CARLOS RAMOS PADILLA*. No encontré otras definiciones para lo que hemos visto en esta administración que burla e intriga. Las confrontaciones presidenciales cotidianas, e golpeteo contra medios de comunicación, empresarios y sociedad son la marca pero revisando los conflictos generados, tolerados, financiados o heredados todos sobresalen por una abierta red de irregularidades, trampas, mentiras y juego sucio. El presidente se entretiene con sus mega obras y rehuye la irresponsabilidad con que se manejan prioridades nacionales. Los casos más recientes, José Ramón Lopez, la reprobable violencia en el estadio La Corregidora y hoy el escándalo entre Julio Scherer, Olga Sánchez Cordero, Gertz Manero y Santiago Nieto. El escaparate de la política mexicana empaña día con día con soberbios desplantes como las contestaciones oficiales del gobierno federal al Parlamento Europeo. No se trata de descubrir o jugar con las palabras. Lo concreto es el asesinato de periodistas y constatamos que son los que más se acercan al gobierno a demandar seguridad los que son acribillados. Mexico ha sido mal, muy mal calificado en el
mundo por el manejo de la pandemia ( que al parecer ni al gobierno ni a nosotros nos importan las muertes diarias), en materia de educación y fundamentalmente en seguridad pública. No se pude tomar en serio las declaraciones de amlo porque disfraza y evade, se burla y calla. Sus desgastadas frases de “abrazos no balazos” o “lo que diga mi dedito” o “ya chole” o “un pueblo feliz, feliz” no llenan la expectativa nacional por solucionar la crisis económica en la que nos encontramos. Sus “otros datos” nunca conocidos representan el menosprecio a los que le cuestionan. Estallan las intrigas en Palacio, la guerra abierta entre Ebrard, Sheinbaum y Monreal apenas asoman y lo que nos espera con Scherer, Sánchez y Gertz y en este último caso estamos hablando ni más ni menos que de la consejeria jurídica de la presidencia, la secretaría de gobernación y la Fiscalía General de la Republica. Los otros antes mencionados no son alpiste político: representan a Relaciones Exteriores, la gobernabilidad de la CDMX y al Senado de la Republica. Estás, diría, son las consecuencias de esta nociva gimnasia que le gusta practicar al presidente: la provocación y la confrontación. Incluso él mismo se presentó como el “destapador” de “corcholatas”. Pero por otra lado la ambición y la ausencia de moral son tan notarias como el cinismo con que se retiran cuando se enfrentan a conflictos serios como Ebrard que responde “ese es otro tema” cuando se le pregunta del Parlamento Europeo y se retira, Sheinbaum que evade el tema de la Línea 12 y la impunidad de Serrania, o Sánchez Cordero que solo en twitter anticipa “de mi parte doy por cerrado este tema”.
*Conductor del programa VaEnSerio mexiquensetv canal 34.2 izzi 135
@cramospadilla