México sin pymes
>> Desaparecen de los programas presupuestales
>> CCE, relevo y antagonismo
>> Mujeres, desigualdad salarial
>> Constructores en unidad
>> AMFE, sindicalismo financiero
AGUSTÍN VARGAS*. Mientras a nivel mundial la tendencia es que emerjan más pymes y startups durante una crisis, en México las micro, pequeñas y medianas empresas fueron relegadas y abandonadas a su suerte durante la pandemia de Covid-19 por el gobierno lopezobradorista. Muchas de ellas desaparecieron por falta de apoyo gubernamental para seguir operando, con el consecuente desempleo y aumento de los niveles de pobreza en el país.
Pese a que las pymes tienen un amplio mercado potencial, actualmente en México el crédito a a ese sector representa menos del 10% de financiamiento al sector privado, mientras las empresas grandes absorben el 44%.
Para algunos especialistas, como Liliana Silva, experta en finanzas personales de la Fintech Cash Cash Préstamos, existe una poderosa razón para que las pymes sean excluidas, ahora incluso, del apoyo oficial: presentan pocas ganancias y un elevado riesgo.
A nadie parece importarle que ese sector concentra más del 90% de las empresas en México y tras la pandemia desaparecieron 400 mil de esas unidades económicas. Este año, de plano, fueron borradas del Presupuesto de Egresos de 2022, donde eliminaron por completo los apoyos para ellas.
El programa de microcréditos para el bienestar prestaba hasta 51 mil pesos, existía antes de la pandemia y en 2020 tenía un presupuesto de 2 mil 451 millones de pesos; para 2021 se aprobaron mil 500 millones y en 2022 dejó de existir dicho programa.
Abandonadas a su suerte, las pymes prefieren recurrir a préstamos con proveedores, familiares o amigos, tarjetas bancarias e incluso sus propios ahorros para resolver necesidades de capital. Es decir, fuentes informales de financiamiento, algo que durante el actual sexenio ha estado ausente en el discurso y en las acciones gubernamentales, que lejos de promover la inversión antagoniza con el sector privado.
Se ha mencionado en múltiples ocasiones y los resultados están a la vista, que los malos resultados de los principales indicadores económicos son incuestionables y se deben en buena medida a la posición antagónica del gobierno frente a la actividad del sector privado.
De manera casi cotidiana, el presidente López Obrador incluye a la iniciativa privada, o a fracciones importantes de ella, como parte de los grupos a quienes clasifica como sus adversarios.
Dicha actitud constituye, sin duda, un riesgo importante en el mediano y largo plazos para la inversión y el crecimiento económico y consecuentemente para el bienestar de los hogares del país.
Ante un prolongado estancamiento o incluso reducción de la inversión, la generación de puestos de trabajo productivos y correctamente remunerados sería insuficiente. Evidentemente, el riesgo se pronuncia ante las fallas del Estado de Derecho y la elevada corrupción e inseguridad, que han continuado presentes en el escenario nacional.
Antagonismo gobierno- IP
Desde que comenzó este sexenio, la relación gobierno-empresarios ha sido ríspida. De la decepción se pasó a la confrontación. El gobierno de la autollamada 4T se volcó totalmente en contra de los empresarios, a quienes considera no sólo sus adversarios, sino sus archienemigos.
Seguramente, con el relevo en la presidencia del Consejo Coordinador Empresarial, a cargo ahora de Francisco Cervantes Díaz, el antagonismo del sector privado con el gobierno no terminará.
Quizá sólo se suavice, pues el actuar de Cervantes cuando fue presidente de Concamin, siempre se caracterizó por su ánimo conciliador para no enojar al señor de Palacio. No se espera que esa actitud cambie mucho ahora que es máximo jerarca de los empresarios.
En plena pandemia, desde su posición como líder de los industriales del país, nunca hubo una auténtica defensa de las pymes y menos propuestas efectivas para instrumentar apoyos financieros y económicos para aquéllas.
