>> Advierte que quienes traten de imponer al candidato presidencial de Morena pone en riesgo el legado del presidente López Obrador, “que fue por lo que luchamos al construir y constituir este movimiento”
>> La expresión que emitió el presidente en su tierra, sobre su persona, en el caso de la votación de las leyes sobre Guardia Nacional, sí son descalificaciones duras o expresiones duras, admite
>> “Pero yo no podría ponerme al nivel del presidente ni tampoco responderle en la misma hostilidad y en la misma actitud”, puntualiza
>> “No soy suicida para enfrentarme al Presidente, cuyo liderazgo es totalmente reconocido por mí, en el movimiento que constituimos desde hace 25 años”, apuntó
>> Lo atacan, refiere, “porque no les gusta mi forma de ser y quisieran que fuera abyecto, obediente y que no tuviera criterio propio, que fuera simplemente un lambiscón y yo no soy así y nunca lo seré”
Ciudad de México, 12 de septiembre (entresemana.mx). Ricardo Monreal Ávila sostuvo que le tiene respeto a Claudia Sheinbaum pero, le dijo que se “equivoca de estrategia, al dirigir las baterías contra mí, tratándome de liquidar”.
En entrevistas concedidas este día, el coordinador de los senadores de Morena y presidente de la Junta de Coordinación Política del Senado de la República, también considero que “fue brutal la embestida mediática” desatada en su contra después de votar en abstención el dictamen de la reforma en materia de Guarda Nacional, pero sostuvo que lo hizo “con conciencia y congruencia”.
Esta postura, comentó, es parte de un proceso que está resistiendo, “porque estoy acostumbrado a la adversidad y no tengo ninguna preocupación por continuar con la resistencia”.
Y subrayó que lo único que hace es defenderse, sin recursos, dinero o pagar a extranjeros, en alusión al asesor en comunicación contratado por la jefa de Gobierno de la Ciudad de México, “a cuentas millonarias que se encargan de denostarte, pues yo no hago eso, no lo voy a hacer, pero no tengo ninguna diferencia personal con ella”.
Recordó que tiene 42 años en la actividad pública y nunca ha sido investigado por corrupción, pero dijo que siempre le sobran intrigas y ataques, “porque no les gusta mi forma de ser y quisieran que fuera abyecto, obediente y que no tuviera criterio propio, que fuera simplemente un lambiscón y yo no soy así y nunca lo seré”.
Por tanto, consideró una mala idea el intento de imposición desde ahora por parte del partido, hacía una candidata o candidato, ya que se trata de “una mala señal y una mala jugada para el propio legado del Presidente López Obrador”.
Advirtió que en el último momento puede cuestionarse ese gran legado que ha dejado; “es lo que me preocuparía, que el partido intente imponer y que no permita una lucha democrática, y que el dinero como en el PRI o en el PAN, se imponga frente a la decisión de quienes formamos parte de este gran movimiento”.
No obstante, y luego de la opinión del Presidente respecto de su voto en abstención, insistió en que no se confrontará con el Poder Ejecutivo ni alterará su actitud y mantendrá la prudencia.
“No soy suicida para enfrentarme al Presidente, cuyo liderazgo es totalmente reconocido por mí, en el movimiento que constituimos desde hace 25 años”, apuntó.
Aseveró que es integrante de un Poder autónomo “y no le conviene al país que pudiera yo contestarle, responderle, confrontarme o alegar en mi causa, las razones de mi voto, y lo que hago, trato de hacerlo con responsabilidad y congruencia”.
Por ello, afirmó que actuará con mucha prudencia y decencia política, “porque no conviene entrar a una etapa de mayor polarización, el país ya no quiere más eso, mayor encono, ni alimentar los canales de odio o de crispación”.
En este tenor, Ricardo Monreal fue entrevistado por Joaquín López-Dóriga para Radio Fórmula´, quien le insistió en que, desde su óptica, no será el candidato presidencial de Morena. Monreal admitió ese escenario pero, dijo, no se raja.
—Ya no me quedan dudas, tú no eres el candidato de López Obrador, por más que tú digas que sí o que eres su arma secreta: no lo eres, Ricardo, date cuenta que no lo eres, Ricardo—planteó López-Dóriga.
–Bueno, es que mira, la perseverancia tiene que durar hasta el final y yo sigo insistiendo, Joaquín, que puedo ser el arma secreta de Andrés Manuel—respondió Monreal.
—No, hombre. No, no, Ricardo.
—Pero si no fuera así, voy a ser el arma secreta del pueblo de México, de la mayoría del pueblo de México; porque estoy decidido a estar en las boletas en la elección del 2024.
Esa es mi aspiración legítima, ese es el propósito y que llegado el momento procesal electoral correcto, ahí voy a estar presente, te lo aseguro.
