
ROGER LAID
Tuxtla Gutiérrez, Chiapas. El acoso que sufrió la presidenta de México, Claudia Sheinbaum, ha generado diversas reacciones y consecuencias tanto a nivel nacional como internacional.
El 5 de noviembre de 2025, Claudia Sheinbaum sufrió acoso sexual callejero en el centro de la Ciudad de México. De esos que se dan constantemente con las chicas en el metro. Esta ocasión fue a la presidenta cuando un individuo la manoseó e intentó besarla mientras saludaba a simpatizantes.
El agresor, identificado como Uriel Rivera, fue detenido y puesto a disposición de la fiscalía de delitos sexuales de la ciudad de Mx,
La agresión fue ampliamente condenada. La Organización de las Naciones Unidas (ONU) expresó su solidaridad con la presidenta y llamó a no normalizar ni minimizar la violencia contra las mujeres. La Secretaría de las Mujeres de México también emitió un pronunciamiento de repudio. Como era de esperarse la presidenta Sheinbaum interpuso una denuncia contra el agresor.
El incidente generó un debate sobre el acoso y la violencia de género en México, donde un 70% de las mujeres mayores de 15 años han experimentado alguna forma de agresión y casi todas no son atendidas y tampoco denunciadas.
La presidenta Claudia Sheinbaum rechazó la re victimización por parte de figuras políticas opositoras que sugirieron que la agresión fue fabricada para desviar la atención mediática. Sin embargo, no solo la clase política señala que fue fabricada la agresión, sino que también gran parte de la sociedad le asalta esa duda.
Posibles cargos: Legalmente, el caso podría configurarse como abuso sexual (art. 260 del Código Penal Federal), con penas de 6 a 10 años de prisión, o como acoso sexual previsto en la normativa de la CDMX, de 1 a 3 años y multa, según lo que determine la fiscalía. La diferencia radica en la naturaleza del acto, uso de violencia y otras circunstancias.
Puntos Suspensivos…
La Corrupción en el Cobach Salpica a Castillejos Castellanos ex edil de San Fernando ¿Es el Principio del Fin de la Impunidad?
En el ojo del huracán mediático y judicial se encuentra Juan Antonio Castillejos Castellanos, director de Planeación del Colegio de Bachilleres de Chiapas (Cobach). Las investigaciones sobre la extensa red de corrupción que ha carcomido esta institución educativa parecen converger en su figura, señalándolo como un actor clave en la asignación irregular de plazas que aseguran beneficiaron a «aviadores» que cobraban jugosos salarios sin siquiera presentarse a laborar.
La Fiscalía General de Justicia del Estado de Chiapas (FGJE) ha abierto una carpeta de investigación en su contra, lo que podría significar el principio del fin de la impunidad que ha cobijado al ex alcalde de San Fernando.
Castillejos Castellanos no es un nombre nuevo en la política chiapaneca. Su trayectoria ha estado marcada por señalamientos de corrupción y abuso de poder, lo que ha generado un clima de desconfianza y hartazgo entre la población cobachense.
La lucha contra la corrupción en el Cobach es un reflejo de la batalla que se libra a nivel nacional. Es hora de romper con los viejos esquemas de complicidad y opacidad que han permitido que la corrupción se enquiste en las instituciones públicas.
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