*Militares en seguridad pública, riesgo innecesario
LUIS REPPER JARAMILLO*. ¡¡Y lo volvió a hacer!! ¡¡Se salió con la suya!! Una traición más a los mexicanos porque antepuso su capricho, rabieta, imposición, necedad, intransigencia, al interés supremo de la seguridad pública nacional. Humillados los legisladores, incluso los guinda, ordenó “sin cambiar ni una coma” Su Decreto de destrozar la Guardia Nacional para sumirla en la Secretaría de la Defensa Nacional (vasallos, larvas de la T4a) pasó por San Lázaro sin chistar, que satisfizo el ego, arrogancia, prepotencia y totalitarismo de Andrés Manuel López Obrador, con ello acató la orden que le dictó el Foro de Sao Paulo (el grupo de izquierdas de las Américas) de imponer la dictadura en México.
Uno de los 10 puntos del perverso grupo brasileño se cumplió: militarizar la seguridad pública, para tener control castrense desde el mismísimo núcleo social: la familia, a través de intimidación, terror, miedo. Ellos tienen las armas, la artillería, la logística –contra la población civil- “cuidando”, “respetando” a la delincuencia organizada, salvaguardando sus derechos individuales “porque también son humanos”, como dijera el comandante supremo de las fuerzas armadas del país, el Coordinador General de México (que lo hace mal, pues no sabe gobernar, menos cómo se come eso), el inquilino de Palacio Nacional.
No es en realidad, que Andrés Manuel pensó en la seguridad y bienestar de los 130 millones de mexicanos y haya ordenado a sus larvas en San Lázaro aprobar el Decreto de liquidación de la GN e incrustarla en la Sedena. Su objetivo es contar con un grupo de expertos en destrucción masiva para blindarse, a su tranza parentela, su primer círculo de gusanos –gabinete legal y ampliado-, como dique para cuando reaccione la sociedad en 2023 y 2024 derrocándolo democráticamente en las urnas –lo que odia- para arremeter con todo el peso del Estado contra el pueblo bueno y sabio ante la inminente derrota.
Con la suma de efectivos “civiles” jajajaja, de la Guardia Nacional al régimen castrense, López Obrador contará con más de medio millón de autómatas (soldados, marinos, espías de Gobernación (Centro de Investigación y Seguridad Nacional, antes CISEN), policías ministeriales –en su mayoría militares en retiro, rasos habilitados como civiles, sabuesos de inteligencia militar; infiltrados, policías de investigación de la FGR y sus delegaciones en las 32 entidades del país, etc. Adoctrinadores venezolanos, cubanos, nicaragüenses, mercenarios nacionales e internacionales al servicio de la causa.
No olvidar que el Peje cuenta además con sicarios, gavilleros, gatilleros, de más de 70 carteles de la delincuencia organizada, reconocidos por Palacio Nacional: “Amnistía: perdón y olvido” “por si algo se ofrece”.
No perder de vista que esos más de 500 mil efectivos del súper poderoso cartel militar, con el Decreto de la GN lo hizo oficial, pero “legaloide”. Así lo reconoció el propio desadaptado social cuando dijo “no importa que no sea constitucional incluir la Guardia Nacional a la Secretaría de la Defensa, pero tengo la facultad –como presidente- de emitir un Decreto y no dudaré en publicarlo en el Diario Oficial de la Federación” Zaz, no le importó violar la Carta Magna con tal de logar su capricho.
De inmediato hubo reacción a la traidora decisión (la seguridad pública en manos de castrenses). Al respecto el organismo global de Derechos Humanos, Human Rights Watch (HRW) la calificó de desastre en materia de derechos humanos, dado el riesgoso despliegue de militares en materia de seguridad pública. La subdirectora para las Américas del organismo, Tamara Taraciuck, comentó “entregar a las fuerzas armadas el control total de las tareas de seguridad pública, mientras se limita la capacidad de las autoridades civiles de fiscalizar la actuación de los soldados en las calles, amenaza con agudizar el DESASTRE de derechos humanos en México”
Taraciuck consideró como “incongruencia jurídica” por su naturaleza, que sea el presidente quien dé de baja a los elementos civiles de la GN, mientras soldados y marinos de “esta institución civil, quedarán sujetos a jurisdicción militar, aunque realicen tareas de seguridad civil”
HRW amplió su crítica al advertir que la jurisdicción militar (en el pasado), pese a existir una reforma que prohíbe su uso para investigar violación de DH cometidos por uniformados, ha permitido a los soldados esquivar la justicia en varios casos (más adelante comentaré algunos).
El organismo multinacional de DH alertó que Andrés Manuel López Obrador tiene amplias facultades para desplegar militares en tareas de seguridad pública, lo que contraviene jurisprudencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH).
¡Pero si López Obrador viola sistemáticamente nuestra Constitución! poco le importa ignorar, despreciar, desacatar Acuerdos con organismos internacionales que México tiene firmados bajo protocolos de cooperación mundial. Ni idea tiene de lo que eso representa. ¡Incapaz!
