CARLOS RAMOS PADILLA
Lejos de favoritismos o inclinaciones, siendo objetivos, Sheinbaum perdió la oportunidad de lucirse como pretende aparentar. Su comunicación gestual fue evidente, intolerancia, enfado, burlona, insatisfecha, despectiva. Llegó mostrando soberbia y superioridad ante sus contrincantes. Ni una mirada merecían, ninguna cortesía ni amabilidad. Realizó su propia mañanera: balbuceaba, media tiempos, imponía temas…incluso regañó a los moderadores. Sus desplantes la orillaron a perder el control, se enojó. Estudió bien su guion y confundió un debate con un informe de gobierno. Ofreció cifras sin comprobación y su discurso fue cansado y repetitivo. Cada frase, cada sentencia con su tono y matiz, parecía una réplica, una copia en calca de López Obrador. Triunfalista a todo
lo que da. Habló de una convivencia urbana que no conocemos, desconoció el tema de la criminalidad, suavizó su voz frente a los feminicidios, rechazó errores, no contestó acerca de futuras investigaciones a los hijos del presidente, de la crisis del agua ni se acordó y menospreció a los más de 50 muertos entre el Colegio Rébsamen y la Línea 12. Es decir, no cumplió con los mínimos propósitos de un debate. Presumió su actividad universitaria sin recordar que fue una activista callejera con tareas políticas extrauniversitarias, nombrando a las fuerzas del orden, que hoy dice respetar, como represores. De Carlos Imaz y su participación en los fajos de dinero de Carlos Ahumada no se ocupó, no le convenía. Ahí ella demostró que no debió ser la candidata. No tiene mérito, ni empatía, ni confianza. Sabe que representa a un gobierno lleno de funcionarios que amlo ha calificado de corruptos y mafia del poder. Xóchitl se lo recordó y le proporcionó nombres y ella, calló. Ahora si se escudó en la OEA cuando amlo la ha intentado desaparecer en sus constantes ataques a organismos internacionales. Sus contradicciones rayaron en lo absurdo prometiendo resolver vacíos y pifias del propio gobierno federal. Hablo de transparencia cuando es lo que menos hay. Si un gobierno ha tratado de ocultar los presupuestos por razones de “seguridad nacional” ha sido el de amlo. Sheinbaum no defendió al Estado de Derecho ni al Poder Judicial porque la tarea presidencial ha sido dinamitar a ese poder y a los órganos autónomos. Sheinbaum se presume científica, pero ha avalado la persecución de los hombres de ciencia y no ha defendido a la UNAM cuando el tabasqueño la ha ofendido y atacado, ahí y en su momento no solamente presentó un silencio cómplice sino participó en la suma de descalificaciones a la casa de estudio, eso es cobardía y traición. Dijo haber creado universidades, pero ningún egresado ocupa un cargo relevante porque se han dedicado a repartir plazas a extranjeros acomodados por interés político. No defendió a los médicos debido a que la protección de amlo a los cubanos es abierta. Para Sheinbaum no hace falta a tener a una Xóchitl enfrente o a un comparsa como Máynez, solita en su arenga se muestra tal como es.
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