Vamos a ver, Joaquín, pero tampoco estoy más allá de la racionalidad en el análisis político.
—Bien, pero sí, yo también te veo en las boletas, pero no en la de Morena, ¿eh?, Ricardo, no en la de Morena. Ya no me digas más, por favor, Ricardo, que vas a estar en la de Morena: no estás, está claro que no.
Es más, está claro que la sucesión se va a definir entre Claudia Sheinbaum y Adán Augusto López Hernández, Ricardo.
—Bueno, esa es una opinión respetable, tu análisis siempre ha sido muy lúcido y pareciera ser que el partido está intentando orientar todas las decisiones hacia allá, porque es un intento de imposición anticipada.
Pero no va a resultar, yo creo que ponen en riesgo, el partido, el legado del presidente de la República, que era uno de los principales legados que dieron origen a nuestro movimiento, la democracia, la participación abierta, directa, sin trampas, sin privilegios y sin ningún tipo de tropelías, que padecimos como opositores.
Entonces, ahora el que traten de imponer, pone en riesgo el legado del presidente López Obrador, que fue por lo que luchamos al construir y constituir este movimiento Morena desde hace ya, ya tenemos casi 10, 11 años, desde el 2011, la primera vez que constituimos la asociación civil en el Auditorio Nacional, tenemos 11 años de vida.
Pero de lucha muchos más, yo tengo 25 años con el presidente López Obrador y me preocupa que se ponga en riesgo el legado democrático del presidente.
—Oye, después de lo que te dijo la semana pasada, que estás del lado de los conservadores; después de todo eso, no me digas que no, tú le sabes a esto, Ricardo, tú entiendes señales, pero aquí ya no son señales: aquí es un mensaje más claro que ni el agua, Ricardo.
Tú lo sigues capoteando.
—Mira, Joaquín, el hecho de la expresión que emitió el presidente en mi tierra, sobre mi persona, en el caso de la votación de las leyes sobre Guardia Nacional, sí son descalificaciones duras o expresiones duras, yo lo conozco.
Pero yo no podría, Joaquín, y tú debes de entenderme, ponerme al nivel del presidente ni tampoco responderle en la misma hostilidad y en la misma actitud. No, yo al contrario, mi respuesta es de respeto, incluso de aprecio, porque yo me he formado en este movimiento y tengo respeto por quien lideró y quien encabezó los esfuerzos de todo un pueblo de millones.
Y, ponerme en el nivel de la hostilidad y la situación de descalificación no es correcto, porque no soy suicida político y porque entiendo, sí, las señales, los ritmos de la política; pero también entiendo los tiempos y con actitud pasiva y sensata, espero los tiempos para poder ordenar mis ideas y mis acciones.
—A ver, dos cosas.
Primero, déjame recuperar lo que dijo el presidente de ti, además, en tu tierra y al lado de tu hermano, el gobernador, porque hay que reunir todos los elementos.
—De acuerdo.
—A ver qué dijo.
(Insert de audio) REPORTERO: Presidente, insistir en su valoración sobre el actuar del senador Monreal y también, si…
Presidente López Obrador: Es su libertad. No estoy de acuerdo, desde luego, con su postura, porque está avalando la falsedad, la hipocresía y la politiquería del conservadurismo de México. Pero, somos libres.
—Que estás avalando la falsedad, la hipocresía y la politiquería del conservadurismo de México. Me decías tú, Ricardo, que no te quieres poner al nivel del presidente, pero yo te emplazo a que te pongas en el nivel que siempre has estado, en el nivel de Ricardo Monreal.
—Sí, pero mira, de lo que tiene razón el presidente y de ahí rescato su expresión o parte de su mensaje, de que hay libertad, de que soy integrante de un poder autónomo y de que asumo con integridad los resultados y las consecuencias de mis acciones.
Nuestro primer acto, Joaquín, cuando llegamos a puestos públicos, es protestar, guardar y hacer guardar la Constitución. Yo no avalo la politiquería, por supuesto; no avalo la hipocresía, por supuesto; pero sí defiendo la Constitución.
Soy formado en la Escuela de Derecho y tuve grandes maestros, de los que aprendí. Ahora soy maestro de la UNAM, doy clases en el Postgrado y enseño Derecho y enseño cómo la supremacía constitucional no puede vulnerarse en nuestro país, desde 1824 que tuvimos la primera Constitución.
Quienes nos dedicamos a la actividad pública, como legisladores tratamos de honrar lo que protestamos. Y yo estoy en ese camino, Joaquín, de no permitir que se vulnere la Constitución, por eso es que me abstuve, porque tengo una responsabilidad política como coordinador del grupo parlamentario y emití un voto particular, un voto particular que está en la Gaceta Parlamentaria y que habla con toda transparencia sobre lo que pienso en materia de estas cuatro leyes que han sido modificadas y que ya están vigentes a partir del jueves pasado por la tarde.
