*Surrealismo posmoderno en Nuevo León
ANTONIO ORTIGOZA VÁZQUEZ/ @ortigoza2010
Especial Expediente Ultra. Samuel García es un treintón posmoderno a quien muy posiblemente le pasaron de noche las cátedras de literatura española y no tiene idea de las geniales comedias de enredos del taxqueño Juan Ruiz de Alarcón o bien de los entremeses del genial Cervantes pero, paradójicamente, de pronto se convirtió en uno de esos personajes que hacen reír, a «mandíbula batiente» al espectador de sus trapacerías.
Bueno, en rigor, quizá no todos ríen, sino todo lo contrario. Por ejemplo, 11 alcaldes del mismo número de municipios neoleoneses, los que ya tienen mucho tiempo reclamando, en conjunto, algo más de 50 mil millones de pesos retenidos por el gobernador «nomás porque sí», porque no se le da la gana al mandatario y celebridad cibernética, distribuir los fondos ya etiquetados por la Federación.
Pero, además, para colmo del surrealismo norteño, Samuel se encuentra en una falta por demás insólita: No ha presentado el presupuesto para 2024, cuyo límite constitucional venció el 15 de noviembre.
Pero son solo algunas de las gracias del gobernador, quien tuvo a bien dar una sacudida más al estado que ¿gobierna? al tomar maletas e irse a «hacer precampaña» o algo parecido para ¡Presidente de la República!
Y esa puntada detonó otra desternillante escena nunca imaginada por Ruiz de Alarcón, aunque algo tiene de la famosa obra «La verdad sospechosa» y de «El patio de Monipodio”, de Cervantes.
Pidió licencia al Congreso local por seis meses, pero quiso imponer al Secretario General de Gobierno como «interino» lo que no era posible, porque para una ausencia de más de 30 días se requería nombrar al interino por voto mayoritario del Congreso.
Lo que vino después supera con mucho los diálogos de «Esperando a Godot», de Samuel Beckett: Para «corregir» el nombramiento del Secretario de Gobierno, el Congreso nombró a un magistrado imposibilitado constitucionalmente. La Suprema Corte intervino, y el Congreso nombró un Vicefiscal. Samuel entró en pánico.
Cabe mencionar que Samuel depende, literalmente para todo, de su joven y bella esposa, Mariana. Se trata de una «influencer» muy dotada para el manejo de redes.
Según las columnas políticas, la “candidatura presidencial» de Samuel tenía la función de «golpear» a Xóchitl Gálvez, la candidatura de la oposición coaligada. Pero sucedió, en unos pocos días, que gracias a las habilidades de Mariana, su marido se trepó de inmediato con 14 puntos porcentuales en las encuestas y lo vertiginoso de su ascenso, del todo insólito, hizo sonar las alarmas.
Pero no las de Xóchitl, sino… de Claudia Sheinbaum.
Un editor y columnista (curiosamente, regiomontano) escribió, colérico, que «Samuel no debía buscar puntos en las encuestas golpeando a Claudia, eso no se debe hacer». (¿No era el trato?)
El nombramiento del Vicefiscal andaba sub judice, pero una resolución de la Corte lo ratificó en definitiva.
Eso desencadenó un suceso que asombró -y quizá sacudió- al mundo de la política. Samuel renunció a sus aspiraciones presidenciales y anunció su retorno a las funciones de gobernador. Cual la zorra de Esopo, quizá concluyó: «Está verde la presidencia» y anunció su candidatura para… 2030.
¿Qué sucedió? La evidencia, la lógica, según Balmes, es que Samuel no quería nada con un gobernador interino que en seis meses podía ponerse a hurgar en las cuentas de sus dos años escasos de ¿gobierno? y mejor no, «Mariana, haz las maletas que nos regresamos a Monterrey… dentro de seis años estarás más guapa y glamorosa que ahora…»
Pero, como el carterista atrapado infraganti, que en sus declaraciones en recintos policíacos, se dedica a «embarrar» lo mismo agentes que comandantes que «le exigían mochada», Samuel, en los medios de comunicación, comenzó a señalar a diputados del PRI y PAN de exigirle «millones de pesos» para dejarle el camino libre a la Presidencia.
Pero el sainete regiomontano tiene antecedentes serios y graves: Además de violar la Constitución local, reteniendo 50 mil millones a municipios gobernados por la oposición, el aberrante retardo en la presentación del presupuesto para 2024 y la ausencia de un Fiscal General después de un año, solo son unos pocos botones de muestra de la forma en que Samuel entiende un gobierno.
Además, el primero de agosto pasado, el coordinador de los diputados del PAN, Carlos de la Fuente Flores, señaló al gobernador de crear «un clima de violencia», que desembocó la noche del 31 de julio en el asesinato de Ricardo Flores, director jurídico del Congreso local.
«Culpamos al gobernador -dijo el diputado- de violencia física y política, porque así lo ha manifestado en varias ocasiones: ‘Ellos (la oposición) son mis peores enemigos'».
Un dato curioso: El tres de noviembre de 2022 fue cuando los 11 alcaldes regiomontanos acusaron al gobernador de retener los fondos para sus municipios pero, lejos de contestar al grave señalamiento, Samuel hizo una amplia y entusiasta exposición de su proyectado viaje a Egipto, para la COP 27 (Cumbre climática). De la acusación, ni una palabra.
Ahora regresa a Monterrey con la cola entre las patas, o algo mucho más serio: la pérdida del «glamour», del trabajo de varios años de Mariana, la esposa, artífice de la carrera de su marido.