Su actuar estuvo más del lado de la retórica y los reflectores cerca del señor presidente, que en el impulso de acciones para tener en México, por ejemplo, un verdadero plan de desarrollo industrial, buscando el apoyo y reactivación de las pymes, que buena falta le hace al país.
Como sea, su liderazgo y el palomeo desde Palacio Nacional, al final le valieron para ser ahora presidente del CCE, máximo órgano y rector del sector privado.
Mujeres, desigualdad salarial
En México aún hay muchos obstáculos para lograr la igualdad sustantiva entre mujeres y hombres. Uno que persiste es la diferencia salarial que enfrentan, observada en 31 de las 32 entidades federativas.
De acuerdo con el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (CONEVAL), se observó que la brecha salarial aumentó entre los dos primeros trimestres del 2021; manteniéndose la diferencia salarial entre 856.54 pesos el primer trimestre, y en 951.45 pesos en el segundo.
De hecho, 77% de las mexicanas laboran más para ganar lo mismo que 27% de los varones, de acuerdo a la Unidad Especializada en Igualdad y Equidad de Género de la UAM.
Factores específicos como la discriminación sexual, la maternidad, los roles de género, el trabajo doméstico no remunerado y el cuidado de la familia pueden influir en la brecha salarial.
Sin embargo, un análisis realizado en 2009 por el Departamento de Trabajo de los Estados Unidos encontró que no es posible determinar con exactitud la influencia de cada factor en el total de la brecha salarial.
A pesar de que las mujeres representan más del 50% de la población del país, no cuentan con las mismas oportunidades ni los mismos beneficios que los hombres en la remuneración económica que reciben por realizar el mismo trabajo que su contraparte masculina, de acuerdo con el Instituto Mexicano de la Mujer.
Muchas mujeres no sólo perciben salarios menores, sino que se enfrentan a otras situaciones que vulneran sus derechos laborales, como la negación a la baja por maternidad contemplada en la ley o las amenazas de perder su trabajo por dar a luz; menores oportunidades laborales, falta de seguro médico y plan de retiro, baja escolaridad, entre otros más. Estas desigualdades ponen a las mujeres aún más en una situación de vulnerabilidad.
Constructores en unidad
Todo apunta a que el próximo 24 de marzo, en Asamblea General Ordinaria que se realizará en Mérida, Yucatán, los integrantes del Consejo Directivo de la Cámara Mexicana de la Industria de la Construcción (CMIC), ratificarán a Francisco Solares Alemán como presidente de ese organismo empresarial.
Solares Alemán, quien registró su planilla el pasado 3 de marzo, cuenta con el respaldo de sus 44 delegaciones y constructores afiliados del país.
Un día después, la CMIC será la anfitriona del “Foro Nacional: Infraestructura Sostenible, Pilar para el Desarrollo y Bienestar de México”. Simultáneamente se llevará a cabo la Expo Construcción Yucatán 2022, referente de la industria por ofrecer la más completa gama de productos y servicios disponibles en el mercado de la construcción.
AMFE, sindicalismo financiero
Y a propósito de temas electores, hace unos días la Asociación Mexicana de Entidades Financieras Especializadas llevó a cabo su asamblea anual. Y como si se tratará de alguna organización sindical con líderes perpetuos, Enrique Bojórquez Valenzuela fue reelecto por cuarta ocasión consecutiva como presidente de la AMFE.
Cabe destacar que en los más de siete años que lleva el ingeniero Bojórquez al frente de la AMFE, organismo cuyo objeto principal es proveer préstamos a las micro, pequeñas y medianas empresas, a través de las Sociedades Financieras de Objeto Múltiple (Sofomes) afiliadas, la organización ha caído en una total atonía y descrédito, pues cada vez son menos sus agremiados y el financiamiento a las unidades económicas que deberían apoyar, brilla por su ausencia.
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*Periodista, director de la Revista Hábitat Mx