Entonces no cambia mi posición, y yo respeto la expresión del presidente, pero simplemente como él dijo al principio: hay libertad y en eso lo subrayo: yo actué en un gesto de libertad, en un gesto de autonomía y de honrar al Poder Legislativo del que soy parte.
—Lo que tú estás sosteniendo, que es lo que sostienen los constitucionalistas y la mayoría de los estudiosos del derecho, bueno, además un elemento esencial de la Escuela de Derecho, es que una ley inferior no puede modificar una ley constitucional, una norma constitucional. De acuerdo, ¿no?
—Sí, así es. Es la teoría clásica, eso todo mundo lo sabe.
—Sí. Es el A, B, C. Ahora, aquí es lo que se está haciendo, ¿no?
—¿Cómo?
—Aquí es lo que se está haciendo, con una ley secundaria se está modificando una norma constitucional.
—Sí, y cuando eso sucede, Joaquín, cuando el legislador no prevé este tipo de acciones legislativas, queda el recurso de la Suprema Corte de Justicia, a través de las acciones de inconstitucionalidad o de las controversias constitucionales, según sea el caso.
En este caso concreto, es acción de inconstitucionalidad, y seguramente la tercera parte de los legisladores van a poder ejercer este derecho y será la Corte, la que decida en última instancia sobre la constitucionalidad de los actos legislativos que emitimos el pasado jueves.
—¿Tú te sumarías a esta acción de inconstitucionalidad o a esta controversia constitucional?
—No, porque a pesar de que yo emití un voto particular, ellos han ya expresado y no me han requerido ni invitado, y entiendo que ellos ya están por presentarla a la Suprema Corte de Justicia de la Nación.
Yo emití mi voto particular…
—¿Pero es porque no te invitaron o es porque tú…?
—No, porque estoy en un proceso de revisión interna, pero yo emití mi voto particular y esperaré que la Corte resuelva, sin que genere al interior de mi grupo parlamentario, ningún encono, división o polarización interna.
—Dime, Ricardo Monreal, yo veo que hasta está en riesgo tu posición como presidente de la Junta de Coordinación Política y de coordinador de la bancada de Morena en el Senado.
—Sí. Cuando defiendes la Constitución, Joaquín, no hay límites, al menos para mí, no hay límites pragmáticos, no hay ninguna posición que se canjee ni tampoco estoy ajeno a esta determinación, a este análisis que haces tú.
Cuando defiendes la Constitución, la Supremacía constitucional y el Estado de Derecho puede ocurrir todo. Pero cuando lo decidí sabía, y ahora lo sé. Así es de que no hay ningún problema por parte mío.
Entiendo muy bien lo que está pasando, veo con mucha claridad lo que el país necesita, veo también con mucha claridad lo que el país está dilucidando, a lo que se está enfrentando y no me alejo de ser un hombre racional y prudente y también actuante y consecuente respecto de lo que puede resultar. No estoy alejado de esa realidad.
—¿Por qué no aceptaste ser Presidente de la Mesa Directiva del Senado, de donde sí no te puede mover el Presidente?
—Porque esa sí hubiese sido una mayor fractura, Joaquín. Quizás ya la haya, pero, primero, porque se pudo haber hecho, sólo faltaban seis u ocho votos.
—Pero tuviste 52.
–Sí. Pero yo incluso me reuní previamente con un grupo como de 15 senadores, que me plantearon; 15 senadores de Morena, unas dos horas antes de la votación en el Pleno, y ellos, porque les comentaron algunos de la oposición que con votos de nosotros pudiéramos nombrar un Presidente, en el caso mío, me podían nombrar. Eso a nadie le he platicado, Joaquín.
—Sí. Pero cuéntamelo.
—Esos 15, me reuní en la Junta de Coordinación Política y les dije ¡no! Les pido de favor que voten por Alejandro Armenta.
Porque agradeciendo la deferencia de la oposición, nosotros no podíamos traicionar a Alejandro Armenta, a quien lo llevamos a la Presidencia por mayoría y que ha sido un hombre prudente, ecuánime, y que era parte del equipo de los 60.
Por tanto, él había ganado con legitimidad por la mañana, por qué íbamos a desplazarlo de la Presidencia que legítimamente había obtenido como candidato a ser presentado en el Pleno y que históricamente era quien iba a ser el Presidente.
No, yo no podría haber aceptado y agradecí el gesto de la oposición. pero de haberlo hecho, Joaquín, hubiera quedado mal con todos. Sería Presidente de la nada, Presidente de la Cámara de Senadores, quizá del Grupo que me apoyó, pero en contra Morena y los senadores de los que yo coordino, y sobre todo seguramente también hubiese tenido una crítica muy fuerte del Ejecutivo y su Gabinete por el señalamiento de traición a un compañero nuestro.
