SE COMENTA SOLO CON…/ Siguen las confusiones

CARLOS RAMOS PADILLA

Por una ausencia de responsabilidad política y moral, la detención de Joaquín Guzmán y la captura de Ismael Zambada, ambos en el mismo acto, pero con implicaciones distintas (uno se entregó, al otro lo entregaron) se complica y mucho. Las declaraciones de amlo con las del Embajador estadounidense Len Salazar no empatan, por el contrario, se enfrentan. El mexicano señala que “nosotros no fuimos” y solicita informes al gobierno de Estados Unidos, y el embajador afirma que el avión y el piloto no “no son nuestros” y que hay amplia “colaboración” entre los dos gobiernos, es decir, había comunicación y contra entrega de información. Antes e había dicho que engañaron a Zambada con un asunto de tratamiento médico porque padece cáncer, pero ahora en un supuesto documento/declaración del criminal se apunta que serían intermediaron en un conflicto político de alto nivel en Sinaloa en donde involucran al gobernador Rubén Rocha Moya. Otro personaje mencionado y asesinado posterior a esa reunión era Héctor Melesio Cuén Ojeda quien en la fama pública gozaba de buena reputación como exrector de la Universidad Autónoma de Sinaloa pero que a decir del capó “fue un amigo cercano durante mucho tiempo”. El sicario también menciona la desaparición de José Rosario Heras López y de Rodolfo Chaidez. Ken Salazar y Zambada coinciden en que fue engañado y traicionado. Lo que aún no sabemos es a cambio de qué. Y para decirlo fríamente, da asco saber del contubernio, complicidad e incluso amistad entre nuestros gobernantes y personalidades como el exrector, con los asesinos más buscados del país. Parece que se conocen y bien entre ellos, pero no hay denuncias de por medio y si mucha impunidad. El presidente de este país tendría en lo inmediato solicitar una profunda investigación con todas sus consecuencias para dos gobernadores: Alfonso Durazo de Sonora y Rubén Rocha Mora. Ambos personajes involucrados en una o en otra con eventos con la familia Guzmán e incluso Quirino Ordaz, protegido como embajador de México en España, quien estuvo presente en el encuentro de amlo con la mamá del Chapo y en la taquiza posterior. El comunicado de la Embajada de Estados Unidos en México es contundente y manifiesta un dolor de cabeza para amlo y Rosa Isela. Así de claros son los pronunciamientos: “Joaquín Guzmán se entregó de manera voluntaria. La evidencia al momento de llegar indica que El Mayo fue llevado contra su voluntad. NO se utilizaron recursos estadounidenses en la rendición. No fue nuestro avión, ni nuestro piloto, ni nuestra gente. No se presentó ningún plan de vuelo ante las autoridades estadounidenses. Estamos en el entendido que el vuelo inició en Sinaloa y aterrizó en Santa Teresa, Nuevo México. El piloto no era un empleado ni fue contratado por el Gobierno de los Estados Unidos, ni algún ciudadano estadounidense”. ¿Entonces, donde está el piloto? ¿Quiénes asesinaron a Cuén? ¿Por qué en México no hay detenidos? Por qué no han declarado y retirado de sus cargos a Alfonso Durazo, Quirino Ordaz y Rubén Rocha Moya (colaboró con el presidente López Obrador desde finales de los 90, cuando el actual mandatario federal era dirigente nacional. Posteriormente, el PRD postuló a Rocha a la gubernatura de Sinaloa en 1998). Aquí amlo quiere reformar al poder judicial pero oculta deliberadamente información, se presupone ignorante en temas tan delicados, se exhibe con familiares de los capos y formula aseveraciones contrarias a las autoridades estadounidenses. Esta traición de los “chapitos” ni más ni menos a Zambada traerá muy serias consecuencias al interior de la estructura criminal, pero por el momento traes muy nerviosos a varios miembros de la alta política y gobernantes del país. No es lo mismo negociar ser testigo protegido, que saltar información por venganza y despecho luego de una traición y supuesta tortura. Y habremos de saber si de todo esto como lo refiere Zambada, el gobernador Rocha fue testigo y además partícipe del hecho.

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