CARLOS RAMOS PADILLA*. Espectacular el Estado de Oaxaca y su capital. Gente generosa, hospitalaria, heredera de enormes civilizaciones y responsable de gran parte de la historia nacional con dos presidentes: Porfirio Díaz y Benito Juárez. Pueblo emprendedor que respeta en muchas comunidades los “usos u costumbres”. Un Estado y capital que fueron severamente golpeadas por la pandemia. Para visitar Monte Albán o Mitla en días sólo un turista. Hoy superan la situación y vuelve el turismo nacional y extranjero. Los gobiernos no han podido resolver tres problemas fundamentales: la pobreza, la basura y el suministro de agua. Presentan problemas políticos con la casi desaparecida APPO pero la fuerza que le han otorgado a la CNTE. Padecen bloqueos que asfixian a la capital. Es Oaxaca un festival constante de música, de colores y de buen ambiente. Muchos extranjeros, muchos jóvenes, mucha artesanía y arte. De su gastronomía no se puede más que decir que es impresionante. La variedad de platillos dan ejemplo de sabiduría culinaria. Aunque no de origen, los alebrijes, son una interesante expresión en todo su proceso. Oaxaca merece mejor destino. Las provocaciones de activistas únicamente merman la dinámica de ingresos de todos los trabajadores fundamentalmente en los servicios turísticos. Por cierto, hay enorme descuido en las principales vialidades que conectan a la urbe con las zonas arqueológicas. Están en abandonado, llenas de baches, con tramos de terracería, sin banquetas y en mucho por ahí se genera la distorsionada imagen del Estado. Las Calendas son parte esencial en las festividades oaxaqueñas. La fiesta es una expresión de alegría en las calles. Propios y extraños disfrutan y comparten. Y la arquitectura del centro de la capital es admirable, los tallados en cantera y el cuidado en el mantenimiento de casi todos los inmuebles es impresionante, como el interior de sus templos, especialmente Santo Domingo que a la entrada hay un letrero que pide respeto “porque es una iglesia no un museo”. Mexico tiene mucho que presumir y Oaxaca es un sitio que da lustre. Un solo ejemplo es el personal del Hotel Casa Siete Balcones, jóvenes todos dispuestos a generar comodidad y una estancia agradable. Mencionarlos es de justicia por su excelencia. A unos pasos de ahí, sobre una pared y bajo la firma de la Universidad Autónoma Benito Juárez de Oaxaca se pueden leer: “Cuando un deportista empieza a amar la adversidad es porque se está volviendo un competidor; la adversidad es la prueba más difícil de la solidez competitiva”. Pero también en el corredor turístico se engalana con una joven estudiante, Grecia, que deleita como cantante soprano al atardecer. Sin empañar estas líneas si debo ser crítico con los diferentes gobiernos que aún permiten que en la vía pública muchos indigentes buscan entre la basura algo que comer. Otros más haciendo de una banqueta su sitio de supervivencia mientras alguien les arroja una moneda. Pero las más de las veces, cómo actualmente ocurre, los recursos se van para la manipulación electoral. Hay comunidades como San Lorenzo, allá arriba en la sierra, a más de hora y media de la capital que nos ilustra el tamaño del abandono pero en muchas bardas, créamelo, solo hay mantas de amlo alzando la mano a Sheinbaum. Y mencionó a este partido y personajes porque son los que por ahí se aparecen. Los campesinos nada o pocos a en quién es Sheinbaum, no les importa pero ya saben que existe. Es más fácil que les lleguen papeletas políticas que una vacuna contra la pandemia. Esa es la desgracia que abunda en muchas regiones del país. Por ello es suficiente una torta y 300 pesos para corromperlos y obligarlos a asistir a marchas y mítines. Pero parte de su alivio es que lleguen turistas a socorrerlos, a dejarles una derrama gracias a su artesanía y alimentos. Hay que ir a Oaxaca, en verdad!
Conductor del programa VaEnSerio mexiquense tv canal 34.2 izzi 135 y mexiquense radio.
@cramospadilla
www.entresemana.mx