CARLOS RAMOS PADILLA
Al país lo ha dejado a un lado, su retórica ya es repetitiva, sus ataques los mismos y su reacción a los argumentos que se le presentan del fracaso sexenal y de la evidente corrupción es de molestia. Intacta parece sarcástico pero su lenguaje corporal es de desafío. A todo cuestionamiento directo declara “no hay pruebas” y es con esa conclusión está dando por positivos los señalamientos. Al afirmar que “no hay pruebas” deja la sensación de que en efecto hay verdad en la información, pero su defensa es que no hay forma de demostrarlo aunque como en el caso de “Bobby “, Gonzalo, su hijo, han sido públicos documentos y audios comprometedores. De igual forma la residencia de José Ramón, el mayor, en Estados Unidos tratando de convencer que la “señora tiene dinero”. Sus respuestas pues son débiles, evasivas. Anabel Hernández en la agencia Deutsche Welle ha revelado una investigación confidencial llevada a cabo por la DEA entre 2010 y 2011 cuya conclusión es que la campaña de Andrés Manuel López Obrador, AMLO, fue financiada por el cartel de Joaquín “el chapo” Guzmán en el 2006. La réplica presidencial es que los medios sirven “al poder”. La que él burlonamente califica como “mafia” , ahora sus cercanos, cada vez lo acorralan más por una serie de abusos e ineficiencias. El país está mal y él lo sabe. Sus datos no cuadran con la realidad. Engañar, esa trampa, ya no está funcionando y agoniza junto a su sexenio en un lodo de desprestigio. En contratarte Xóchitl Gálvez se ve audaz, contundente y convincente ante una deslucida figura de Sheinbaum. Las cosas ya no las maneja el presidente y ya no le cuadran. Se está llenado no de adversarios sino de enemigos con sus desplantes y acusaciones. Ya perdió la unidad nacional, pero está logrando mayor participación y aceptación a la oposición. La inercia, la tendencia final es abrumadoramente negativa. Los castigos a todos los niveles sociales han sido devastadores y las facturas habrán de cobrarse. Hay que pensar en una reconstrucción, en un proceso evolutivo diferente y amlo no lo tiene en su ejercicio de gobierno. amlo insistir en calentar el ambiente, pero por el momento no le alcanza ni para agua tibia. La fragilidad emocional presidencial está poniendo en riesgo al país.