El despliegue militar en tareas de seguridad pública civil en los últimos 16 años (Felipe Calderón, Enrique Peña, López Obrador) no ha logrado reducir la violencia (con el Peje, más de 135 mil homicidios dolosos en sólo 46 meses. Faltan 28 de tormento lopezobradorista, por lo que acumulará otros 60 o 70 mil cobardes asesinatos), que da lugar a graves abusos contra las garantías individuales, especialmente por las fuerzas armadas.
Decía líneas arriba que soldados que atentan contra la población civil, amparados en el uniforme, las armas y la bandera nacional siguen impunes, pues sus mandos superiores apelan a que son tropa y serán juzgados bajo el código militar. Nada más falso. Primero porque no estamos en guerra contra otro país y menos una civil, por lo tanto, cometen delito fuera de su jurisdicción. No es su función perseguir delincuentes o inocentes, por ello, son culpables del fuero común.
Citaré algunos ejemplos de por qué la desconfianza del pueblo bueno y sabio a los soldados, que a pesar de los años no han sabido retomar la lealtad de quienes pagan su salario, su nivel de vida, los beneficios que da portar el verde olivo, versus pobreza y marginación que la Transformación de 4ª tiene sumido al país. Octubre 2 de 1968, la tristemente masacre de soldados del Ejército Mexicano contra miles de estudiantes, desarmados, en la Plaza de las 3 Culturas, en Tlatelolco. “2 de octubre no se olvida”.
Junio 10 1971, Jueves de Corpus (Calz. México Tacuba a un paso de la Escuela Normal de Maestros) Militares vestido de civil (cobardes) disolvieron a base de balazos, bayonetas, tubos, golpes, etc. una marcha pacífica de estudiantes que pretendió llegar al Zócalo. A la voz de mando, los “Halcones” arremetieron contra los jóvenes desarmados, con saldo fatal. A la fecha, 51 años después, la orden de Luis Echeverría Álvarez, de ocultar la cifra real de muertos, heridos y desaparecidos sigue vigente. “El Halconazo”, como se conoce, fue obra de soldados sin uniforme. Siguen impunes y gozando –algunos- de cabal salud. ¡Infamia!
Diciembre de 1997, Chenalhó, Chiapas, un grupo de 60 paramilitares (vestidos de negro) con armas de uso exclusivo del ejército, se introdujo ilegalmente a un recinto religiosos en donde indígenas tzotziles oraban, entre ellos niños, mujeres, ancianos, señoras embarazadas, jóvenes, sin imaginar la razón, menos una explicación o dialogo activaron sus armas y sin misericordia asesinaron a mansalva a 45 personas. Cayeron muertas 18 damas, 4 de ellas embarazadas. 16 niñas, 4 niños, 17 hombres.
Los militares camuflajeados (sin uniforme), iban a asesinar cobardemente, pues 12 víctimas no recibieron impacto de bala, sino de arma punzocortante, es decir, bayoneta, machete, puñal de montaña. No se identificó a los agresores. Siguen impunes, bajo el código militar.
30 de junio 2014, San Pedro Limón, Municipio de Tlatlaya, Estado de México, un pelotón militar (al menos 11 elementos) fuertemente armados, “creyó” escuchar voces de hombres y mujeres; sigilosamente en formación de combate sorprendieron a 22 individuos, bajo la sospecha de integrar una banda de delincuentes. A la voz del cabo “arriba las manos, suelten sus armas” los civiles obedecieron.
Sin mediar explicación los castrenses activaron sus armas. Asesinaron a varios. Según las investigaciones ministeriales, manchas de sangre salpicaron una pared, en señal que algunos fueron fusilados. Hubo una engañosa investigación de la fiscalía militar, 5 uniformados fueron enjuiciados dentro de las instalaciones militares. Se dijo, fueron sentenciados, nadie puede confirmarlo. Prevaleció la impunidad. Nadie sabe, nadie supo.
Andrés Manuel, son sólo 4 ejemplos de lo capaz que saben hacer los soldados. Ellos no razonan, reflexionan, ni analizan, sólo acatan, reaccionan, obedecen ordenes superiores.
Imposible dialogar o convencer a un autómata. En sus manos, López, dejarás la seguridad pública en las calles. Todo por un capricho y tu soberbia. Sólo oyes, no escuchas y cuando alguien dice NO queda condenado a tu venganza.
A ver, Andrés, ¿sabes la diferencia entre soldado y policía? Supongo que no. Te explico -pero por favor entiende– Soldado, se encarga de la seguridad nacional, enfrentar a aquellos agentes que pongan en riesgo o amenaza al Estado (gobierno, país, ciudadanía, instituciones)
Policía (civil), se encarga de la seguridad pública, proteger ciudadanos, sus bienes, paz social e inhibir a la delincuencia común. ¿Esa es tu visión de militarizar nuestra tranquilidad?
¡¡Eres esquizofrénico!!
*Colaborador de los Grupos Editoriales Digitales elinfluyente.mx, endirecto.mx, lagacetametropolitana.com, algrano.mx, entresemana.mx, metropolihoy.com