CARLOS RAMOS PADILLA
Hay cambios sustantivos, una transformación positiva visible en la figura de Claudia Sheinbaum, que no puedo señalar como presidenta electa porque aún no ha recibido su constancia de mayoría. No obstante y desde el primer debate presidencial se notó una muy importante mejoría en todos sentidos. Su postura, su imagen, su lenguaje no verbal, su articulación, el contenido de los mensajes, su comportamiento, es decir, luce segura, dispuesta, con carácter. Aquella mujer activista, parista, contestataria ha quedado guardada en fotografías, hoy es diferente. No está llenado espacios por el simple hecho de hacerlo , está dejando presencia. Y debo destacar que eso marca ya un deslinde con amlo. Ella, más educada, más fina, con más clase, bilingüe, reconocida académicamente está dejando en claro que entiende la responsabilidad histórica que está asumiendo. Trajes sastres bien cortados, colores que le favorecen, peinado impecable, nada encorvada, mira de frente, no evade. Y eso podría ser cosmético pero en el fondo su tono, matiz y discurso está muy alejado a la confrontación diaria del presidente con diferentes sectores. La “doctora” hasta el momento se dispone a escuchar, a evaluar, a dialogar, a abrir o terrenos para aportaciones, a aprender y a decidir. Esa es una forma elegante de marcar distancia con el tabasqueño. Pero a partir de ya. Sheinbaum, empezará a soportar fuertes presiones que le detonarán desde dentro, originadas en Morena, en aquellos que deseen sacudirse de quienes han abusado y buscarán impunidad, de quienes insisten en aplicar poder y fuerza dentro del gobierno, de traidores e inconformes, de lambiscones y oportunistas. La tarea no es fácil. Se agotó el tiempo de las pasarelas y los aplausos, vienen horizontes para decisiones fuertes, para marcar líneas de gobierno, rutas nacionales. Evaluar a sus colaboradores no solamente en lealtad sino en resultados y comprometerse con los millones que votaron por ella y aquellos que no lo hicieron a rendir cuentas. El país no está bien y Claudia necesita de talentos no de enemigos o estafadores. Deben ayudarla en el marco doméstico, pero sustantivamente en recuperar la fuerza internacional. Acudir a foros mundiales orgullosa de representar a México, negociaron con los líderes políticos y empresarios que mueven al mundo, desarrollar proyectos de alta tecnoclogis, organizar a la migración, codearse con los premios Nobel. Encerrarse en etiquetas falsas como viajar en líneas comerciales y no salir del país por inseguridades de personalidad es continuar demeritando a la nación. En lo interno hay que negociar con sindicatos, abrir las puertas a la inversión, estrechar lazos con la ciencia, acercarse a las iglesias, reformular la estrategia con los militares, defender al Estado de Derecho, respetar a los órganos autónomos y a las universidades y solos así lograr un nuevo tejido social. Tiene la doctora Sheinbaum la gran oportunidad, la merece ella y los mexicanos. Los pasos se están viendo, pues a consolidarse porque ser sumisa al saliente en da nos conviene.