SEGURIDAD INTEGRAL/ Cuando los hombres dañan

ARTURO ORTIZ*. En todo el mundo, se multiplican las formas de violencia contra mujeres y niñas mientras se cobija con indiferencia el machismo, el verdadero perpetrador de los delitos.

La violencia contra las mujeres y las niñas ya no puede invisibilizarse. Hoy, a nivel mundial, para proteger a las víctimas se sanciona a los agresores con leyes, políticas y programas. Este enfoque, si bien genera resultados nimios, requiere una nueva perspectiva de prevención: enfocarse a trabajar con los agresores. No en la coerción aislada.

Las razones son muchas, pero la principal es que la coerción no limita el ascenso de feminicidios, violaciones y agresiones a las mujeres y niñas. Las cifras resultan contundentes:

En América Latina entre el 13.4 y el 52.3% de las mujeres, entre 15 y 49 años, sufrieron violencia física en 2021 y  de 5.2 a 15.2% violencia de género.

A nivel global, el 75% de la violencia contra mujeres es perpetrada por la pareja o ex pareja masculina de las víctimas.  Es decir, tres de cada 10 mujeres que tienen una relación de pareja sufren alguna forma de violencia. Más aún: el 38% de los asesinatos de mujeres es cometido por su pareja o ex pareja.

Sin embargo, la violencia de género se perpetra no sólo contra mujeres, sino también contra niñas. El 50% de las agresiones, en todo el mundo, son cometidas contra menores de 16 años y más del 30% asegura que su primera relación sexual fue forzada.

Por otra parte, las niñas y mujeres representan cerca del 75% de las víctimas de trata de personas en el mundo, y que cerca de 700 millones de niñas se casaron antes de los 18 años. Incluso, 30 millones de ellas corren el riesgo de sufrir ablación (mutilación genital) a futuro.

Así, es preciso romper los paradigmas en que los hombres aprenden, viven y ejercen las normas acerca de la masculinidad, donde el orden patriarcal discrimina y genera inequidades hacia las mujeres.

¿Dónde está la cimiente del abuso y maltrato?, ¿en dónde radica el potencial feminicidio? En peligrosos mitos.

En la «hombría», la «legitimidad» del uso del poder y control, así como el manejo inadecuado de la ira o frustración, la legitimación de creencias que justifican la violencia, el sentido de propiedad sobre el cuerpo de las mujeres, su culpabilización, la visión respecto de ellas como objetos sexuales y la concepción del deseo sexual masculino como algo incontrolable, son temas que se deben abordar con los hombres para abatir la problemática.

En ese sentido, existen una serie de programas dirigidos a prevenir la violencia contra las mujeres y niñas, con la participación de hombres, que muestra éxito en las intervenciones realizadas.

Sin embargo, ésta es una labor que se debe realizar desde la crianza de los niños en el hogar, a nivel escolar, comunitario, laboral y, desde luego, social, en donde todos nos debemos involucrar.

*Director de CIPI Proteccion

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