambiar la medida cautelar de nuestro amigo, el licenciado Gerardo Sosa Castelán, lo que nosotros valuamos (sic) de manera inalcanzable». (resic).
La «corcholata» (el epíteto injurioso no es de «Expediente Ultra», por cierto) fue recibido por la plana mayor de la «Sosa Nostra», con el rector Castillo, el diputado federal por Morena, Cuauhtémoc Ochoa; Damián Sosa Castelán, Lidia García, presidente del Patronato universitario y la diputada federal Isabel Alfaro.
Cabe mencionar que 24 horas antes de la visita de López, hubo un significativo forcejeo dentro de Morena-Hidalgo, cuando fue anunciado al ex rector Humberto Veraz como nuevo «coordinador territorial» de la campaña del ex de Gobernación, pero fue bloqueado de inmediato por el subdelegado Darío Hernández, y finalmente el nombramiento fue para la diputada Alfaro.
Quizá tuvo algo qué ver que el ex rector Veraz tiene «congeladas» 18 cuentas bancarias por una solicitud de cooperación internacional por el agregado en México y Centroamérica de la División de Investigación Criminal del Servicio de Impuestos de Estados Unidos.
Esos son los «grandes amigos» de «la corcholata» Adán Augusto López.
Cabe señalar que con la revelación del rector Castillo, se ha colocado a Adán Augusto López en los niveles de abuso del poder que eran usuales hace… 47 años, precisamente en el arranque del nefando sexenio de otro López, pero Portillo.
Fue en 1976, poco antes de los comicios presidenciales, cuando dos entonces famosos jefes de la policía judicial del DF, Jorge «La Chita» Obregón Lima y Salomón Tanús, fueron encarcelados por acusaciones de extorsión de parte de grupo de empresarios judíos.
López Portillo tomó posesión como presidente el primero de diciembre y 15 días después, apareció una foto a gran despliegue en una publicación de la ciudad de México, donde aparecía el presidente, en su despacho de Los Pinos, abrazando a Obregón Lima y Tanús, los tres con amplia sonrisa. Se supo que ambos policías/hampones fueron incorporados al grupo especial de «combate a la guerrilla», conocido como «La Brigada Blanca».
Por esas mismas fechas, Arturo «El Negro» Durazo, ya como todopoderoso jefe de la policía del DF y puntos circunvecinos, se dio el lujo de sacar de la cárcel, de inmediato, a un amigo íntimo, el profesor Daniel Molina Miranda, quien estaba procesado por el doble homicidio cometido con alevosía, contra su «ex novia» y otro joven.
Molina Miranda ejerció un poder terrible como secretario particular de Durazo Moreno, quien a su vez estuvo seis años encarcelado por diversos delitos, incluido narcotráfico.
¿Así vamos?