* Desde la Revolución Mexicana, la política mexicana ha estado marcada por la corrupción y el abuso de poder; los líderes de la revolución, como Carranza y Obregón, prometieron un gobierno democrático y justo, pero en
realidad establecieron un sistema que beneficiaba a los poderosos y marginaba a los más débiles. Durante los 70 años del PRI, la corrupción y el clientelismo se convirtieron en la norma, los políticos se enriquecían a costa del erario público, mientras que la mayoría de la población vivía en la pobreza
ANTONIO ORTIGOZA VÁZQUEZ/ @ortigoza2010
Pachuca, Hidalgo, Especial de Expediente Ultra (entresemana.mx). En México, la política se ha convertido en un teatro del absurdo donde los actores principales son los políticos que poseen un repertorio histriónico lleno de hipocresía y cinismo.
Desde el tiempo de la Revolución Mexicana, en 1910, la política mexicana ha estado marcada por la corrupción y el abuso de poder. Los líderes de la revolución, como Venustiano Carranza y Álvaro Obregón, prometieron un gobierno democrático y justo, pero en realidad establecieron un sistema autoritario que beneficiaba a los poderosos y marginaba a los más débiles.
En la época del PRI (Partido Revolucionario Institucional), que gobernó México durante más de 70 años, la corrupción y el clientelismo se convirtieron en la norma. Los políticos se enriquecían a costa del erario público, mientras que la mayoría de la población vivía en la pobreza. La represión y la censura eran comunes, y los que se atrevían a cuestionar el sistema eran silenciados o desaparecidos.
Con la llegada de la supuesta alternancia política en el año 2000, se esperaba un cambio real en la política mexicana. Sin embargo, los partidos políticos, como el PAN (Partido Acción Nacional) y el PRD (Partido de la Revolución Democrática), no supieron o no quisieron romper con las prácticas autoritarias y corruptas del pasado. La corrupción y el cinismo continuaron, y los políticos siguen prometiendo «cambios» y «reformas», unas descabelladas, pero muchas más han resultado ser simplemente efímeras.
Hoy en día, la situación es aún peor. La impunidad y la corrupción han alcanzado niveles récord, y la mayoría de los políticos mexicanos están más preocupados por mantener su poder y privilegios que por trabajar por el bienestar de la nación. La violencia y la inseguridad han aumentado, y la mayoría de los mexicanos vive en la incertidumbre y el miedo.
¿Cuántos más tienen que morir, desaparecer o ser víctimas de la violencia para que los políticos mexicanos tomen medidas reales para cambiar el sistema? ¿Cuántos más tienen que sufrir la pobreza, la desigualdad y la injusticia para que los políticos mexicanos dejen de engañar al pueblo y comiencen a trabajar realmente por el bienestar de la nación?
Hoy, el teatro de la política, es una simple carpa pueblerina, donde los protagonistas son cambiados dependiendo el show, que normalmente, resultan ser nefastos, hambrientos de poder y sed de revancha. Una combinación que suele ser la suela de los zapatos que pisotean, de forma histórica, al pueblo que los ha llevado al poder.
Pero viene un nuevo poder ejecutivo y legislativo, el actual gobierno pronto será historia, pasado pues, algo que a los morenistas les gusta echar mano, así que hoy se acabaron los pretextos, hoy son los de la mafia del poder, mañana ¿Quiénes serán?
Hoy, en tierras hidalguenses, un puñado de ex priistas se han puesto una camiseta color guinda, solo les falto una leyenda que dijera “rémora”, según para sumarse a un proyecto que está en un segundo piso, ayer estaban en el “cuarto”, sin duda bajaron de nivel de forma estrepitosa.