ARTURO ORTIZ*. Amparados en la ignorancia y la promesa de altos ingresos fáciles y rápidos, crecen las estafas piramidales en México como el de Ficrea, que estafó a 6,848 personas por una cantidad aproximada de 2,700 millones de pesos.
Según los datos oficiales de Encuesta Nacional de Inclusión Financiera, el 53% de los mexicanos utilizan los sistemas de pirámides financieras, por el simple hecho, que, aunque muy arriesgado, pero el «dinero fácil» atrae más.
Una estafa piramidal es un esquema de negocios que se presenta como una oportunidad para obtener un gran retorno económico. Consiste en conformar una red basada en la confianza. Los nuevos participantes, ilusionados con la idea de formar parte de un atractivo modelo de negocios, deben invertir dinero y captar nuevos inversionistas que quieran formar parte de esta red, dice ESET, compañía líder en detección proactiva de amenazas.
Con el dinero que ingresa de los nuevos participantes se paga a los inversores más antiguos. Es decir que las ganancias que obtienen los participantes provienen del dinero de nuevos inversionistas, no de una inversión legítima o de la venta de un producto. Pero llega un momento en que ya no ingresan nuevos inversores. La pirámide se derrumba. El dinero se pierde.
En sí, el esquema piramidal ofrece la oportunidad de obtener dinero a partir de reclutar a nuevos miembros, pero llega un momento en que la red crece demasiado y es difícil captar nuevos inversionistas. Así, cuando las personas cuando quieren retirar su dinero no pueden. Entonces los creadores de la red desaparecen.
Aunque se trata de regular las transacciones en lo mercados, la legislación no basta ante la “zanahoria” de lucrativos negocios. Por ejemplo, en las criptomonedas aparecen muchos tipos de fraudes amparados por e desconocimiento de qué son, cómo operan e incluso de confundirlas con monedas verdaderas.
En general, las propuestas de inversión demasiado buena para ser verdad son fraudes inminentes.
Este tipo de esquemas se basan en la confianza. Cuando familiares o amigos “ganan”, enseguida las personas se sienten tentados a participar. La estrategia es pagar a los primeros inversores hasta que la red crezca lo suficiente, ya que ellos mismos se encargarán de compartir con su red de contactos esta oportunidad de negocio una vez que comprueban que es real.
Para los estafadores es muy rentable pagar a los primeros, aumentar la burbuja a la mayor velocidad posible y desaparecer con el dinero de muchos. Pero no hay garantías de pago.
Las altas ganancias que prometen en plazos de tiempo muy cortos, son otra característica de estos fraudes donde los creadores de la burbuja desaparecen y el sistema deja de funcionar. Esto lógicamente hace que sea difícil de predecir.
Existen pocas diferencias entre el Network Marketing y los negocios piramidales, el primero además de manejarse bajo un esquema legal ofrece productos y servicios con los cuales justifica la entrada de ingresos, en el segundo caso, la operatividad es ilegal y no hay negocio o inversión que genere otros rendimientos, solo las aportaciones que hacen los participantes.
A pesar de que miles de usuarios en todo el mundo han sido engañados o defraudados por el esquema de pirámide y hasta por compañías multinivel, esta forma de negocio no deja de progresar.
En la actualidad se estima que existen más de 150 millones de distribuidores de redes de mercadeo a nivel global y las compañías relacionadas generan cada año 1.5 mil billones de dólares desde 2009, según los datos del estudio Network Marketing Market Report realizado por The Mastermind Event.
El señuelo de dinero fácil y rápido es la puerta al fraude.
*CEO de CIPI Protección, capacitación integral de seguridad personal y patrimonial