>> Su poder adquisitivo impulsa desarrollos
>> Apoyan economías regionales
>> “Plan B”: Cochinero legislativo
>> Aspiracionistas: Absurdos y salamerías
AGUSTÍN VARGAS*
El gusto por la cultura mexicana, el mayor poder adquisitivo, la búsqueda de un modo de vida pacífico y natural, vivir cerca de un lago o en la costa, y/o contar con un clima cálido son algunos de los motivos de los migrantes de retiro baby boomers para elegir como destino a México.
La migración de retiro se refiere a la migración internacional que realizan las personas pensionadas o jubiladas, y que generalmente está asociado a un flujo desde países desarrollados (Estados Unidos, Canadá o Europa) hacia países en desarrollo en zonas con climas más cálidos.
Las personas de esta generación que laboraron en el mercado formal y cumplieron los requisitos establecidos por la seguridad social de sus países perciben una pensión. Una parte de esta población, principalmente de países desarrollados, eligen destinos con mejor clima y mayor poder adquisitivo relativo para disfrutar su vida como pensionados.
De acuerdo con datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), contenidos en el último Censo de Población y Vivienda, en 2020 residían 35 mil 046 migrantes de retiro baby boomers en México, grupo poblacional con alto nivel de ingresos y poder adquisitivo asentado en nuestro país. Su poderío económico ha impulsado la construcción de diversos desarrollos habitacionales, comerciales y turísticos en algunas regiones a lo largo del territorio nacional.
Más de la mitad de los baby boomers son procedentes de Estados Unidos, de los cuales más de la mitad eran procedentes de Estados Unidos (18,471), seguido de España (2,445), y Canadá (1,859).
De los migrantes de retiro que residen en México, tres de cada cinco son hombres; cuatro de cada cinco tienen entre 60 y 79 años; más de la mitad tienen estudios de licenciatura, especialidad, maestría o doctorado, y dos terceras partes se encuentran casados o viven en unión libre.
Los 7 destinos preferidos de los baby boomers en México son, en orden de importancia: 1) Tijuana–Rosarito–Ensenada, 2) Chapala–Jocotepec, 3) Cancún–Riviera Maya, 4) Mérida–Progreso, 5) San Miguel de Allende, 6) Puerto Vallarta–Bahía de Banderas, y 7) La Paz–Los Cabos.
El término baby boomer hace referencia a las personas que nacieron en un periodo con un marcado aumento en la tasa de natalidad de la población. De manera más específica, el concepto fue usado para referirse a las personas nacidas después de la Segunda Guerra Mundial, cuando se presentó un aumento en la tasa de natalidad en Estados Unidos.
No hay un consenso en la literatura sobre la delimitación del grupo etario que integra la generación baby boomer, pero suele usarse para referirse a los nacidos entre 1946 y 1964. Una de las características actuales que tienen los baby boomers es que se encuentran próximos o ya han concluido su ciclo laboral, por lo que van a dejar o ya han dejado de trabajar por su edad. El término baby boomer se refiere a la población adulta mayor, es decir de 60 años o más.
Es, en esencia, un grupo poblacional de migrantes en edad avanzada, pero con un alto poder adquisitivo que hacen importantes aportaciones a la economía nacional.
Cochinero legislativo
Ante el desaseo –cochinero– legislativo con el que se aprobó en marzo pasado el Decreto presidencial para reformar diversas leyes del sistema electoral, la Suprema Corte de Justicia de la Nación se alista para anular la segunda parte del llamado Plan B de la reforma electoral.
Desde el pasado fin de semana circuló parte del proyecto de resolución, a cargo del ministro Javier Laynez, en donde se señala que «durante la aprobación del Decreto, el Congreso incurrió en múltiples violaciones al procedimiento legislativo».
Estas violaciones por supuesto serían la tumba final del Plan B de la reforma electoral del señor de Palacio y si el proyecto del ministro Laynez es aprobado, será otro duro golpe – paliza–, a las pretensiones de AMLO, sus secuaces en el Congreso y Morena de rehacer el sistema electoral a modo y también una lección para que, la próxima vez los legisladores se apliquen en acatar sus propias normas o que al menos lean lo que aprueban, aunque muchos de ellos, por lo visto, ni siquiera saben leer.
Absurdos y salamerías
Lo que llama poderosamente la atención de los aspiracionistas presidenciales de Morena es la férrea lealtad, fidelidad y salameria a su gran líder, el señor del Palacio. Si desde antes que empezarán su precampaña (fuera de la ley por supuesto porque aún no son tiempos electorales), la salamería de los posibles ungidos desbordada en el ridículo, ahora es patética.
Los aspirantes de Morena a la candidatura presidencial de 2024 comenzaron formalmente sus recorridos por el país con un denominador común en su discurso: la continuidad del movimiento encabezado AMLO.
Marcelo Ebrard rayó en el absurdo al proponer la creación de la secretaria de la cuarta transformación. Claudia Sheimbaun, por su parte, señaló en Oaxaca que seguirá el mismo camino que su líder, pero «con sello propio”.
De los demás aspiracionistas de Morena, mejor ya ni hablamos, todos dicen que están comprometidos con AMLO, a seguir su supuesta transformación y sus ideales, pero ninguno de ellos habla de lo realmente importante, de lo que quiere la población –cada vez más polarizada– y cómo resolver sus necesidades.
Son un buen distractor, eso sí, de los graves problemas por lo que atraviesa el país, sobre todo en materia de inseguridad, de salud por falta de medicamentos y de infraestructura médica insuficiente, por citar sólo algunos.
Y mientras tanto, los partidos de oposición y sus líderes siguen perdidos en el limbo, alejándose cada vez más de la sociedad civil.
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*Periodista, director de la Revista Hábitat Mx