De hecho, a pesar de que ha sido dura la embestida durante estos días por mi voto y mi voto particular, por mi voto en abstención y mi voto particular, aun así creo que hice lo correcto porque estoy muy tranquilo con mi conciencia y estoy muy tranquilo con mi congruencia, y no ataco a nadie, simplemente es una posición personal en la que no involucro al Grupo Parlamentario ni a ninguno de sus miembros de este Grupo.
—Bien. Entonces, Ricardo, yo hoy te oigo muy claro. Esta va a ser la decimaprimera, décima sucesión presidencial que voy a ver, ¿sí?
—Es un privilegio.
—Septiembre-octubre de 1969, con Luis Echeverría. Y te digo, con base en esta experiencia, de verlas todas y de cerca como reportero, que es un privilegio.
Ricardo: tú no vas a ser el candidato de Morena. No sé por qué te aferras a eso. No lo vas a ser. No hay modo que lo seas. El Presidente ha dicho que no, te lo ha dicho de mil modos. Y yo sí veo que tú puedas ser candidato, pero nunca por Morena. Te vamos a ver en las elecciones, y no me digas que sí, pero que, en la boleta de Morena, ¿eh?, porque eso ya no existe.
Te vamos a ver en las boletas presidenciales de 2024, ¿sí o no?
—Sí me vas a ver. Voy a luchar por estar. Porque estimo que soy quien puede darle al país una etapa de reconciliación.
El país no puede estar en confrontación permanente. Tenemos problemas severos que están por ocurrir: las pensiones, o reservas actuariales, el cambio climático, el ingreso, que no es suficiente para satisfacer las necesidades; la inseguridad pública.
Es decir, Joaquín, tenemos que estar pensando en soluciones de largo plazo, sin estar viendo solamente el proceso electoral, solamente el cambio de Presidente de la República.
Por eso, quiero enfrentar la realidad del país, y por eso siento que soy quien puede darle un rumbo estable y reconciliatorio a la Nación, porque tengo la experiencia acumulada, porque tengo la serenidad y la prudencia de convocar a todos los sectores y buscar soluciones de manera conjunta, y porque tengo madurez para el ejercicio de la función pública sin que incurra en arrebatos, o en precipitaciones que lastimen a la Nación en su desarrollo.
Yo sería el Presidente de la reconciliación nacional, pero sería quien profundizara el proceso de cambio que inició en el 2018; conservaría políticas públicas que ha implementado el Presidente, como la política social y otras en materia económica, pero reforzaría otros rubros, como el de la inseguridad y la atención al campo y a la recuperación económica.
Es decir, Joaquín, tengo mucha claridad en lo que debemos hacer y estoy luchando a la buena, bajo las circunstancias en las que estamos atravesando, bajo las condiciones que se están imponiendo, pero seguiré hasta el final.
Te he dicho y aquí lo repito: ¿Cuál es mi límite?: La dignidad. Cuando ya sea constantemente una fuente de ataques injustificados, entonces caminaré hacia donde debo de caminar.
Pero conozco bien los tiempos, conozco bien los ritmos de la política y no me precipito; más bien resisto los embates de adentro y de afuera, pero estoy cuajado a la adversidad y me crezco ante los problemas, porque sé cómo resolverlos en los peores momentos.
—Bien. Entonces, sí serás candidato presidencial; y yo insisto no serás por Morena. Es que decir que es por Morena, Ricardo, es aferrarte a algo. Y me extraña de ti, porque tú no eres aferrado. Tú eres un político claro y sabes que por ahí no vas a transitar. Pero, en fin, lo veremos con el tiempo.
—Vamos a verlo, Joaquín. Tengo mucha confianza en la población y en la gente. Y si la gente no quiere tampoco no puedes forzar ninguna circunstancia, porque obviamente el Presidente ha sido tan inteligente que nos ha llevado a considerar sólo a tres desde hace un año y medio y la gente habla sólo de tres, y obviamente una más que de los tres, y otro como suplente de los tres.
Pero nos ha llevado con su narrativa a considerar que Morena es imbatible y que lo único que te queda es escoger uno de los tres. Y eso no es cierto.
Eso me parece que, hay que decirlo, hay mexicanos y mexicanas excepcionales que pueden ser buenos candidatos de los partidos y que el país va a darse una sacudida y va a generar condiciones de democracia interna.
Y yo estoy seguro que el 18 fue el inicio de una mayor concientización, de una mayor información, y de una mayor politización de los ciudadanos y las ciudadanas que van a decidir y que no se van a dejar, y no se van a rajar en este proceso tan importante para el país, que será el 2024.
—¿Tú tampoco te vas a rajar?
—¡No! Ni nos vamos a dejar, ni nos vamos a rajar.