JAVIER ESQUIVEL DÍAZ. La revocación de mandato que fue concebida como el instrumento de participación ciudadanía para determinar la conclusión anticipada en el desempeño del cargo por la pérdida de confianza, en la actualidad es utilizada como herramienta de golpeteo político y mediático contra las y los alcaldes de la Ciudad de México.
Ante la falta de claridad en la ley sobre los parámetros y mecanismos para determinar cuándo se pierde y cómo medir la confianza en un gobierno capitalino, hoy los contrincantes políticos buscan a la menor provocación o inconformidad amagar a los gobiernos locales con la posibilidad de utilizar sus estructuras territoriales para removerlos del cargo.
La normatividad en la materia indica que la ciudadanía puede solicitar la revocación de mandato con el respaldo de al menos 10 por ciento de las personas inscritas en la lista nominal de la alcaldía en cuestión.
Y una vez que la autoridad electoral haya comprobado la validación de firmas, se emitirá la convocatoria de revocación de mandato donde los resultados para ser vinculantes deberán tener la participación de al menos 40 por ciento del electorado, y que de éste 60 por ciento se manifieste a favor de la revocación.
Un proceso a toda luces largo, complicado y costoso en todos los escenarios posibles que contemplan la permanencia o la revocación de un alcalde o alcaldesa, pero de alta rentabilidad política electoral para los liderazgos políticos locales solicitantes.
A 13 meses para iniciar la renovación de autoridades en la ciudad, es un escenario poco probable por la escasez de tiempo para ejecutarlo e iniciar todo el proceso y, en su caso, nombrar a un alcalde sustituto.
Sin embargo, cada vez es más frecuente observar conferencias de prensa en las que se convoca para anunciar que se inician los trabajos de recolección de firmas. Todas ellas, sin un sustento sólido fundado en evidencia demoscópica o legal de que se ha perdido la confianza.
Hasta la fecha la mitad de las y los alcaldes de la CDMX han sido señalados de ser objeto de la revocación de mandato y ninguno ha prosperado. Algunos de esas acciones se quedarán en la intentona política o en la declaración de prensa y en el impacto mediático del día con día.
Mientras no se cumplan los requisitos que hoy demanda la ley, en la autoridad electoral capitalina recae la interpretación subjetiva de la pérdida de confianza.
Hoy pedir revocación de mandato en la Ciudad de México es nuevamente cuestión de estrategia electoral. Son tiempos de campaña.
@Javoesquivel.