Necesitamos crear, explorar, conocer, dominar, de muchas maneras la realidad. José Antonio Marina.
FLORENCIO SALAZAR ADAME (Guerrero). Atarse al pasado impide avanzar al presente y tener visión de futuro. Los desafíos deben ser guía, no desánimo. Sinafrontar nuestras incapacidades gastamos muchas energías sin movernos un metro. El hilo conductor del tiempo muestra errores y aciertos. Pero hay que verlo como lo que es: alerta para el futuro, no recreación nostálgica.
Ya sabemos que la educación es la principal palanca de desarrollo. Pero esta palanca no debe ser de frágiles materiales. De poco o nada sirve tener millones de profesionales que difícilmente acceden al mercado laboral.
En nuestro país convive la educación pública con la privada. En lo oficial y lo particular hay instituciones de educación superior (IES) sobresalientes, sin ser la generalidad en el país. La educación superior –pública y privada– debe definir carreras orientadas al desarrollo acotando las profesiones liberales.
Existen, por supuesto, encuestas, entrevistas, informes periódicos que se reportan a las autoridades educativas. Se consignan avances, incremento de matrículas, ascensos en el reconocimiento académico, aumento en el número de investigadores. Pareciera que todo está alineado hacia el bienestar general de la población.
Pero cuando hay proximidad con la cada vez más espesa nata de profesionales desempleados advertimos que algo –omucho– está mal. Es una ironía: hay desempleados que no encuentran empleos y empleos que no tienen a quien emplear. Parece ausente el diálogo necesario entre la educación y el desarrollo.
En principio, todos los planes de desarrollo deberían tener clara la información sobre la vocación productiva demunicipios, entidades federativas y regiones para determinar el tipo de profesional que se requiere. Aprovechar los recursos naturales significa dar a la materia prima valor agregado a través de la calidad del producto, empaque, diseño y comercialización.
Hace algún tiempo, en Uruapan, unos productores me obsequiaron una caja de aguacates. Al llegar a la Ciudad de México, en vez del huacal que esperaba ver, me encontré con una caja de cartón bien elaborada y con la marca de la empresa. En el interior había seis aguacates sobre unsoporte de poliéster con la cavidad para cada fruto. Además, los aguacates estaban encerados y tenían un pequeño engomado que decía: “calidad de exportación”.
Hoy, en la industria del mobiliario escolar y de oficina, así como de la construcción, existen muchos productos de materiales aglomerados, ligeros y de precios accesibles. Pero la riqueza forestal no se aprovecha adecuadamente. Muebles de maderas finas, elaborado en Europa, pueden alcanzar precios por unidad de 50 mil pesos o más. Tienen diseño y acceso al mercado global.
En Guerrero hay ejemplos alentadores de lo que puede ser la innovación: las lacas de Olinalá, que ampliaron la gama de sus productos con colores de oro y plata; y la platería de Taxco, que ha podido incrustar figuras de plata en cerámica. En ambos casos, entre sus productores, hubo mentes lúcidas que evitaron la caída de la demanda en los mercados nacional y extranjeros.
La calidad educativa, vocaciones productivas, el emprendimiento y la visión de desarrollo pueden hacer la diferencia entre el atraso y el bienestar social. Corresponde al Estado tener esa mirada y la disposición de avanzar con rumbo. La pobreza no es inextinguible; sin embargo, se requieren desarrolladores, en lo público y privado, que entiendan y asuman el compromiso.
No hay peor cosa que acostumbrase a la pobreza.